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El Ano Nuevo se estreno con un nuevo funeral. Inez Perdue murio despues de un largo y doloroso deterioro de sus rinones. Tenia sesenta y un anos, era viuda y tenia dos hijos adultos que, con suerte, se irian de Bowmore en cuanto fueran lo bastante mayores. No tenia seguro medico y murio en su pequena casa de las afueras de la ciudad, rodeada de sus amigos y su pastor, Denny Ott. Despues de dejarla, el pastor Ott fue al cementerio de detras de la iglesia de Pine Grove y, con la ayuda de otro diacono, empezo a cavar la tumba, la numero diecisiete.
En cuanto la gente empezo a irse, subieron el cuerpo de Inez a una ambulancia y lo llevaron al deposito de cadaveres del Forrest County Medical Center, en Hattiesburg. Alli, un medico contratado por el bufete de los Payton extrajo tejido, le saco sangre y llevo a cabo una autopsia durante tres horas. Inez habia accedido a someterse a aquel lugubre procedimiento cuando firmo un contrato con los Payton un ano antes. La investigacion de sus organos y el examen de sus tejidos tal vez les aportarian pruebas que algun dia podian llegar a ser cruciales en un juicio.
Ocho horas despues de su muerte, estaba de vuelta en Bowmore, en un ataud barato, a resguardo de la noche, en el santuario de la iglesia de Pine Grave.
Hacia tiempo que el pastor Ott habia logrado convencer a sus feligreses de que una vez que el cuerpo ya no posee vida y el alma asciende a los cielos, los ritos terrenales son superfluos y carecen de importancia. Los funerales, los velatorios, el embalsamamiento, las flores, los feretros caros… todo era una perdida de tiempo y dinero. Polvo eres y en polvo te convertiras. Dios nos envio desnudos al mundo y asi deberiamos abandonarlo.
Celebro el oficio religioso de Inez al dia siguiente, ante un templo abarrotado. Entre los asistentes se encontraban Wes y Mary Grace, asi como un par de abogados que observaban con curiosidad. El pastor Ott se esforzaba en animar a sus feligreses durante los oficios religiosos, a veces con toques humoristicos, y estaba convirtiendose en todo un experto. Inez era la pianista suplente de la iglesia y, aunque tocaba con decision y gran entusiasmo, solia saltarse la mitad de las notas. Ademas, teniendo en cuenta que practicamente era sorda, no tenia ni la mas remota idea de lo mal que tocaba. El recuerdo de sus interpretaciones levanto el animo general.
Habria sido facil cargar contra Krane Chemical y su ristra de pecados, pero el pastor Ott no menciono a la compania. Inez estaba muerta y nada iba a cambiar eso. Todos sabian quien la habia matado.
Despues de un oficio de una hora, los portadores del feretro colocaron el ataud de madera en la calesa del senor Earl Mangram, la unica autentica que quedaba en el condado. El senor Mangram habia sido una de las primeras victimas de Krane, el funeral numero tres en la carrera de Denny Ott, y habia pedido especificamente que su feretro saliera de la iglesia y se llevara al cementerio en la calesa de su abuelo, con su vieja mula, Blaze, con los arreos puestos. La breve procesion gusto tanto que Pine Grave adopto aquella nueva tradicion de inmediato.
Cuando subieron el feretro de Inez a la calesa, el pastor Ott, aliado de Blaze, tiro de las riendas y la vieja mula empezo a avanzar pesadamente, encabezando el pequeno desfile que partio de la puerta de la iglesia, doblo la esquina y se detuvo en el cementerio.
Aferrandose a las tradiciones surenas, al ultimo adios de Inez le siguio una cena en la sala anexa, en la que todos aportaron algun plato. Para una gente tan acostumbrada a la muerte, el
La gran pregunta en esas horas tan aciagas siempre era quien seria el siguiente. Tenian la sensacion de encontrarse en el corredor de la muerte por muchos motivos: estaban aislados, sufrian y no sabian quien seria la proxima victima que elegiria el verdugo. Rory Walker tenia catorce anos y estaba perdiendo la batalla contra la leucemia a marchas forzadas, una guerra que ya duraba diez anos. Seguramente seria el siguiente. Habia ido al colegio y por eso no habia asistido al funeral de Perdue, pero su madre y su abuela estaban alli.
Los Payton se habian retirado a un rincon con Jeannette Baker, donde charlaban de cualquier cosa menos del caso, mientras daban cuenta de los cuatro miseros trocitos de brecol con queso que se habian servido en sus platos de carton. Se enteraron de que Jeannette estaba trabajando de dependienta en el turno de noche en un establecimiento de comida preparada y que le habia echado el ojo a una caravana mejor equipada. Bette y ella empezaban a tener problemas. Bette tenia un novio que solia pasar la noche con ella, y parecia demasiado interesado en la situacion legal de Jeannette.
Daba la impresion de que Jeannette pensaba con mayor claridad, y fisica y mentalmente se la veia mas fuerte. Habia ganado algo de peso y aseguraba que habia dejado de tomar antidepresivos. La gente la trataba de manera diferente. Todo eso lo explicaba en voz baja, mientras miraba a los demas.
– Al principio, la gente estaba realmente orgullosa. Les habiamos devuelto el golpe, habiamos ganado. Por fin alguien de fuera nos habia oido, a nosotros, a la gente insignificante de un pueblo insignificante. Todo el mundo danzaba a mi alrededor y tenia buenas palabras para conmigo. Cocinaban para mi, limpiaban la caravana, siempre habia alguien en casa. Cualquier cosa por la pobre Jeannette. Pero a medida que el tiempo ha ido pasando, he empezado a oir hablar de dinero. Cuanto tiempo va a durar la apelacion, cuando vaya recibir el dinero, que vaya hacer con el, e infinidad de otras preguntas. El hermano pequeno de Bette se quedo una noche, bebio demasiado y me pidio prestados mil dolares. Tuvimos una pelea y dijo que todo el pueblo sabia que ya habia recibido parte del dinero. Me quede muy sorprendida. La gente hablaba, corrian todo tipo de rumores. Veinte millones por aqui, veinte millones por alla. Cuanto vaya regalar, que coche me vaya comprar, donde voy a construirme una casa nueva. Miran con lupa hasta el ultimo centavo que me gasto, que no es mucho. y los hombres… No hay calavera en cuatro condados a la redonda que no haya llamado para ver si podia pasarse por aqui a saludar o a llevarme al cine. Se a ciencia cierta que un par de ellos ni siquiera estan divorciados, porque Bette conoce a sus primos. Ahora mismo, los hombres son en lo ultimo que pienso.
Wes aparto la mirada.
– ?Has hablado con Denny? -pregunto Mary Grace.
– Un poco. Es un encanto. El insiste en que siga rezando por los que murmuran sobre mi y yo rezo por ellos cada noche, de verdad, pero tengo la sensacion de que ellos rezan incluso con mayor ahinco por mi y por el dinero.
Jeannette miro a su alrededor, recelosa.
El postre, un pudin de platano, les sirvio de excusa para alejarse de Jeannette. Habia mas clientes de los Payton en la sala y todos merecian su atencion. Cuando el pastor Ott y su mujer empezaron a recoger las mesas, los dolientes se dirigieron hacia la salida.
Wes y Mary Grace se vieron con Denny en el despacho que este tenia junto al templo. Habia llegado el momento de ponerse al dia en materia legal despues del funeral: quien habia caido enfermo, cual era el diagnostico y que feligreses de Pine Grave habian contratado los servicios de otro bufete.
– El asunto ese de Clyde Hardin esta fuera de control -dijo Denny-. Se anuncian en la radio y salen en los periodicos una vez a la semana, a toda pagina. Casi garantizan el dinero. La gente acude como borregos.
Wes y Mary Grace se habian paseado por Main Street antes del funeral de Inez. Querian ver por ellos mismos la nueva clinica que habian abierto junto al despacho de F. Clyde. En la acera habia dos enormes refrigeradores llenos de botellines de agua y hielo. Un adolescente con una camiseta de Bintz amp; Bintz les tendio una botella a cada uno, en cuya etiqueta se leia: «Agua pura de manantial. Cortesia de Bintz amp; Bintz, abogados». Habia un numero gratuito de informacion.
– ?De donde viene el agua? -pregunto Wes.
– De Bowmore no -contesto, sin vacilar, el muchacho.
Mientras Mary Grace se quedaba hablando con el joven, Wes entro y se encontro con otros tres clientes potenciales que estaban esperando para hacerse una revision. Ninguno parecia enfermo. Una guapa jovencita de no mas de dieciocho anos saludo a Wes, le tendio un folleto, un cuestionario en una carpeta sujetapapeles, un boligrafo y le explico como rellenarlo, tanto por delante como por detras. El folleto tenia un aspecto muy
