'No se deben llevar las cosas muy lejos” pense. “Muller no es un tonto y esta acostumbrado a razonar de un modo realista'.

– El tuyo no es dificil de predecir -respondi con perfidia a su astuta pregunta-. Tu mismo comprendes cual es la situacion que se presenta. Despues de la batalla de Stalingrado, los guerrilleros y los miembros de las organizaciones clandestinas se esparciran por todas las regiones. No viviras hasta el verano, Muller, irrevocablemente moriras.

Sonrio maliciosamente torciendo la boca y asevero:

– A pesar de todo, el dueno de la situacion soy yo. Tambien yo puedo predecir tu futuro; y sin telepatia. Un servicio por otro.

– Por lo visto, esta es una conversacion entre hombres -dije riendome-. Podriamos cambiar el futuro: tu el mio y yo el tuyo.

El levanto las cejas sin comprender.

– Bueno, abramos las cartas. Si tu me llevas, hoy mismo, adonde los guerrilleros, yo te garantizo la vida hasta el final de este mes. No te tocaran ni las balas, ni las granadas, nada.

Seguia en silencio.

Y continue:

– Solo pierdes una cosa muy insignificante: mi vida; y ganas un dineral: la tuya.

– Hasta fin de mes -dijo, riendose sin ganas.

– Yo no soy todopoderoso.

– ?Cuales son las garantias?

– Mis palabras y mis pruebas. Las has visto y te has enterado de las cosas que se.

Empezo a meditar en silencio y paseando su mirada distraidamente por la habitacion. Despues, sirvio en las dos copas el resto del conac. Como no habia probado bocado, estaba borracho, y sus manos temblaban cada vez mas.

Levanto la copa y musito:

– Bueno, entonces: ?buena suerte! Brindemos.

– No deseo beber -le dije-. Necesito la cabeza clara y manos seguras. Dame un arma, aunque sea tu 'Walter', y amarrame las manos ligeramente para liberarme con facilidad.

– ?Y de que modo te envio? Sabes que tengo jefes.

– He ahi. Enviame hacia los jefes de mas rango por la selva.

– Tendras que ir con el chofer y la escolta. ?Te las arreglaras?

– ?No lamentas a tu escolta?

– Solo lamento el auto -respondio cenudo.

– Te lo devolvere junto con el chofer. ?Vamos?

– Bien.

Acercose al telefono y llamo.

Quede sorprendido por la rapidez con que resolvio todo. No pasaron treinta minutos, cuando el 'Opel Capitan' rodaba ya con nosotros por el camino cubierto de una capa fina de nieve. Sentado a mi lado, con su metralleta sobre las rodillas, estaba el escolta, un aleman flaco, de rostro malvado. Su maldad me inquietaba tanto como la promesa que le hice a Muller, pues el que prometia era yo y no el Gromov que aparecera en mi sitio. Pero, ?cuando sucedera esto? ?Y donde? Debia hacer todo lo posible e imposible para mejorar la situacion del desafortunado Jekyll en caso de aparecer en el auto.

Tire de mis brazos amarrados en la espalda, y la cuerda se distendio aunque no del todo. Solo necesitaba un pequeno tiron para que mi mano derecha, liberada, empunara el acero pavonado de la pistola. Ahora solo debia esperar, porque el sexto sentido, o quizas, el decimo sexto, me hizo prever el acercamiento de la extrana ligereza, el vertigo, y la sombra que apagaba todo: la luz, los sonidos y los pensamientos.

Y, efectivamente, asi ocurrio. Apareci frente a Zargarian, quien me quitaba en la oscuridad los captadores.

– ?Donde estuviste? -me pregunto, aun invisible.

– En el pasado, Ruben, por desgracia.

Suspiro ruidosamente, con pena. Nikodimov, ya visible, miraba la cinta sacada del container.

– ?Calculo el tiempo, Serguei Nikolaevich? -me pregunto. ?Cuando entro y salio de la fase?

– Entre por la manana y sali por la noche.

– Ahora son las once y cuarenta minutos. ?Coincide?

– Aproximadamente.

– Entonces hay un insignificante retraso en el tiempo.

– ?Insignificante? -le pregunte riendome con tristeza-. ?Acaso veinte anos son pocos?

– Cuando calculamos en milenios veinte anos no es nada.

No me inquietaban los milenios, sino el destino de Serguei Gromov, a quien abandone hace un cuarto de siglo en un camino suburbano de Kolpinsk. Me figuro que el supo aprovechar su tiempo.

VEINTE ANOS HACIA EL FUTURO.

El nuevo experimento empezo del modo habitual, como la visita a la policlinica. En visperas del experimento, no me despedi de nadie, no reuni a mis amigos y no llegue al laboratorio acompanado de Zargarian en su auto, sino en el autobus.

Al entrar en la sala, Nikodimov, rapido como un rayo, me sento en el sillon. No tuve tiempo ni de darle mi aprobacion para la prueba. El tan solo inquirio:

– ?Cuando empezaron las contrariedades la vez anterior? ?A la tarde?

– Quizas. Ya en el camino empezaba a oscurecer.

– Los aparatos grabaron el sueno, despues el aumento de la tension nerviosa y, finalmente, el shock…

– Es exacto todo.

– Pienso que podremos ahora prevenir las complicaciones, si es que surgen -afirmo. En este caso, lo haremos regresar a su mundo psiquico.

– Era esto precisamente lo que no queria -dije-. Ya lo saben.

– Si, lo sabemos; pero no queremos arriesgarnos.

Zargarian, que habia aparecido en la habitacion blanco como un fantasma, trono con voz estentorea:

– ?Y cuales son los riesgos? ?Quien esta hablando de riesgos? Por un minuto de tu viaje, doy un ano de mi vida. Esto no es ciencia, como cree Nikodimov, sino poesia. ?Te gusta el poeta Voznesenski?

– Me agradan solo algunas de sus obras -respondi.

Zargarian empezo a declamar:

'En horas del otono… a traves del bosque salpicado de hojas… furtiva y peligrosamente… vuelan hacia nosotros, como semillas…, destinos y nombres…'

Interrumpio la cita y pregunto:

– ?Que recuerdas de estos versos?

– Solo: 'furtiva y peligrosamente' -conteste.

Ya no lo veia. Me hablaba desde las tinieblas:

– Lo principal es: ?furtivamente! Seamos solemnes. Estas frente al futuro.

– ?Estas convencido de ello? -llego hacia mi la voz apenas inteligible de Nikodimov.

– Por completo.

No escuche nada mas. Los sonidos se apagaron y, en el silencio sepulcral empezo a oirse un zumbido monotono.

No habia niebla ni silencio. Yo estaba en un sillon muelle cerca de una ventana. Junto a mi, y al frente, estaban sentadas personas desconocidas. El sitio parecia la cabina de un avion o el vagon de un tren suburbano, donde se sienta la gente en filas de tres, a ambos lados, con un pasillo por el medio de puerta a puerta. Este pasillo prolongabase unos cuarenta metros aproximadamente.

Mirando de soslayo a los vecinos y sin levantar la vista, me observe. Mis manos grandes, sumamente blancas

Вы читаете Viaje Por Tres Mundos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату