– Oh no, oh Dios mio…

– ?Que? -dijo Erik.

Ella le hizo callar con un gesto.

Erik sintio la rabia otra vez. No contra Myron. Ni siquiera contra Claire, sino contra si mismo. Se miro el monograma de sus gemelos franceses. Llevaba un traje hecho a medida. ?Y que? ?A quien creia impresionar? Miro a su esposa. Habia mentido a Myron en lo de la pasion. Todavia la deseaba. Mas que nada deseaba que Claire le mirara como antes. Tal vez Myron tuviera razon. Tal vez Claire le habia amado de verdad. Pero nunca le habia respetado. No le necesitaba.

Cuando su familia tenia un problema, Claire acudia a Myron. Habia apartado a Erik. Y evidentemente el se habia conformado.

Erik Biel habia hecho lo mismo toda la vida. Conformarse. Su amante, una poquita cosa de la oficina, era timida y necesitada y le trataba como si fuera de la realeza. Eso le hacia sentirse hombre. Claire no lo hacia. Era asi de simple. Y lastimoso.

– ?Que? -pregunto Erik otra vez.

Ella le ignoro. El espero. Por fin Claire pidio a Myron que esperara un momento.

– Myron dice que el tambien la ha visto conectada. Le ha dictado una pregunta a Erin. Ha contestado de forma que… Era ella, pero tiene problemas.

– ?Que ha dicho?

– Ahora no tengo tiempo para entrar en detalles. -Claire se puso otra vez al telefono y dijo a Myron… ?a Myron!-: Tenemos que hacer algo.

Hacer algo.

La verdad era que Erik Biel no era suficientemente hombre. Lo sabia desde hacia tiempo. Cuando tenia catorce anos, eludio una pelea. Lo vio toda la escuela. El maton estaba a punto. Pero Erik se fue. Su madre le habia llamado prudente. En los medios, marcharse es ser «valiente». Menuda estupidez. Ni paliza, ni estancia en el hospital, ni contusion o hueso roto podia haber hecho mas dano a Erik Biel que no haber dado la cara. No lo habia olvidado, no lo habia superado. Se habia acobardado ante una pelea. La pauta se repitio. Abandono a sus companeros cuando les atacaron en una fiesta de la fraternidad. En un partido de los Jets, dejo que alguien vertiera cerveza sobre su novia. Si un hombre le miraba mal, Erik Biel siempre era el primero en desviar la mirada.

Lo puedes expresar con todo el lenguaje psicologico de la civilizacion moderna -toda la basura sobre la fortaleza interior y que la violencia nunca soluciona nada- pero todo eso no era mas que racionalizacion. Vives enganado, al menos una temporada, pero llega un momento de crisis, una crisis como esta, y te das cuenta de lo que eres en realidad, que los trajes caros y los coches espectaculares y los pantalones planchados no te convierten en nada.

No eres un hombre.

Aun asi, incluso con los endebles como Erik, no se traspasa un cierto punto. Si lo cruzas, ya no vuelves atras. Tiene que ver con los hijos. Un hombre protege a su familia a toda costa. No importa el sacrificio.

Aceptaras cualquier golpe. Iras a los confines de la tierra y lo arriesgaras todo por evitarles un peligro. No retrocedes. Nunca. Hasta tu ultimo aliento.

Se habian llevado a su nina. Eso no lo dejas pasar. Erik Biel cogio el arma. Habia sido de su padre, una Ruger.22. Era una pistola antigua. Seguramente no se habia disparado en treinta anos. Erik la habia llevado a una armeria esa manana. Habia comprado municion y otros articulos que podia necesitar. El dependiente la habia limpiado y la probo haciendo muecas de disgusto ante el lastimoso hombrecillo que ni siquiera sabia como se cargaba y se utilizaba la maldita pistola.

Pero ya estaba cargada.

Erik Biel oyo a su esposa hablar con Myron preguntandose que era lo que podian hacer a continuacion. Drew Van Dyne, les habia oido decir, no estaba en casa. Habian hablado de Harry Davis. Erik sonrio. En eso les llevaba ventaja. Habia bloqueado el identificador de llamadas y habia marcado el numero del profesor fingiendo ser inversor. Davis se habia puesto al telefono y habia dicho que no estaba interesado.

Eso habia sido hacia media hora.

Erik fue hacia su coche. Llevaba la pistola metida en el cinturon.

– ?Erik! ?Adonde vas?

No le contesto. Myron Bolitar se habia encontrado con Harry Davis en el instituto. El profesor no le habia dicho nada. Pero, de un modo u otro, estaba totalmente seguro de que hablaria con Erik Biel.

Myron oyo decir a Claire:

– ?Erik! ?Adonde vas?

Su telefono hizo un clic.

– Claire, me llaman por la otra linea. Ya te llamare.

Myron descolgo la otra linea.

– ?Es usted Myron Bolitar?

La voz le sonaba.

– Si.

– Soy el detective Lance Banner del Departamento de Policia de Livingston. Nos conocimos ayer.

?Habia sido ayer, solo?

– Por supuesto, detective, ?que puedo hacer por usted?

– ?Esta muy lejos del St. Barnabas Hospital?

– A unos quince o veinte minutos. ?Por que?

– Acaban de ingresar a Joan Rochester en cirugia.

47

Myron acelero y llego al hospital en diez minutos. Lance Banner le estaba esperando.

– ?Sigue Joan Rochester en cirugia?

– ?Que ha pasado?

– ?Quiere la version de el o la de ella?

– Ambas.

– Dominick Rochester dice que se cayo por la escalera. Ya habian estado aqui. Se cae mucho por la escalera, usted ya me entiende.

– Le entiendo. Pero ha dicho que ella tambien tenia una version.

– Si. Hasta ahora confirmaba siempre la de el.

– ?Y esta vez?

– Ha dicho que el le habia pegado -dijo Banner-. Y que quiere denunciarle.

– Eso le habra asombrado. ?Esta muy mal?

– Muy mal -dijo Banner-. Varias costillas rotas, un brazo tambien. Debe de haberle pateado los rinones, porque el medico esta pensando en extirparle uno.

– Por Dios.

– Pero claro, ni una marca en la cara. El tipo es bueno.

– Es cuestion de practica -dijo Myron-. ?Esta aqui?

– ?El marido? Si. Pero lo hemos arrestado.

– ?Por cuanto tiempo?

Lance Banner se encogio de hombros.

– Ya sabe la respuesta.

En resumen: no mucho.

– ?Por que me ha llamado? -pregunto Myron.

– Joan Rochester estaba consciente al ingresar. Queria avisarle. Ha dicho que tuviera cuidado.

Вы читаете La promesa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату