– Tu tambien -prorrumpi con coraje-. Yo tengo tiempo para no llegar tarde a la tumba; pero ahora, quiero comer.

El solto una carcajada.

– ?Ja, ja! Dices verdad, no llegaras tarde. -Se sento a la mesa y sirvio sendas copas de conac-: El vodka nuestro es pesimo, pero el conac es excelente. Lo traen de Paris y se llama Martel. ?Por que brindaremos?

– Por el triunfo.

Lanzo otra carcajada con mas fuerza.

– Me haces reir, Seriozha. Es un brindis muy razonable. ?Bebamos!

Bebio su copa y, sirviendose otra y con sonrisa mordaz, agrego:

– El segundo trago sera por nuestra salida inmediata de esta ratonera. En Berlin tengo un pariente con buenas relaciones, quien me prometio un traslado en este verano a Paris o Atenas, lejos, lejos de los disparos.

– ?Y que sucede? ?Hay alguien que los enfada? -inquiri riendo.

– ?Y que crees tu? Siempre se espera de cualquier canalla un atentado con granadas. A mi antecesor lo rompieron en pedacitos. Ahora, soy yo el sentenciado.

– Eso quiere decir, que no viviras muchos anos -afirme indiferente.

Sin probar bocado, lleno de nuevo la copa. Sus manos temblaban.

– Pues yo estoy impaciente por el traslado. Ojala que no se retrasen. Alli, en Paris, la guerra habra acabado para mi.

– Aun combatiremos -le dije-. Solo dentro de dos anos y medio acabara la guerra.

Su mano, agarrando la copa de conac, quedo helada sobre la mesa.

– Si, exactamente dentro de dos anos y medio -le aclare-. Justamente el 8 de mayo de 1945 sera firmado el acuerdo de capitulacion incondicional. ?Y sabes quien capitulara? Alemania, amigo, Alemania. ?Donde? En Berlin, casi en las mismas ruinas de la cancilleria imperial.

Bajo la copa sin beber y la coloco sobre la mesa. Quedo asombrado y, tras unos instantes, en su rostro surgio el miedo. Dirigio su mirada hacia la mesita de noche situada cerca del divan y en la que estaba su pistola Walter. 'Seguramente penso que enloqueci y recordo su pistola'. Sono el telefono, lo tomo, dio su nombre y pronuncio unas palabras en aleman, de las que pude solo atrapar Stalingrado. Recorde las palabras de mi companero, en el camion verde-oscuro: '…al final de enero o a principios de febrero…'. Si, asi era. Colgo el telefono y, con el rostro sombrio, se sento en la mesa.

– ?Stalingrado? -pregunte.

– ?Que? ?Comprendes aleman?

– No, simplemente adivine. Paulus fracaso. Kaput.

El, como amonestandome, golpeo el plato con su cuchillo:

– No hables disparates. Paulus acaba tan solo de recibir el rango de mariscal de campo. Por lo demas, Manstein ya se acerca a Kotelnikovo.

– Manstein ha sido aplastado. Aplastado y rechazado. Y a Paulus le llego su fin. ?A cuanto estamos hoy?

– A 2 de febrero.

Me rei. ?Que agradable es conocer el futuro!

– Pues justamente hoy, capitula Paulus en Stalingrado; y el sexto ejercito, o mas bien lo que quedo de el, loando a su Fuhrer, va hacia el cautiverio.

– ?Callate! -grito, tomando la pistola de la mesita de noche-. Yo no le perdono a nadie tales bromas.

– No estoy bromeando -le dije, dirigiendo a mi boca una lonja de jamon-. ?Tienes como comprobarlo? Entonces llama por telefono.

Muller, taciturno y meditabundo, jugaba con su Walfer.

– Bien, comprobare. Llamare a von Gennert. El debe saber. Pero ten en cuenta que, si esto es una burla, yo mismo te fusilo. ?En el acto!

Diciendo esto, se acerco al telefono. Durante unos minutos estuvo hablando, firme, como si pasaran revista. Cuando acabo, impavido, dejo caer el auricular y, sin mirarme, lanzo su pistola al divan.

– Bueno, ?y que? ?Me equivoque? -pregunte acercandome a el.

En su rostro reflejabase una perplejidad ilimite y desconcertante. Me miraba, como preguntandose: ?no sera Serguei un representante del mando supremo?

Por fin, dijo:

– A pesar de que no lo han informado oficialmente, Gennert lo sabe. Le asombro que yo lo supiera. Tuve que zafarme con astucia para no cometer un error.

– ?Y no te comunico que ya Hitler declaro el luto en memoria al sexto ejercito?

– ?Tambien eso sabes? -pregunto, parado, sin quitarme los ojos de encima, asombrado y sin comprender nada-. ?Como lo sabes? No pudiste saberlo ayer. Esta claro. Y hoy, ?quien te lo pudo decir? ?Te trajeron con otra persona?

– Hoy por la manana… -aclare- hoy por la manana tu Paulus todavia lanzaba coces.

Parpadeo de prisa:

– Quizas alguien capto la transmision moscovita.

– ?Donde? ?En la Gestapo?

– No comprendo -dijo-. De eso nadie sabe en la ciudad. Estoy convencido de ello.

De pronto, en mi mente surgio una idea, la idea de que aun podia salvar al desafortunado Jekyll: 'Hasta la manana, por lo visto, no lo amenaza nada; pero mas tarde cuando recupere su conciencia, liberado ya de mi intromision, su vida correra gran peligro; por ella no daria ni un kopek. Muller lo liquidara sin ceremonias, y mas aun cuando declare que no recuerda nada de lo que sucedio el dia anterior. Siendo asi, hay que pensar en algo. El juego sera muy dificil'.

– No te esfuerces en adivinar, Genka -le dije-, de todas maneras no podras. Sencillamente, no soy una persona corriente.

– ?Que quieres decir con eso?

– ?No has escuchado o no has leido lo que sucedio en Moscu con un grupo de investigadores en el ano 1940? -pregunte improvisando-: En los paises capitalistas hicieron mucho ruido con respecto a esto. En sintesis, era un grupo de telepatas.

– No, no he escuchado nada -contesto perplejo.

– A proposito, ?sabes que es la telepatia?

– Es algo asi como la transmision de pensamiento a larga distancia.

– Mas o menos. Este problema no es nuevo. Hasta Sinclair escribio sobre el, aunque de una manera idealista. Nuestros cientificos, por el contrario, hicieron importantes pruebas en este campo con bases cientificas. Segun ellos, el cerebro es como un receptor de microondas que capta, a cualquier distancia, el pensamiento, que se mueve en forma de ondas de longitud inconcebibles, mucho menor que el micron. Cualquier individuo posee esta cualidad en estado embrionario. Sin embargo, si encuentra el cerebro-perceptivo, o sea, el receptivo a la induccion, es posible desarrollarla. Nuestros cientificos realizaron experimentos con diferentes individuos y muchos pasaron la prueba, entre ellos yo.

Muller se sento en el divan frotandose los ojos.

– ?Acaso estoy durmiendo? No comprendo nada.

Por su rostro, comprendi el efecto de mi juego: casi creia. Ahora solo habia que quitar este 'casi'.

– ?Has leido alguna vez sobre Cagliostro o sobre Saint-Germain? -inquiri, y su mirada vacia me dijo que no-. La historia no ha podido hasta ahora explicarse los secretos que rodearon su vida; especialmente la de Saint- Germain. Este conde, viviendo en el siglo XVIII, relataba sucesos que acaecieron en los siglos XII, XIII y XIV, como si hubiera estado presente cuando ocurrieron. Lo consideraban brujo, astrologo, etc., y lo llamaban el nuevo Ahasvero, y lo invitaban los monarcas a sus palacios. Podia augurar el futuro con absoluta exactitud. Nadie sabia quien era este individuo. Los historiadores eludian el problema con los despectivos: 'charlatan', 'descarado'…; pero solo habia que decir 'telepata'. Captaba el pensamiento del pasado y del futuro, como yo.

Muller callaba. Yo no podia saber en que pensaba. ?Quizas comprendia que yo estaba charlataneando? ?Que importa! Yo poseia una carta invencible e irrefutable: Stalingrado.

– ?El futuro? -pregunto ensimismado-. ?Quieres decir que tu puedes predecir el futuro?

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