senor Zachary. Todo parecia legal. Llamo a un amigo de la Facultad de Derecho, un hombre de carrera que trabajaba en la oficina del fiscal general, en Jackson, y tanteo sobre Vision Judicial sin revelarle el verdadero motivo de su llamada. Su amigo creia haber oido hablar de ellos, pero no sabia mucho mas. Ademas, el se encargaba de los derechos de extraccion de crudo mas alla de la costa y se mantenia al margen de la politica.

Ron habia llamado a la oficina de Vision Judicial en Jackson y cuando al final consiguieron pasarle con la secretaria de Zachary, esta le informo de que su jefe estaba fuera, de viaje, por el sur de Mississippi. Despues de colgar, la secretaria llamo a Tony y le informo de la llamada recibida.

Los Fisk se encontraron con Tony para comer al dia siguiente en el Dixie Springs Cafe, un pequeno restaurante cerca de un lago, a unos quince kilometros al sur de Brookhaven, lejos de los curiosos que podrian encontrarse en los restaurantes de la ciudad.

Zachary adopto una postura ligeramente diferente para la ocasion. Ese dia seria el hombre abierto a otros candidatos. El trato era el que era, o lo tomaba o lo dejaba, porque tenia una larga lista de jovenes abogados blancos y protestantes con quienes hablar. Se mostro educado y encantador, sobre todo con Doreen, a quien no le costo superar sus recelos iniciales.

El senor y la senora Fisk habian llegado, cada uno por su lado, a la misma conclusion en algun momento de la noche que habian pasado en vela. Llevarian una vida mucho mas holgada en su pequena ciudad si el abogado Fisk se convertia en el juez Fisk. Su posicion social mejoraria considerablemente. Estarian por encima de los demas y, aunque no buscaban ni el poder ni la fama, el atractivo era irresistible.

– ?Cual es vuestra mayor preocupacion? -les pregunto Tony, al cabo de un cuarto de hora de conversacion banal. -Bueno, estamos en enero -empezo Ron- y durante los siguientes once meses estare liado con la planificacion y la puesta en marcha de la campana, es normal que me preocupe mi carrera de abogado.

– Tenemos la solucion para eso -dijo Tony, sin vacilar.

Tenia soluciones para todo-. Vision Judicial es el producto de una labor conjunta muy bien coordinada y concertada. Contamos con muchos amigos y adeptos, y podemos derivar trabajo hacia tu bufete. Madera, energia, gas natural, clientes importantes con intereses en esta parte del estado. Tu bufete tendria que contratar un par de abogados mas para que llevaran los asuntos mientras tu te ocupas de otras cosas, lo que tambien aliviaria la carga. Si decides presentarte a las elecciones, no tendras que preocuparte por la parte economica. Todo lo contrario.

Los Fisk se miraron. Tony unto una galleta salada con mantequilla y le dio un mordisco.

– ?Clientes legitimos? -pregunto Doreen, aunque deseo haber mantenido la boca cerrada.

Tony fruncio el ceno mientras masticaba.

– Doreen, todo lo que hacemos es legal-dijo, con dureza, cuando hubo tragado-o Para empezar, somos completamente honrados, nuestra mision es la de limpiar los tribunales, no la de arrojar mas basura. Ademas, todo lo que hagamos sera examinado con lupa. Estas elecciones van a ser muy renidas y atraeran mucha atencion. Nosotros no damos traspies.

Escarmentada, Doreen levanto el cuchillo y abrio un panecillo.

– Nadie puede cuestionar el trabajo legitimo y los honorarios pagados por los clientes -continuo Tony-, ya sean grandes o pequenos.

– Por descontado -dijo Ron, anticipandose a la maravillosa reunion que iba a mantener con sus socios, imaginando el nuevo caudal de negocio para el bufete.

– No me veo como esposa de un politico -objeto Doreen-. Ya sabes, todo eso de salir de campana y dar discursos. Nunca me lo habia planteado.

Tony sonrio, desbordando encanto. Incluso se permitio una risita.

– Puedes participar en la medida que tu prefieras. Yo diria que estaras mas que ocupada con tres ninos pequenos.

Mientras daban cuenta de sus bagres y sus tortas de maiz fritas, acordaron volver a verse al cabo de unos dias, durante uno de los viajes de Tony por la zona. Se reunirian una vez mas para comer y tomarian una decision. Noviembre quedaba muy lejos, pero habia mucho trabajo por hacer.

12

Antes solia sonreirse cuando tenia que someterse al odioso ritual de subirse a la bicicleta estatica al amanecer y empezar a pedalear con rumbo a ninguna parte mientras el sol se alzaba poco a poco e iluminaba su pequeno gimnasio. Para una mujer cuya cara publica era la de un rostro severo sobre una intimidante toga negra, le divertia imaginar que pensaria la gente si la viera en esa bicicleta, con sus pantalones de chandal viejos, despeinada, los ojos hinchados y sin maquillar. Pero de eso hacia mucho tiempo. Ahora se limitaba a completar el ejercicio sin detenerse a pensar en el aspecto que tenia o en lo que nadie pudiera pensar. Lo que en esos momentos le preocupaba era haber subido dos kilos durante las vacaciones y cinco desde el divorcio. Tenia que empezar a dejar de ganar para poder empezar a perder, y con cincuenta y un anos, los kilos se aferraban a sus carnes y se negaban a quemarse tan rapido como cuando era mas joven.

Sheila McCarthy no era una persona mananera. Odiaba tener que madrugar, odiaba tener que levantarse de la cama antes de haber dormido suficiente, odiaba las voces alegres del televisor y odiaba el trafico de camino a la oficina. No desayunaba porque aborrecia lo que la gente suele desayunar. Detestaba el cafe, y en lo mas hondo de su ser le repateaban los que disfrutaban con sus proezas mananeras: los que salian a correr, los forofos del yoga, los adictos al trabajo y las madres entregadas e hiperactivas. Como uno de los jueces mas jovenes del juzgado de distrito de Biloxi, muchas veces tenia causas programadas a las diez de la manana, una hora intempestiva. Sin embargo, era su juzgado y ella acataba sus propias normas.

En esos momentos era uno de los nueve jueces del supremo, un tribunal que se aferraba desesperadamente a sus tradiciones. De vez en cuando podia aparecer a mediodia y quedarse a trabajar hasta medianoche, su horario preferido, pero la mayoria de las veces se esperaba de ella que apareciera a las nueve de la manana.

Al cabo de kilometro y medio ya habia empezado a sudar.

Cuarenta y ocho calorias quemadas. Menos de una tarrina de helado de menta con pepitas de chocolate Haagen-Dazs, su mayor tentacion. Mientras pedaleaba, iba viendo y escuchando la television colocada en lo alto, sujeta en un soporte, mientras los noticiarios locales informaban con entusiasmo de los ultimos asesinatos y accidentes de coche. A continuacion, el hombre del tiempo aparecio por tercera vez en doce minutos y empezo a divagar sobre la nieve de las Rocosas, porque en casa no habia ni una sola nube que analizar.

Tras tres kilometros, y ciento sesenta y una calorias menos, Sheila se detuvo para beber un trago de agua y coger una toalla, y luego volvio a subir al potro de tortura para seguir trabajando. Cambio a la CNN para echar un vistazo al panorama nacional. Cuando hubo quemado doscientas cincuenta calorias, Sheila dio el asunto por zanjado y se dirigio a la ducha. Una hora despues, abandono el bloque de pisos de dos plantas, junto al embalse, se subio al BMW deportivo rojo descapotable y se dirigio al trabajo.

El tribunal supremo del estado de Mississippi se divide en tres distritos claramente diferenciados -el del norte, el central y el del sur- con tres jueces electos cada uno. El mandato dura ocho anos y es prorrogable ilimitadamente. Los comicios judiciales se celebran el ano en que solo hay elecciones al Congreso, anos tranquilos en los que no hay que votar cargos locales, legislativos o de cualquier otro tipo en todo el estado. Una vez que se obtiene un puesto en el tribunal, este suele convertirse en vitalicio y se ostenta hasta la muerte de su ocupante o hasta su retiro voluntario.

Los jueces no estan afiliados a ningun partido politico, por lo que todos los candidatos se presentan como independientes. Las leyes de financiacion electoral limitan las contribuciones a cinco mil dolares para las personas fisicas y a dos mil quinientos para las entidades, entre las que se incluyen comites y corporaciones de accion politica.

Nueve anos atras, un gobernador afin habia designado a Sheila McCarthy para la judicatura tras la muerte de su predecesor. Salio elegida sin oposicion y contaba con una nueva victoria facil. No habia oido ni el mas minimo

Вы читаете La Apelacion
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату