Nadie respondio.

Mama trajo el cafe.

– Dicen que alla en las montanas los chicos y las chicas hacen el amor -siguio diciendo la senora Majnur-. Espera y veras cuando vengan con los bebes en brazos.

La cara de mama se descompuso. La de la senora Majnur se torno brutal. Un diente de oro en la parte derecha de la boca parecia sonreir por todos.

– Pero ahora las van a coger a todas -prosiguio-. No tienen donde ir. Se han quedado sin que comer y sin que ponerse, en medio del invierno y de los lobos. Ademas dicen que muchas de ellas no pueden moverse, claro…, prenadas…

– No hables asi, Majnur -dijo la abuela-. No digas pecados.

Mama volvio la cabeza para que no le vieran las lagrimas y se fue a la otra habitacion.

Se hizo un silencio inquietante.

– Tus palabras han sido duras -dijo la abuela.

Los ojos de vidrio de la senora Majnur se esforzaron por sonreir, pero en ese momento la mujer de Bido Sherif se levanto ruidosamente del divan.

– ?Bruja! -dijo y se fue con mama a la otra habitacion.

– ?Es la hecatombe! -exclamo dona Pino, sin dirigirse a nadie.

La senora Majnur se levanto ofendida. La abuela permanecio inmovil. Miraba hacia afuera, a la tierra desolada por el invierno.

Se reunen los chiquillos y las chiquillas. Cantan en los desvanes canciones prohibidas. Van a destruir el viejo mundo, dicen, van a construir un mundo nuevo.

– ?Un mundo nuevo? ?Y como es ese mundo nuevo?

– Ellos sabran, querida Xiko, ellos sabran. Pero escucha, acerca el oido. Dicen que para construir ese mundo nuevo se va a derramar sangre.

– Esto me lo creo. Un puente nuevo, cuando se construye, exige un sacrificio, cuando no todo un mundo.

– Un gran sacrificio.

– ?Que cosas me dices, Dios mio, que cosas me dices!

FRAGMENTO DE CRONICA

…segun el boletin n° 1187. Innumerables soldados y tanques rusos son aniquilados por el mortifero fuego aleman. Batallas de proporciones apocalipticas. Solo el ejercito aleman y el italiano podrian superar este invierno, que no tiene parangon desde hace ciento cuarenta anos, ha declarado Mussolinni. Timoxenko, ensangrentado, recorre la estepa rusa convertida en degolladero. Tribunales. Audiencia. Propiedad. Los Karllashe aportan nuevos hechos. Cuchillas Gillette. Marca garantizada. No le produciran ningun corte. Se prohibe la celebracion de reuniones en las calles, plazas o domicilios particulares. Se prohibe temporalmente la celebracion de ceremonias matrimoniales y funerales. El comandante, Bruno Archivocale. Direcciones de las comadronas de…

XV

Sobre los restos de uno de los muros de las ruinas habia un papel pegado. Soliamos jugar en aquellas ruinas. Tendidas en su desgracia, eran generosas con nosotros. Tomabamos de ellas lo que quisieramos, arrancabamos fragmentos de muro, moviamos las piedras de un lado a otro y sin embargo su aspecto general no cambiaba. Despues de haber soportado las llamas que las habian transformado en lo que eran: unas ruinas, y que sin embargo antes habian sido una casa, ahora eran del todo imperturbables y capaces de sufrirlo todo. Unos cuantos hierros sobresaliendo de los restos de un muro parecian los dedos de una mano rigida. Precisamente junto a aquellos hierros estaba pegado el cartel. Dos hombres viejos se habian detenido y lo leian. Ilir y yo nos acercamos. El anuncio estaba escrito a maquina y en dos lenguas: albanes e italiano:

«Se busca al peligroso comunista Enver Hoxa. Es un hombre de unos treinta anos. Alto. Lleva gafas de sol. Recompensa para el informador: 15.000 lekes. Para quien lo capture: 30.000 lekes. El comandante de la ciudad, Bruno Archivocale».

Ilir me tiro de la manga.

– Estas ruinas eran su casa -me dijo al oido.

– ?De Enver Hoxa?

– Si.

– ?Como lo sabes?

– Papa se lo dijo un dia a Isa.

– ?Y donde esta ahora Enver Hoxa?

– Lejos, alla en Tirana.

Solte un silbido de asombro.

– ?Hasta Tirana se ha ido?

– Asi es.

– ?Esta muy lejos Tirana?

– Muy lejos. A lo mejor, cuando seamos viejos, vamos nosotros tambien.

Se detuvo otro hombre ante el cartel. Nos fuimos.

En casa estaban Xexo y dona Pino. Tomaban cafe con la abuela. Xexo dio la vuelta a la taza cuidadosamente.

– Ha aparecido ahora una guerra nueva -dijo-. No soy capaz de decir como la llaman: guerra con clases o guerra de clases. Esta guerra es algo muy raro, querida Selfixe. Es distinta de las demas. En esta guerra el hermano mata al hermano y el hijo al padre. En su misma casa, en la misma mesa. Lo mira un instante a los ojos y despues: «Tu no eres mi padre», le dice y bang, le dispara en mitad de la frente.

– Es la hecatombe -dijo dona Pino.

– Resulta que un tal Gole Balloma, de Gobek, anda gritando por las calles. «Voy a arrancarle la piel a Mak Karllashe», dice. La curtire y la secare en su fabrica, y despues me hare unos zapatos con ella y correre y bailare con ellos.

– Vivir para ver -dijo mama.

– Asi es, querida Selfixe. Creiamos que ya habian pasado los tiempos turbulentos y resulta que los tenemos ante nosotros-, dijo Xexo-. ?Recuerdas a Enver, el hijo de los Hoxa?

– ?El que se fue a estudiar al pais de los franceses? ?Como no voy a recordarlo?

– Tambien yo le recuerdo -intervino dona Pino.

– Dicen que es el quien dirige la guerra y que es el mismo quien ha inventado la guerra esa de que os hablaba.

– Me cuesta creerlo -dijo la abuela-. Era un muchacho educado.

– Era educado, querida Selfixe, pero dicen que ahora se ha puesto unas gafas negras para que nadie lo conozca y se dedica a la guerra.

– Guerra otra vez -dijo dona Pino.

– ?Y que le vas a hacer? -dijo la abuela-. Este mundo funciona a base de guerra. Con los anos que tengo y nunca he conocido la paz.

La abuela suspiro.

– Ha vuelto de Italia la hija de los Karllashe -rompio el silencio Xexo-. ?Dios mio, que escandalo! Lleva faldas por encima de la rodilla y medias finas como cuernos de serpiente; lo que hay dentro se ve desde fuera. Arreglandose y emperifollandose todo el dia; se pinta los labios y se aclara el pelo, y fuma cigarrillos y habla en italiano. «?Que pais de mierda es este, mama!», se lamenta. «?Como habre venido a parar a este rincon olvidado del mundo, papa!». Y esto y lo otro durante todo el dia. Ahi lo tienes, Selfixe.

– ?Que le vas a hacer? -respondio la abuela-. Cuando una chica se echa a la calle, eso es lo que termina

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