unirte a mi. Para siempre, digo. -Ella trato de recuperar su buen humor-. Steven, escucha, podria ser maravilloso para nosotros. Ha sido estupendo hasta ahora. Podria ser diez veces mejor. Escuche esa parte cuando estabas hablando al telefono acerca de tu hija. Eso esta muy bien, que te ocupes de ella, pero esta creciendo y esta fuera de tu vida; no tienes que preocuparte por eso. Porque me tendras a mi. Tengo veinticuatro anos, y estoy dispuesta y deseosa de darte cuantos hijos quieras. Por la ventana arrojare las pildoras. Tu y yo; nosotros podemos producir tantos hijos e hijas como tu desees, y darnos un gran placer haciendolos. Steven, tu puedes comenzar de nuevo.

Randall se apoyaba incomodamente en un pie y en otro, y miraba fijamente la alfombra.

– Darlene, puedes creerlo o no, si no quieres -le dijo el en voz baja-, pero no quiero comenzar todo de nuevo. Solo deseo resolver este asunto en el que estoy metido y descubrir que puedo hacer despues. Tengo algunos planes, pero el matrimonio no es uno de ellos.

– Querras decir el matrimonio conmigo -la voz de Darlene se estaba haciendo chillona. El la miro y vio como sus rasgos se tornaban tensos-. Quieres decir que no soy lo suficientemente buena para ti -prosiguio ella-. Tu no crees que yo sea lo bastante buena.

– Nunca dije eso, ni lo diria, porque no es verdad. Lo expresare de otro modo. Tener un trato sin complicaciones, tal como el que tenemos, es una cosa; el matrimonio es otra muy distinta. Lo se. He pasado por ello. No somos el uno para el otro; no para el largo viaje. Ciertamente, no soy para ti. Yo soy demasiado viejo para ti y tu eres demasiado joven para mi. No tenemos los mismos intereses. Y una docena mas de cosas. No funcionaria.

– Mierda -dijo ella disparatadamente. Estaba enojada y lo estaba demostrando, algo que nunca habia osado hacer frente a el-. No me enganes, Steven, como enganas a todo el mundo. Puedo ver a traves de ti. Es lo que yo dije. No piensas que yo sea lo suficientemente buena para la gran cosa que tu eres. Pues te voy a decir algo. Muchos hombres se arrastrarian por casarse conmigo. Muchos me lo han pedido. Cuando Roy fue hasta el barco para despedirme… Roy Ingram, ?lo recuerdas?…, viajo desde Kansas City para rogarme que me casara con el. Tu lo sabes, y sabes que lo rechace. Te estaba siendo fiel a ti. Asi que si era lo bastante buena para Roy, ?por que diablos no lo soy para ti?

– Maldita sea, ser lo bastante bueno no tiene nada que ver con esto. ?Cuantas veces he de decirtelo? Ser el uno para el otro es lo que importa. Yo no soy la persona adecuada para ti, y quiza Roy si lo es. Tu no eres adecuada para mi, pero tal vez lo seas para Roy.

– Tal vez vaya a averiguarlo -dijo ella en voz alta, comenzando a abotonarse la blusa-. Tal vez vaya a averiguar si Roy es adecuado para mi.

– Haz lo que quieras, Darlene. No voy a interponerme en tu camino.

Ella afronto su mirada calmadamente.

– Steven, te estoy dando una ultima oportunidad. Ya estoy harta de andar puteando contigo. Soy una buena muchacha y quiero ser tratada con respeto. Si estas preparado para hacer eso, para hacer lo que deberias, me quedare. De otra manera, te dejare en este instante, en este mismo instante, y tomare el primer avion que salga de aqui, y no regresare jamas. Nunca volveras a verme. Depende de ti.

Randall se sintio tentado. Estuvo a punto de atraerla hacia si, de ir y tomarla bruscamente entre sus brazos, apretandola hasta hacerle dano. La deseaba. Y no queria quedarse solo. Sin embargo, se contuvo. El precio que Darlene se habia fijado era demasiado alto. Otro matrimonio miserable. Sencillamente no podia encararlo. En especial ahora que estaba buscando a tientas un camino, un sendero que lo conduciria a un lugar mejor. Darlene no era el camino. Darlene era un callejon sin salida. Peor aun, viendola como era, viendola como un ser humano joven con toda una vida por delante, el sabia que destruiria esa vida, la destruiria por falta de amor y comunicacion. Era imposible. Unidos, serian victimas; el de suicidio y ella de asesinato.

– Lo siento, Darlene -dijo el-. No puedo hacer lo que tu quieres.

Destellos de colera distorsionaron el joven rostro de la muchacha.

– Esta bien, inutil bastardo infame; ya no me volveras a tocar jamas. Me voy a mi habitacion a empacar. Puedes hacerme la reserva del vuelo, y puedes pagar el pasaje. Diles que recogere el boleto en la administracion por la manana.

El empezo a seguirla hacia el pasillo de entrada.

– Si estas segura de que eso es lo que quieres… -dijo el debilmente.

– Estoy segura -dijo ella girando sobre si- de que quiero un boleto de ida para Kansas City, ?me oiste? ?Y no vuelvas a acercarteme jamas!

Salio dando un portazo.

Pasado un rato, Randall fue a prepararse un trago fuerte y a ver si podia atender mas trabajo esa noche.

Una hora y tres tragos despues, Randall estaba todavia demasiado absorto en sus labores para sentir autocompasion.

Habia revisado los expedientes de papel manila que contenian las entrevistas y el material con antecedentes acerca del doctor Bernard Jeffries, experto en traduccion, en juicio critico de textos y en papirologia; acerca del profesor Henri Aubert, experto en radiocarbono; acerca de Herr Karl Hennig, experto en formato e impresion de libros. Habia dejado la ultima carpeta hasta que pudiera releer las traducciones del pergamino de Petronio y el Evangelio segun Santiago una vez mas. Habia releido los textos que estaban en las paginas de prueba, y con los descubrimientos se habia estremecido esta vez tanto como antes. Ahora estaba ansioso y listo para indagar lo que pudiera acerca del descubridor.

Tomo el ultimo expediente suministrado por su personal de publicidad. Este contenia los derechos acerca del arqueologo, profesor Augusto Monti.

Randall abrio la carpeta del papel manila. Adentro, para su sorpresa, no habia mas que cinco cuartillas mecanografiadas, unidas por un clip. Rapidamente, Randall leyo las cinco cuartillas.

Habia una insipida biografia del profesor Monti. Sesenta y cuatro anos de edad. Viudo. Dos hijas, Angela y Claretta; una de ellas casada. El historial academico del arqueologo, los cargos que habia desempenado, sus premios. Actualmente, director del Istituto di Archeologia Cristiana, profesor de Arqueologia en la Universidad de Roma. Una lista de varias excavaciones realizadas en Italia y en el Medio Oriente, en las cuales Monti habia participado o que habia supervisado. Finalmente, dos cuartillas, atestadas de datos y abstrusos terminos tecnicos arqueologicos, dedicadas a la excavacion en Ostia Antica hacia seis anos. Punto.

?Era este un expediente de publicidad?

Randall no lo podia creer. El profesor Monti habia hecho uno de los mas trascendentales descubrimientos en la historia del mundo, y todo lo que se reflejaba de esto era alguna informacion que resultaba tan emocionante como un horario de ferrocarriles.

Frustrado, Randall termino su escoces y se estiro para alcanzar el telefono.

Era casi la una de la manana. Le habian dicho que Wheeler siempre trabajaba hasta tarde. Valia la pena el intento de llamar al editor, decidio Randall, aunque lo despertara. Monti era la personalidad clave para hacerle publicidad en la promocion del Nuevo Testamento Internacional. Randall tenia que conocer la razon de esa ausencia de informes, y por cuales medios podia obtener mas informacion de inmediato.

Telefoneo a la suite de Wheeler y espero.

Una voz femenina contesto. Randall reconocio la voz. Pertenecia a Naomi Dunn.

– Habla Steven -dijo-. Queria hablar con George Wheeler.

– Salio de la ciudad -respondio Naomi-. He estado recogiendo algunos papeles que habia tirados en su habitacion. ?Se trata de algo en lo que yo pueda ayudarte?

– Tal vez puedas. Lei lo de Petronio y lo de Santiago esta noche, por primera vez. Fabuloso. Me sacudio bien y bonitamente.

– Asi me lo esperaba.

– Estaba yo tan entusiasmado por el descubrimiento que trate de encontrar al genio responsable; es decir, al profesor Monti. Sucede que tengo su expediente conmigo. Acabo de leerlo. Casi nada. Endeble. No le da color al hombre. No hay detalles acerca del descubrimiento…

– Estoy segura de que el senor Wheeler y el senor Gayda pueden suministrartelos.

– No es suficiente, Naomi. Lo que yo quiero debe provenir directamente del corazon y las entranas del propio arqueologo. Como dio con el sitio donde habia que buscar. Que estaba buscando. Como se sintio cuando encontro lo que encontro. Y no solamente que hizo, sino que estaba ocurriendo en su interior antes, durante y despues del

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