– Siento llamar tan tarde. Hace dias que intento localizarte. Te deje un monton de mensajes en el contestador.

– Lo se, Paul, lo lamento, pero he…

– Caray, Sid, no te lo digo para que te sientas culpable. Estaba preocupado por ti. Enterarte de lo de Jason de esa manera, no se como lo aguantas Eres mucho mas fuerte que yo.

– Ahora mismo no me siento muy fuerte.

– Tienes a un monton de gente en Tylery Stone que te respalda, Sid. -La voz de Paul Brophy sonaba ansiosa-. Y un colega en la oficina de Nueva York disponible las veinticuatro horas del dia por si necesitas ayuda.

– El apoyo es conmovedor, de veras.

– Manana cogere el avion a primera hora para asistir al funeral.

– No tienes por que hacerlo, Paul. Debes estar con trabajo hasta el cuello.

– No creas. No se si lo sabes, pero intente hacerme con el mando en las negociaciones con CyberCom.

– ?En serio? -Sidney hizo lo posible para mantener la voz neutra.

– Si, solo que no lo consegui. Wharton se mostro bastante duro al rechazar mi oferta.

– Lo siento, Paul. -Por un instante, Sidney sintio un poco de remordimiento-. Ya habra otras negociaciones.

– Lo se, pero de verdad creia estar capacitado. Te lo juro. -Hizo una pausa. Sidney rogo para que no se le ocurriera preguntar si Wharton le habia pedido su consejo sobre el asunto. Cuando el volvio a hablar, Sidney se sintio todavia mas culpable-. Manana estare alli, Sid. No se en que otro lugar podria estar.

– Muchas gracias. -Sidney se arrebujo en la bata.

– ?Te importa si voy a tu casa directamente desde el aeropuerto?

– En absoluto.

– Vete a dormir, Sid. Te vere manana a primera hora. Si necesitas cualquier cosa, a la hora que sea, de noche o de dia, solo tienes que llamar.

– Muchas gracias, Paul. Buenas noches -dijo, y colgo el telefono.

Siempre se habia llevado bien con Brophy, pero estaba segura de que detras de la fachada encantadora se ocultaba un oportunista. Le habia dicho a Wharton que Paul no era el adecuado para las negociaciones con CyberCom y ahora el vendria para acompanarla en sus momentos de dolor. Era un bello gesto, pero Sidney no creia en una coincidencia tan grande. Se pregunto cual seria el motivo real.

Paul Brophy colgo el telefono y echo una ojeada a su lujoso apartamento. Si tenias treinta y cuatro anos, eras soltero, guapo y ganabas medio millon al ano, la ciudad de Nueva York era un lugar fantastico. Sonrio complacido y se paso una mano por el pelo. Con un poco de suerte no tardaria en ganar un millon. En la vida habia que saber buscar los mejores aliados. Cogio otra vez el telefono y marco un numero. Atendieron en el acto. La voz de su interlocutor sono rapida y precisa en cuanto Brophy se identifico.

– Hola, Paul, esperaba tu llamada -dijo Philip Goldman.

Capitulo 27

Frank Hardy cargo la cinta en el aparato de video instalado debajo del televisor de pantalla panoramica que estaba en un rincon de la sala de conferencias. Eran cerca de las dos de la madrugada. Lee Sawyer, sentado en un sillon con una taza de cafe bien caliente en la mano, contemplaba con admiracion el lujo del lugar.

– Caray, Frank, este negocio funciona viento en popa. Siempre me olvido de lo mucho que has prosperado.

– Si algun te decidieras a aceptar mi oferta, Lee, no tendria que recordartelo mas -respondio Hardy con un tono bonachon.

– Estoy tan hecho a mi rutina que me cuesta cambiar, Frank.

– Renee y yo pensamos ir al Caribe por navidad. Podrias venir con nosotros. Incluso llevar a alguien contigo. -Hardy miro a su amigo, expectante.

– Lo siento, Frank, ahora mismo no hay nadie.

– Han pasado dos anos. Creia que… Llegue a creer que me moriria cuando Sally se marcho. No queria volver a pasar por todo aquello de las citas. Entonces aparecio Renee. Ahora no podria ser mas feliz.

– Si tenemos en cuenta que Renee podria pasar por la hermana gemela de Michelle Pfeiffer, no me cabe duda de que eres un hombre muy feliz.

Hardy rio de buena gana al escuchar las palabras de su amigo.

– Quiza quieras reconsiderarlo. Renee tiene algunas amigas que cumplen estrictamente sus niveles de estetica. Y escuchame, las mujeres se vuelven locas por los tipos altos y fuertes.

– Perfecto. No es que te quiera criticar, mi apuesto y viejo amigo, pero no tengo la pasta que tu tienes en el banco. En consecuencia, mi nivel de atraccion ha bajado un poco en los ultimos anos. Ademas, todavia soy un empleado del gobierno. La clase turista y el supermercado es mi limite y no creo que tu te muevas aun a esos niveles.

Hardy tomo asiento, cogio con una mano la taza de cafe y con la otra el mando a distancia del video.

– Pensaba hacerme cargo de la factura, Lee -dijo en voz baja-.

Consideralo como un regalo de navidad anticipado. Eres un tipo dificil de convencer.

– Gracias de todas maneras. En realidad, este ano tenia pensado pasar algun tiempo con los chicos, si es que me aceptan.

– De acuerdo.

– Y ahora, ?que tienes para mi?

– Desde hace unos anos somos los asesores de seguridad de Triton Global.

– ?Triton Global? Informatica, telecomunicaciones. Estan en la lista de las quinientas de Fortune, ?no?

– Tecnicamente, no tendrian que estar en la lista.

– ?Como es eso?

– No son una empresa por acciones. Dominan su campo, crecen como locos, y todo lo hacen sin capital procedente de los mercados financieros.

– Impresionante. ?Y como se vincula eso con un avion que se estrello en los campos de Virginia?

– Hace unos meses, Triton sospecho que ciertas informaciones se filtraban a un competidor. Nos llamaron para verificar la sospecha y, si era cierta, descubrir la filtracion.

– ?Lo conseguiste?

– Si. Primero redujimos la lista de los competidores que podian participar en algo asi. Una vez que los tuvimos claros, comenzamos la vigilancia.

– Debio ser duro. Grandes companias, millares de empleados, centenares de oficinas.

– Al principio, fue todo un reto. Sin embargo, las informaciones obtenidas nos llevaron a creer que la filtracion procedia de las mas altas instancias, asi que mantuvimos puesto un ojo avizor en los ejecutivos de Triton.

Lee Sawyer se retrepo en el sillon y bebio un trago de cafe.

– Y despues de identificar algunos lugares «extraoficiales» donde se podia hacer el intercambio, ni corto ni perezoso instalaste toda la parafernalia electronica, ?no es asi?

– ?Seguro de que no quieres el trabajo?

Sawyer se encogio de hombros como respondiendo al halago.

– Y despues, ?que paso?

– Identificamos unos cuantos de esos lugares «extraoficiales», propiedad de las companias sospechosas y que no parecian tener ningun uso legitimo. En cada uno de ellos montamos equipos de vigilancia. -Hardy dirigio una sonrisa sardonica a su ex colega-. No me leas la cartilla por allanamiento y otras violaciones de la ley, Lee. Algunas veces el fin justifica los medios.

– No te lo discuto. A veces yo tambien deseo tomar un atajo. Pero si lo hiciera se me echarian encima un centenar de abogados gritando «anticonstitucional» y mi jubilacion se iria a tomar por el culo.

– En cualquier caso, hace dos dias se hizo una inspeccion de rutina de la camara de vigilancia instalada en una nave industrial cerca de Seattle.

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