Cuando Aquila y otros discipulos bajaron Su ardido cuerpo de la cruz, Jesus estaba sin vida. Su cadaver fue provisionalmente escondido en una cueva para esperar la caida de la noche y darle un entierro apropiado. Ya de noche, al volver con una mortaja y con especias para embalsamar a Nuestro Senor, Aquila y Priscila y siete testigos encontraron la cueva vacia. Entre los discipulos habia consternacion y confusion. Mientras especulaban acerca de lo que habria ocurrido con el cadaver, un circulo de luz con el brillo incandescente de un millon de resplandores lleno la boca de la cueva y les revelo a Jesus elevandose en plena gloria. El les hizo senas, y ellos lo siguieron; Aquila y Priscila y los siete testigos caminaron hacia la cima de una distante colina arriba de Puteoli. Entonces, conforme el dia alboreaba, Jesus les dio la bendicion, e inmediatamente fue elevado a lo alto y envuelto por una nube que le llevo fuera de su vista hacia los cielos, y los testigos cayeron de rodillas asombrados y maravillados y dieron las gracias al Padre y al Hijo.

He aqui que asi ascendio mi hermano Jesus a su Hacedor. Esto fue lo que Aquila y Priscila le relataron a Pablo en Corinto, quien a su vez me lo refirio a mi. Ahora, nuestro Senor es exaltado y esta entronizado en el cielo a la diestra del Padre.

Santiago concluia su relato con una nota personal:

La fe en el divino proposito de mi hermano Jesus se ha incrementado en mi cada dia, al igual que en todos Sus discipulos, y Su mensaje ha sido difundido. Yo he observado la ley de los judios (no he comido carne, ni bebido vino; he conservado solo una prenda y no he cortado mi cabello ni mi barba), tambien he encabezado la Iglesia de Jesus en Jerusalen. Las nuevas continuan difundiendose entre los receptivos judios de la Dispersion, y entre los gentiles, de Damasco a Roma, y entre los conversos de Samaria, y entre aquellos que estan en Cesarea, Efeso y Jopa, donde bautizamos a los circuncidados y a los no circuncidados por igual.

Las autoridades sospechaban de mi, y mi vida terrenal se acerca a su fin. Por lo tanto, estoy entregando a Mateo una copia de esta narracion de la vida de nuestro Jesus, para que Barnabas la use en Chipre, y una copia a Marcos para Pedro que esta en Roma, y esta copia la enviare con otro… El saludo de Santiago con mi propia mano.

[Anotacion: Santiago, el hermano de Jesus, autor de este evangelio perdido, fue mandado matar por el sumo sacerdote de Jerusalen en el ano 62 A. D.]

[Anotacion adicional: Varios meses despues de que Santiago escribio su evangelio, durante un periodo en el que estuvo vacante la autoridad debido a un cambio de los procuradores romanos en Judea, el sumo sacerdote de Jerusalen, un hombre insolente llamado Ananias, abuso de su propia autoridad decidiendo eliminar a Santiago el Justo, jefe de la comunidad cristiana en Jerusalen, bajo la acusacion de blasfemia. La blasfemia, segun escribio Hegesipo en el siglo ii, fue que Santiago insistio en que Jesus habia sobrevivido a la Crucifixion. De acuerdo con el historiador Josefo, «Ananias convoco a asamblea el Sanedrin de jueces y llevo ante ellos al hermano de Jesus (llamado Cristo), Santiago de nombre, junto con algunos otros; y no bien habia formulado contra ellos el cargo de infractores de la Ley, ya los condenaba a ser apedreados». De acuerdo con otros testigos, cuando Santiago estaba siendo preparado para la ejecucion, se arrodillo e imploro: «Yo te ruego, oh Senor Dios y Padre, que los perdones porque no saben lo que hacen.» Un amable sacerdote se interpuso para evitar la matanza, diciendo a los ejecutores: «?Detenganse! ?Que estan haciendo? ?El Justo esta rogando por ustedes!» Pero un miembro del peloton de ejecucion de un empellon hizo a un lado al sacerdote, y blandiendo un garrote de los usados para sacudir la ropa, golpeo a Santiago en la cabeza, causandole instantaneamente la muerte.]

Asi murio el hermano de Jesus.

Y su legado, preparado apenas unos meses antes, durante aquel ano 62, habia sido este.

La Palabra.

[Anotacion final: Cualquier discrepancia entre los cuatro evangelios canonicos y el Evangelio segun Santiago queda aclarada por la evidencia de que Marcos, que escribio el suyo alrededor del ano 70 A. D., Mateo, que escribio alrededor del ano 80 A. D., Lucas, que escribio entre los anos 80 y 90 A. D., y Juan, que lo hiciera entre los anos del 85 y 95 A. D., no sabian del segundo ministerio de Jesus, ni de Su visita a Roma, ni de Su segunda Crucifixion. El pequeno circulo de apostoles que conocia el secreto lo mantenia como tal para proteger la continuidad del evangelio de Jesus. Las tres copias de la vida de Jesus que Santiago escribio en el ano 62 A. D., nunca trascendieron al publico… porque la que le fue enviada a Barnabas, que estaba en Chipre, se perdio con la muerte de aquel en Salamis; la de Pedro se destruyo cuando este fue crucificado «de cabeza» en Roma, en el ano 64 A. D., y la tercera copia era la que estaba oculta y enterrada en Ostia Antica. Consecuentemente, los cuatro responsables de los evangelios canonicos -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- no tenian mas informacion que la de las limitadas referencias orales de que Jesus habia muerto y habia sido resucitado y ascendido al cielo en las afueras de Jerusalen en el ano 30. Los cuatro evangelistas, entre cuarenta y sesenta y cinco anos mas tarde, no sabian de los anos adicionales de la vida de Jesucristo. Lo que ellos asentaron llevaba la historia de Jesus hasta un cierto punto, despues del cual solo quedaba el Evangelio de Santiago para suplementar y complementar la historia, y este evangelio estuvo perdido mas de diecinueve siglos hasta el presente.]

Y ahora, advertia Randall, la verdad era descubierta; toda la verdad, la Palabra en su totalidad.

Entonces, Randall recordo algo mas. En otro evangelio, el de Juan, habia una curiosa promesa, y era esta: «Y hay tambien otras muchas cosas que hizo Jesus, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrian los libros que se habrian de escribir. Amen.»

Ahora el mundo tendria todos los libros que debian estar escritos… Ahora, por fin, en un solo libro.

Y aqui estaba ese libro. Aqui, la Palabra.

Era una narracion asombrosa que electrizaria al mundo entero. Por vez primera desde que habia leido y releido, Steven Randall se enderezo en el sofa y vio que en sus manos estaba transmitir este milagro de descubrimiento al mundo expectante.

Ciertamente era el hallazgo mas grande en la historia de la arqueologia biblica. ?Acaso habia habido, de hecho, descubrimiento en campo alguno de la arqueologia que igualara a este? El descubrimiento que Schliemann hiciera de la Troya de Homero, ?seria equiparable a este? ?O el hallazgo de Carter de la Tumba de Tutankhamen? ?O el encuentro de la piedra Rosetta? ?O las excavaciones en busca del Hombre de Neanderthal, el eslabon perdido? No, nada de lo que se habia encontrado antes era comparable al hallazgo del doctor Augusto Monti en las cercanias de Ostia Antica, en Italia.

Randall sabia que estaba pensando como agente de Prensa una vez mas, y que si abriera las compuertas, cien ideas para promover este descubrimiento, esta nueva Biblia, irrumpirian en su cabeza. Empero, por algo las mantenia cerradas. Era egoista. Aun estaba absorto por el poder del descubrimiento para conmoverlo y sacudirlo.

Como envidiaba a aquellos otros de alla afuera, los creyentes, los creyentes titubeantes, los reincidentes, los que necesitaban la Palabra y estarian emocionalmente mucho mas receptivos a ella de lo que el mismo habia estado. Instantaneamente penso en sus seres queridos (su padre, que se encontraba postrado; su madre, que se hallaba perdida; Tom Carey su desilusionado amigo; incluso su hermana Clare), y trato de imaginar como les podria afectar a cada uno esta revelacion del Cristo vuelto a nacer.

Inmediatamente penso en Judy; y luego en su esposa Barbara, que estaba en San Francisco, y en la libertad que ella le habia implorado, y en el amor que necesitaba, y en su esperanza de una nueva vida mejor para Judy y para si misma.

Se levanto del sofa, camino lentamente hacia la recamara y se sento a la orilla de la cama, contemplando el telefono. Aqui ya estaba bien entrada la noche; alla, por consiguiente, la tarde era temprana todavia, a diez mil kilometros lejos.

Reconsidero sus pensamientos. Finalmente, descolgo el aparato y solicito una llamada de larga distancia a San Francisco.

Quince minutos despues se habia logrado la conexion. Hubo varias operadoras (Amsterdam, Nueva York, San Francisco; Randall no estaba seguro), pero habian dado con su esposa al otro extremo, por fin.

– Hola, ?Barbara?

– ?Quien habla?

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