gloria de Jesucristo) le seguiran doce dias consecutivos dedicados a los doce discipulos que el Nuevo Testamento menciona por su nombre.» Luego menciona usted a los doce discipulos, incluyendo a Judas Iscariote -De Vroome sacudio la cabeza. Nerviosamente, Randall espero a que el dominee continuara hasta leer la ultima frase, la oracion que mencionaba el nombre clave que denunciaria al traidor de Resurreccion Dos. Pero De Vroome suspendio la lectura. Bajo la hoja de papel que tenia en la mano y volvio a menear la cabeza-. Tonterias.

Randall fingio perplejidad.

– Simplemente no comprendo…

– ?Su estupidez? ?Esperaba usted que alguien creyera que estaba hablando en serio de una promocion que celebrara una nueva Biblia dedicando doce dias a doce discipulos, incluyendo a Judas Iscariote? ?Judas… el sinonimo historico de la deslealtad, el traidor de Cristo?

Randall sintio un sobresalto. Eso si que habia sido una tonteria. No habia discutido el nombre de cada discipulo con los editores. El los habia averiguado por si mismo y habia dictado el maldito memorandum con demasiada premura, habiendolo distribuido sin molestarse en que ninguno de los expertos lo revisara.

– Y su segundo error -prosiguio De Vroome- radico en afirmar que el Nuevo Testamento menciona a doce discipulos por su nombre, cuando cualquier teologo (si estuviera atento) sabria que menciona a trece. Porque despues de que Judas lo traiciono, Cristo lo reemplazo por Matias, el decimo-tercero de los discipulos. Si el mensaje hubiera citado que Cristo tenia trece apostoles y hubiera sugerido dedicar doce dias de promocion a solo doce de ellos, sustituyendo a Matias por Judas, quiza me hubiera enganado y su truco habria funcionado. Pero esto… - manoteo la hoja azul con desden- esta clase de juegos de ninos no lo llevara a ninguna parte -De Vroome sonrio-. No nos subestime. Respetenos, y al final estara con nosotros.

Ansiosamente, Randall echo un vistazo a la hoja de papel azul. La ultima oracion. Tenia que ver la ultima oracion. Su corazon palpitaba exageradamente. Sentia que sus latidos se oian por todo el cuarto. Desesperadamente, trato de pensar en algo, cualquier cosa que hiciera que De Vroome le revelara la ultima oracion.

– Dominee -dijo Randall, tratando de controlar su voz-, le agradezco su pequena disertacion sobre relaciones publicas y erudicion, pero me temo que no comprendo. Yo no escribi ese mensaje.

El reverendo De Vroome resoplo impacientemente.

– Usted es obstinado. Todavia le gusta jugar. ?Reconoceria su propia firma?

– Por supuesto.

– ?Es esta su firma o no?

De Vroome arrojo el memorandum azul por encima del escritorio en direccion a Randall.

Pudiendo apenas atravesar la habitacion y sintiendo que las piernas le temblaban, Randall se acerco al escritorio.

Miro fijamente el memorandum. La ultima oracion, arriba de su firma, le salto a los ojos.

El primero de los doce dias sera dedicado al discipulo Mateo.

Mateo.

Randall levanto la cabeza, tratando de ocultar el triunfo que sentia incrementarse en su pecho. Hizo un esfuerzo por aparentar una expresion avergonzada de disculpa.

– Usted gana, dominee -le dijo-. Si, esa es mi firma. Me habia olvidado por completo de que ese mensaje debia despacharse hoy mismo.

El dominee De Vroome asintio con la cabeza, satisfecho, recogiendo el memorandum y doblandolo lentamente.

– Olvidese de lo que quiera, excepto de una cosa. Nosotros sabremos cualquier cosa que sea necesario saber acerca de la nueva Biblia antes de que ustedes hipnoticen al publico. Prepararemos a la gente para que resista un ataque y lo rechace. Pero si usted desea estar del lado victorioso, regresara aqui y trabajara con nosotros hombro con hombro… Ahora, el senor Plummer lo llevara a su hotel.

– Gracias, pero preferiria tomar un poco de aire fresco -dijo Randall rapidamente.

– Muy bien.

De Vroome condujo a Randall hacia la puerta y, sin decir palabra, lo despacho.

Minutos despues, habiendo dejado atras la casa del guardian y la pomposa iglesia, Randall camino entre las sombras de los frondosos arboles que rodeaban el Westermarkt, y se dirigio hacia el farol mas cercano de la desierta plaza.

Un nombre, solo uno, resonaba en sus oidos, haciendo eco, una y otra vez, en su cerebro.

Mateo.

En ese momento no tenia la paciencia para buscar un taxi. Era la hora de la verdad. Solo uno de los doce que habian recibido el memorandum que el habia enviado esa tarde llevaba el nombre clave de Mateo.

?Quien habia recibido la nota con el incriminante nombre de Mateo?

?Quien?

Bajo la luz amarillenta de un farol, Randall busco a tientas, en el bolsillo interior de su chaqueta, la lista de los doce discipulos y las doce personas del proyecto cuyos nombres hacian juego.

Tenia la lista. La abrio. Y sus ojos la recorrieron.

Discipulo Andres – doctor Bernard Jeffries.

Discipulo Tomas – reverendo Zachery.

Discipulo Simon – doctor Gerhard Trautmann.

Discipulo Juan – monsenor Riccardi.

Discipulo Felipe – Helen de Boer.

Discipulo Bartolome – senor Groat.

Discipulo Judas – Albert Kremer.

Discipulo Mateo -

Discipulo Mateo.

El nombre que estaba frente al de Mateo era el nombre de Angela Monti.

VII

Habia sido una noche de insomnio, y ahora era la media manana del viernes mas negro que Steven Randall habia conocido en toda su vida.

Habia ordenado a Theo que lo condujera no al «Gran Hotel Krasnapolsky», sino al de Bijenkorf, la tienda de departamentos mas grande de Amsterdam, un edificio de cinco pisos ubicado sobre el Dam.

Veinte minutos antes habia llamado por telefono a Angela Monti desde el «Amstel»; no la habia encontrado en el «Hotel Victoria», pero a la siguiente llamada la habia localizado justo cuando ella entraba en el cubiculo contiguo a su propia oficina, preparandose para reemplazar a Lori Cook como su secretaria.

La conversacion telefonica habia sido a nivel de monologo breve… de parte de Randall.

– Angela, tengo que verte fuera de la oficina acerca de algo muy urgente. En cualquier otro lugar. Me dijiste que has estado en Amsterdam varias veces antes. ?Que te parece si nos vemos en esa tienda de departamentos que esta en el Dam? ?Hay ahi alguna cafeteria donde podamos sentarnos a platicar unos minutos? -El almacen tenia una cafeteria en la planta baja y una en el ultimo piso, el cuarto-. Esta bien. Nos veremos arriba. Ahora mismo salgo para alla. Te espero.

Randall entro a de Bijenkorf por el lado del Dam.

Todavia era temprano, asi que el gigantesco emporio aun no estaba repleto de compradores. Se dirigio a una vendedora del departamento de bolsos y sombreros y le pregunto donde se encontraban los ascensores; ella le indico que quedaban enfrente, al centro de la tienda.

Camino apresuradamente entre los mostradores y los aparadores, con sus montones de joyeria de fantasia, sus flores artificiales, sus discos estereo y sus toallas, sin prestar atencion, sin importarle nada, tratando solo de concentrarse en su confrontacion con Angela Monti.

Posiblemente ella era una mentirosa, y casi seguramente una traidora. En un principio Randall habia dudado de los servicios de inteligencia de De Vroome, en el sentido de que el profesor Monti se encontrara en desgracia y que

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