Mientras se preguntaba si no habria otra entrada por la parte de atras, vio que salia la canguro de la hija de Cally.

Bajo del coche como una exhalacion y la siguio. La alcanzo al doblar la esquina, fuera de la vista de los polis de la furgoneta.

– Soy el agente Cruise-dijo-. Me han ordenado que la acompane hasta su casa para que llegue bien. ?Como esta Cally?

– Ay, pobrecita-empezo Aika-. Agente, sus companeros tienen que creerla. Ella penso de veras que era mejor no llamarlos para decirles que su hermano habia secuestrado al chiquillo…

Aunque Brian tenia hambre, le costaba tragar la hamburguesa. Sentia la garganta como obstruida, y sabia que Jimmy era el causante. Tomo un buen trago de Coca Cola e intento pensar en como pegaria su papa a Jimmy por haber sido tan malo con el.

Pero pensando en su padre, lo unico que no resultaba dificil recordar fue los planes que habian hecho para Nochebuena. Su padre habia planeado volver a casa temprano para que adornaran juntos el arbol. Despues cenarian y recorrerian las casas vecinas cantando villancicos con un monton de amigos.

Solo podia pensar en eso, porque era lo unico que queria: estar en casa con papa y mama, muy sonrientes, como hacian siempre que estaban juntos. Al llegar a Nueva York, porque su papa estaba enfermo, mama les habia dicho, a Michael y a el, que los regalos grandes, los que ellos deseaban de verdad, estarian en casa esperandolos cuando regresaran, que Papa Noel los guardaria en el trineo hasta que se enterara de que habian vuelto.

Michael le habia dicho en voz baja: '?Y quien se cree eso?'. Pero Brian creia en Papa Noel. El ano anterior, su papa les habia ensenado las marcas que habia dejado el trineo al aterrizar sobre el tejado del garaje y las huellas del reno. Michael le conto que habia oido como mama decia a papa que habia tenido suerte de no romperse la cabeza al subir al tejado helado para hacer marcas por todas partes. Pero a Brian no le importaba lo que decia Michael, por la sencilla razon de que no lo creia. Asi como tampoco le importaba que Michael a veces lo llamara 'el Bobo', porque el estaba convencido de que no lo era.

Sabia que las cosas tenian que andar muy mal si el deseaba que el pelmazo de su hermano, que a veces era un autentico latazo, estuviera alli con el; y eso era precisamente lo que queria en aquel momento.

Mientras tragaba, a pesar de la sensacion de que tenia algo en la garganta, casi se le cayo de la mano el vaso de plastico. Se dio cuenta de que Jimmy habia cambiado de repente de carril.

Jimmy Siddons maldijo en voz baja. Acababa de pasar junto a un coche patrulla de trafico detenido detras de un deportivo. La vista del policia lo hizo sudar; pero, de todas formas, no debia haber hecho ese cambio de carril tan brusco. Empezaba a ponerse nervioso.

Brian, sintiendo la animosidad que brotaba de Jimmy, metio el resto de la hamburguesa y el refresco en la bolsa y, moviendose con lentitud para que Jimmy viera que hacia, se agacho y la dejo en el suelo. Volvio a su posicion, se acurruco en el asiento y se cruzo de brazos. Los dedos de la mano derecha tantearon hasta que se cerraron sobre la medalla de San Cristobal, que habia dejado al lado, sobre el asiento, cuando abrio la bolsa de la comida.

Apreto la mano con una sensacion de alivio, y se imagino al corpulento santo que llevaba al Ninito sobre sus hombros para cruzar el rio, y que habia cuidado de su abuelo, y que haria que su papa mejorara y que… Brian cerro los ojos… No termino el deseo, pero se vio mentalmente a hombros del santo.

Barbara Cavanaugh esperaba a Catherine y Michael en la sala verde del Canal 5.

– Habeis estado formidables -dijo en voz baja. Entonces, viendo el agotamiento en el rostro de su hija anadio-: Catherine, por favor, volvamos a casa. La policia nos avisara en cuanto sepan algo de Brian. Pareces a punto de desmayarte.

– No puedo, madre,-dijo Catherine-. Se que es una locura esperar en la Quinta avenida. Brian no volvera alli solo; pero mientras estoy fuera siento que hago algo para encontrarlo. No se muy bien lo que digo, excepto que cuando sali de tu apartamento, mis dos hijitos iban conmigo, y que ellos entraran conmigo tambien cuando regrese.

Leigh Ann Winick tomo una decision.

– Senora Dornan, ?por que no se queda aqui, al menos de momento? Esta sala es muy comoda. Le mandaremos un poco de sopa, un bocadillo o lo que quiera. Pero como usted misma ha dicho, es absurdo que esperen en la Quinta Avenida.

Catherine lo penso.

– ?Y me encontrara la policia aqui?

– Por supuesto -respondio Winick senalando el telefono-. Ahora digame que quiere comer.

Veinte minutos mas tarde, Catherine, su madre y Michael tomaban una sopa caliente mientras miraban el monitor de la sala. El avance informativo hablaba de Mario Bonardi, el guardian herido. Aunque seguia grave, se habia estabilizado.

El periodista estaba en la sala de espera de la unidad de vigilancia intensiva, con la mujer de Bonardi y sus hijos adolescentes. Cuando la entrevistaron, una agotada Rose Bonardi dijo:

'Mi marido sobrevivira. Quiero dar las gracias a todos cuantos han rezado hoy por el. Nuestra familia ha pasado muchas Navidades felices, pero esta sera la mejor porque sabemos lo que hemos estado a punto de perder'.

– Eso sera lo que nosotros tambien diremos, Michael -dijo Catherine llena de determinacion-. Papa sobrevivira y encontraremos a Brian.

'Conectamos de nuevo con los estudios, Tony', dijo el periodista del hospital.

'Gracias, Ted. Me alegra saber que todo va bien. Es la clase de relato de Navidad que todos queremos contar.

– La sonrisa del locutor se desvanecio-. No hay rastro de Jimmy Siddons, el agresor de Mario Bonardi, que estaba a la espera de juicio acusado de asesinar a un policia. Fuentes policiales manifiestan que podria dirigirse a Mexico para reunirse con su amiga Paige Laronde.

Aeropuertos, estaciones de tren y terminales de autobuses estan bajo estricta vigilancia.

Hace casi tres anos, Siddons, mientras huia de un robo a mano armada, hirio de muerte al policia William Grasso, que lo habia parado por una infraccion de trafico. Siddons va armado y esta considerado como extremadamente peligroso.'

Mientras el locutor hablaba, la pantalla mostraba fotografias policiales de Jimmy Siddons.

– Parece malo -comento Michael mientras estudiaba los frios ojos y los despectivos labios del fugitivo.

– Sin duda-coincidio Barbara Cavanaugh. Miro el rostro de su nieto y le sugirio-: Mike, ?por que no cierras los ojos y tratas de descansar un rato?

– No quiero dormir -respondio el, sacudiendo la cabeza.

Faltaba un minuto para las once.

'No tenemos mas informacion sobre el paradero del nino de siete anos Brian Dornan -decia el locutor-, que ha desaparecido poco despues de las cinco de hoy. En esta noche tan especial les rogamos que continuen rezando para que Brian vuelva sano y salvo con su familia, y les deseamos, a ustedes y a todos sus seres queridos, una muy feliz Navidad.'

'Dentro de una hora sera Nochebuena -penso Catherine. Brian, tienes que volver, han de encontrarte.

Tienes que estar conmigo por la manana para que vayamos a ver a papa. Brian, vuelve, por favor, vuelve.'

En aquel momento, la puerta de la sala se abrio y Winick entro, acompanaba a un hombre alto, seguido del agente Manuel Ortiz.

– El agente Rhodes quiere hablar con usted, senora Dornan -dijo Winick-. Si me necesitan, estare ahi fuera.

Catherine, que vio la expresion grave en el rostro de los dos hombres, sintio que el miedo la paralizaba. No podia hablar ni moverse.

Ambos se dieron cuenta de ello.

– No, senora Dornan, no es eso -se apresuro a decir Ortiz.

– Vengo de la jefatura, senora Dornan -intervino Rhodes-. Tenemos informacion sobre Brian. Pero, antes que nada, he de comunicarle que, por lo que sabemos, se encuentra bien.

– Pero ?donde esta? -exclamo Michael-. ?Donde esta mi hermano?

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