que ella las entregaria. Quiza debi haberlo hecho yo mismo… pero, de todas formas, ?que tenia de malo que Lori las devolviera?

Wheeler sonrio.

– Lori le confeso a Jessica anoche, antes de que llegara la ambulancia, que usted habia dispuesto que ella entregara esas pruebas al doctor Deichhardt en persona; solo a el y a nadie mas. ?Correcto?

– Asi fue.

– Pues la chica le tomo la palabra. Fue a entregar las pruebas al doctor Deichhardt, pero en esos momentos el no se encontraba en su oficina, asi que Lori no quiso dejarselas a la secretaria y decidio guardarlas hasta que el doctor regresara. Pero como tenia tan cerca ese… ese objeto sagrado, como ella misma dijo… era como si tuviera en sus manos el Santo Sudario o el Caliz de la Ultima Cena… y la tentacion fue demasiado grande. Lori confeso que fingio salir a comer y que, en lugar de eso, se escondio en una de las bodegas de nuestro piso en el «Kras» y se puso a leer el Pergamino de Petronio y el Evangelio segun Santiago. De hecho, si es que es verdad lo que dice, leyo el evangelio de Santiago cuatro veces, antes de devolver los documentos al doctor Deichhardt mas tarde.

– Yo si creo que lo haya leido cuatro veces. ?Y que… que sucedio despues?

– Durante esa semana, todos sus pensamientos, todo lo que cabia en su mente y llenaba los deseos de su corazon, tenian que ver con lo que Santiago habia escrito acerca de Jesus. Comenzo a imaginarse, a representar en su mente, despierta o dormida, a Jesus caminando sobre la Tierra, Su supervivencia a la Crucifixion, Su audaz visita a Roma; a Santiago en Jerusalen, enfrentandose a la muerte, escribiendo el evangelio sobre un papiro. Y anoche estaba sola en su recamara, con sus alucinaciones del momento, cuando de pronto cerro los ojos, puso sus manos sobre el corazon y, parandose en medio de la habitacion, le pidio a Santiago el Justo que la condujera a la plenitud de la vida, asi como ya le habia traido a Jesus a su vida. Y asi fue como, cuando abrio los ojos, aparecio ante ella un circulo luminoso y brillante que casi cegaba la vista, una bola de luz que parecia flotar por el cuarto; ahi estaba la figura de Santiago el Justo, con su barba y su tunica, levantando la mano y bendiciendola. Dice Lori que se sintio simultaneamente asustada y exaltada, y que despues de hincarse volvio a cerrar los ojos, rogandole a Santiago que la ayudara. Cuando los abrio de nuevo, la aparicion se habia esfumado; luego, se levanto, dio unos cuantos pasos y noto que su cojera habia desaparecido. Continuo sollozando y llorando, al mismo tiempo que decia: «?Estoy curada!» Despues, telefoneo a Jessica Taylor, quien la encontro desmayada o en trance (aun no se sabe) y, bueno, Steven, ya le he contado lo demas. Ahora vayamos arriba.

Tomaron el ascensor al cuarto piso y apresuradamente pasaron delante de dos pabellones de seis camas y siguieron hasta donde se hallaba un grupo de personas enfrente de lo que obviamente era el cuarto de Lori Cook.

Al acercarse al grupo, Randall reconocio a Jessica Taylor, que llevaba un cuaderno de apuntes, y a Oscar Edlund, el fotografo pelirrojo, de cuyo hombro colgaba una camara. Las otras personas a quienes tambien conocia Randall eran el senor Gayda, monsenor Riccardi, el doctor Trautmann y el reverendo Zachery.

Al unirse al grupo, Randall noto que todos prestaban atencion al medico que vestia una bata blanca y que se estaba dirigiendo a ellos. Junto a el se encontraba una atractiva enfermera vestida con un uniforme azul de cuello blanco. Wheeler murmuro a Randall que el medico era el doctor Fass, un internista holandes, digno, seco y meticuloso, de aproximadamente sesenta anos de edad.

– Si, le tomamos radiografias a la senorita Cook tan pronto como fue internada -estaba diciendo el medico, en respuesta a la pregunta que alguien le habia formulado-. Cuando la trajeron aqui anoche… esta madrugada, para ser mas preciso… se la puso en una camilla de ruedas (no nos gusta usar camillas de mano) y se la trajo a este cuarto. Para apresurar los diagnosticos, nuestras camas suizas estan disenadas de tal manera que podemos tomar radiografias de un paciente a traves del colchon; y esto fue lo que se hizo con la senorita Cook de inmediato. Ahora bien, volviendo a su otra pregunta; definitivamente no podemos saber con exactitud en que estado se encontraba la paciente antes de la alucinacion… digamos, la experiencia traumatica… por la cual atraveso anoche. Estamos tratando de localizar a los padres de la chica, quienes se encuentran de vacaciones en el Lejano Oriente. Una vez que hayamos hablado con ellos, confiamos en poder obtener el historial clinico de la enfermedad que lisio a la senorita Cook cuando era nina. Por ahora, solo podemos basarnos en su palabra. Por la forma en que la paciente ha descrito su padecimiento, a mi me da la impresion de que sufrio algun tipo de osteomielitis cuando era pequena, hara unos quince anos.

Randall, perturbado, se dirigio al medico.

– ?Puede describirnos la afeccion, doctor?

– En el caso de la senorita Cook, la inflamacion sintomatica aparecio en la tibia o hueso anterior de la pierna derecha, entre la rodilla y el tobillo. Pudo haber sido un caso agudo que provoco la destruccion del hueso (nuestras radiografias tal vez lo confirmen), ya que la paciente recuerda haber sufrido hinchazones, dolores y fiebres prolongadas. Nunca se le aplico la terapia apropiada, y tampoco fue operada. Anos mas tarde, quedo coja.

– Doctor Fass -esta vez hablaba Wheeler-, ?como puede explicarse lo sucedido anoche? Despues de todo, quedo curada, ?no es verdad? ?Ya camina normalmente?

– Es verdad, podria decirse que ya camina normalmente -dijo el doctor Fass-. Ha respondido satisfactoriamente, segun nuestro fisioterapeuta. Nuestro director medico estuvo presente en las pruebas que se le hicieron, y nuestro neuropsiquiatra la revisara esta tarde. En estos momentos la estan examinando e interrogando los doctores Rechenberg y Koster, dos asesores cuyos servicios yo mismo solicite. Con respecto a lo de anoche, dudo mucho que yo sea la persona indicada para explicar lo que realmente sucedio. Por otra parte, puede ser que la paciente haya sufrido en su ninez algun tipo de trauma psiquico, en lugar de una enfermedad organica, y que las alucinaciones de anoche hayan contrarrestado o neutralizado el trauma por medio de la autosugestion. En tal caso, nosotros la clasificariamos como victima de una neurastenia prolongada, y su recuperacion no podria considerarse como milagrosa. Por otra parte…

El doctor Fass lanzo una mirada al pequeno circulo que le escuchaba y sus ojos parpadearon.

– …si se comprueba que su cojera fue causada por una enfermedad organica, y que la senorita Cook sano sin ayuda de la ciencia, entonces estamos hablando de algo completamente distinto. Y ya que hablamos de eso, me gustaria hacer referencia a un informe quirurgico del siglo xvi, hecho por el estimable doctor Ambroise Pare, despues de haber tratado la enfermedad de cierto paciente: «Je le pansay; Dieu le guerit»… . «Yo lo vende; Dios lo curo.» -El doctor Fass hizo un gesto de disculpa-. Excusenme, por favor; debo regresar al lado de mis colegas. Podran ustedes interrogar a la paciente dentro de uno o dos dias. Naturalmente, ustedes querran que la paciente este aqui bajo observacion por lo menos durante dos semanas.

Mientras el medico empujaba la puerta para entrar al cuarto de Lori acompanado por la enfermera, Randall se abrio paso entre el grupo para asomarse por la puerta que habia quedado abierta unos segundos. Apenas alcanzo a echar un brevisimo vistazo a lo que sucedia ahi dentro.

Lori Cook, tan pequena, con su aspecto de muchacho, estaba sentada en la orilla de la cama y tenia su bata de hospital levantada mas arriba de las rodillas. Un medico le examinaba la pantorrilla derecha, mientras otros dos observaban con interes. Lori Cook parecia ignorar a los doctores que la atendian. Contemplaba el techo, esbozando apenas una sonrisa secreta. Parecia realmente beatificada.

Luego, la puerta del cuarto se cerro, obstruyendo la vista de Randall.

Absorto en sus pensamientos, mientras se alejaba de la puerta, Randall noto que el grupo se habia dispersado, y que Wheeler, que iba caminando por el pasillo con otras dos personas, le hacia senas con la cabeza.

Randall alcanzo a Wheeler, que estaba platicando con Gayda, el editor italiano, y con monsenor Riccardi, el teologo catolico… y se sento junto a ellos en uno de los sillones de piel que habia en la sala para las visitas diurnas.

– ?Que piensa usted de todo esto, monsenor Riccardi? -le pregunto Wheeler-. Ustedes, los catolicos, tienen mucha mas experiencia en estos asuntos.

Riccardi aliso el frente de su sotana y dijo:

– Es demasiado pronto para decir algo, senor Wheeler. La Iglesia actua cautelosamente en estos asuntos. Siempre nos pronunciamos en contra de la credulidad inmediata.

– ?Pero, se trata obviamente de un milagro! -exclamo Wheeler.

– A primera vista, la curacion de la senorita Cook es asombrosa, muy asombrosa -acordo monsenor Riccardi-. Sin embargo, debemos abstenernos de emitir un juicio prematuro. Desde que Nuestro Senor realizo unos cuarenta milagros evidentes, ha habido nuevas senales visibles a Sus fieles, aun en nuestros tiempos. Esto lo sabemos con certeza. Pero debemos preguntarnos cual es precisamente la naturaleza de un milagro verdadero. Nosotros sostenemos que es un suceso extraordinario, visible en si mismo y no meramente en cuanto a su efecto. Es un

Вы читаете La palabra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×