chaquetas y los acompano hasta sus asientos.

– ?Has estado antes en un Gulfstream? -le pregunto Tony, cuando tomaron asiento.

Uno de los pilotos los saludo mientras pulsaba el boton para retirar la escalera.

– No -contesto Ron, admirando la caoba pulida, la suave piel y los adornos dorados.

– Es un G5, el Mercedes de los jets privados. Este podria llevarnos a Paris en un vuelo sin escalas.

Entonces vayamos a Paris en vez de a Washington, penso Ron mientras se inclinaba hacia el pasillo para hacerse una idea de la longitud y el tamano del avion. Tras un breve calculo, estimo que alli habia espacio para al menos una docena de ninos mimados.

– Es precioso -dijo.

Tambien le habria gustado preguntar de quien era, quien pagaba el viaje o quien estaba detras de un reclutamiento tan lujoso, pero se dijo que preguntar seria de mala educacion. Solo tenia que relajarse, disfrutar del viaje, del dia y recordar todos los detalles, porque Doreen querria oirlos.

La auxiliar de vuelo volvio a aparecer. Les explico el procedimiento de emergencia y a continuacion les pregunto que querrian para desayunar. Tony pidio huevos revueltos, beicon y patatas salteadas con cebolla. Ron pidio lo mismo.

– El lavabo y la cocina estan al fondo -dijo Tony, como si viajara en un G5 todos los dias-. El asiento es reclinable, si quieres echar una cabezadita. -Llego el cafe cuando empezaron a rodar por la pista. La auxiliar de vuelo les ofrecio varios periodicos. Tony escogio uno, lo abrio con resolucion, espero unos segundos y luego pregunto-: ?Sigues de cerca el caso de Bowmore?

Ron fingio leer el diario mientras seguia admirando el lujoso jet.

– Mas o menos -contesto.

– Ayer presentaron una demanda conjunta -dijo Tony, indignado-. Uno de esos bufetes de Filadelfia especializados en casos de responsabilidad civil. Me temo que ya han llegado los buitres.

Era el primer comentario que hacia a Ron referente a esa cuestion y, desde luego, no seria el ultimo.

El G5 despego. Era uno de los tres aviones privados propiedad de varias entidades controladas por el Trudeau Group y arrendado a traves de una compania aerea sin relacion alguna, que hacia imposible llegar a descubrir quien era el verdadero dueno. Ron vio desaparecer la ciudad de Jackson a lo lejos. Minutos despues, cuando se estabilizo a cuarenta y un mil pies, empezo a oler el delicioso aroma del beicon en la sarten.

Una vez en el aeropuerto de Dulles, subieron sin perder tiempo a la parte de atras de una larga limusina negra y cuarenta minutos despues llegaban al centro, a K Street. Tony le fue explicando por el camino que tenian una reunion a las diez de la manana con un grupo de posibles patrocinadores, luego una comida tranquila y despues, sobre las dos de la tarde, una nueva reunion con otro grupo. Ron estaria en casa a la hora de cenar. La cabeza le daba vueltas despues del emocionante viaje rodeado de lujo y de que le hicieran sentirse tan importante.

Entraron en el anodino vestibulo de la Alianza de la F amilia Americana, en la decimoseptima planta de un edificio nuevo, y se dirigieron a una recepcionista aun mas anodina. El resumen que Tony le habia hecho en el avion habia sido: «Este grupo es probablemente el mas conservador de todos los formados por abogados cristianos conservadores. Tiene muchisimos miembros, dinero e influencia. Los politicos de Washington los adoran y los temen por igual. Esta dirigido por Walter Utley, un antiguo congresista que se harto de los liberales del Congreso y los abandono para formar su propio grupo».

Fisk habia oido hablar de Walter Utley y su Alianza de la Familia Americana.

Los acompanaron hasta una enorme sala de reuniones, donde el senor Utley los esperaba con una agradable sonrisa y un calido apreton de manos, a lo que siguio la presentacion de los demas hombres de la sala, a quienes Tony tambien habia incluido en la breve puesta al dia del jet. Representaban a grupos como Sociedad de la Oracion, Luz Global, Mesa Redonda de la Familia, Iniciativa Evangelica y muchos otros. Segun Tony, todos desempenaban un papel importante en la politica nacional.

Se distribuyeron alrededor de la mesa, ante libretas e informes, como si se dispusieran a tomar declaracion bajo juramento al senor Fisk. Tony inicio la reunion con un resumen de la situacion del tribunal supremo del estado de Mississippi, positivo en terminos generales. La mayoria de los jueces eran hombres de bien con un historial de votaciones coherente; sin embargo, claro, tambien estaba el caso de la jueza Sheila McCarthy y sus devaneos con el liberalismo. No se podia confiar en ella en cuanto a sus resoluciones. Estaba divorciada y se rumoreaba que era de moral relajada, aunque Tony se detuvo ahi, sin entrar en detalles.

Para enfrentarse a ella, necesitaban que aquel hombre, Ron, recogiera el testigo. Tony repaso el curriculo de su hombre, aunque no les ofrecio ni un solo dato que los presentes no conocieran de antemano. Cedio la palabra a Ron, que se aclaro la garganta y les agradecio la invitacion. Empezo a hablar de su vida, de la educacion que habia recibido, de como se habia criado, de sus padres, su mujer y sus hijos. Era un devoto cristiano, diacono de la iglesia baptista de Sto Luke y profesor de catequesis. Tambien era miembro del Rotary Club, de una asociacion que velaba por la conservacion del medio ambiente y entrenaba a un equipo juvenil de beisbol. Alargo la explicacion de su curriculo todo lo que pudo y luego se encogio de hombros, como queriendo decir que no habia nada mas.

Su mujer y el habian rezado en busca de inspiracion para tomar una decision. Incluso se habian reunido con su pastor para que sus suplicas llegaran mas alto. Ya no les quedaban dudas. Estaban preparados.

Los presentes siguieron mostrandose calidos, amistosos, encantados de tenerlo alli. Le preguntaron sobre su pasado: ?habia algo que lo atormentara? ?Un lio de faldas, una detencion por conducir bajo el efecto de cualquier sustancia, una estupida broma estudiantil en la universidad? ?Algun conflicto etico? ? Primer y unico matrimonio? Si, bien, eso creiamos. ? Alguna demanda por acoso sexual por parte de algun miembro de su plantilla? ?Nada por el estilo? ?Absolutamente nada que tuviera que ver con el sexo? Porque el sexo es el as en la manga de cualquier eleccion renida. Y ya que estaban, ?que opinion le merecian los gays? ?Y el matrimonio entre homosexuales? ?Totalmente en contra! ?Y las uniones civiles? No, senor, en Mississippi no. ? La adopcion de ninos por homosexuales? No, senor.

?El aborto? En contra. ?Cualesquiera que fueran las circunstancias? En contra.

?La pena de muerte? Completamente a favor.

Nadie parecio percatarse de la contradiccion entre ambas convicciones.

? Las armas, la Segunda Enmienda, el derecho a llevar armas y todo eso? Ron estaba encantado con sus armas, pero por un momento se pregunto por que a unos hombres religiosos les preocupaban las armas. y entonces cayo en la cuenta: se trataba de politica y de salir elegido. Su largo historial de cazador los satisfizo enormemente y lo alargo todo lo que le fue posible. No se salvaba ni un solo animal.

A continuacion, el presidente de la Mesa Redonda de la Familia, de voz chillona, derivo la conversacion hacia temas relacionados con la separacion de la Iglesia y el Estado que, por el semblante aburrido de los demas, solo parecian interesarle a el. Ron no se amilano, respondio pensando muy bien lo que contestaba y dio la impresion de satisfacer a los pocos que parecian estar escuchandolo. Tambien empezo a comprender que todo aquello era una farsa. Aquellos hombres ya habian tomado una decision mucho antes de que el saliera de Brookhaven esa manana. Era su hombre, y en esos momentos unicamente estaba gastando saliva.

La siguiente tanda de preguntas estuvo relacionada con la libertad de expresion, especialmente de la expresion religiosa. La pregunta fue: ?un juez comarcal deberia tener la potestad de colgar los Diez Mandamientos en su sala del tribunal? Ron tuvo la sensacion de que aquella cuestion les interesaba en particular y al principio se sintio inclinado a ser completamente sincero y contestar que no. El Tribunal Supremo de Estados Unidos habia dictaminado que era una violacion de la separacion entre la Iglesia y el Estado, y Ron estaba de acuerdo. Sin embargo, no queria ser un aguafiestas.

– Uno de mis modelos es el juez de distrito del tribunal de Brookhaven -respondio al fin. A continuacion empezaron las fintas y los amagos-. Un gran hombre. Hace treinta anos que tiene los Diez Mandamientos colgados en la pared y siempre lo he admirado.

Una habil respuesta que, a pesar de no enganar a nadie, les sirvio como ejemplo de los recursos de los que el senor Fisk podria valerse para sobrevivir en una campana renida. No insistieron en ello, no hubo ninguna objecion. Despues de todo, eran combatientes experimentados en el campo de batalla de la politica y sabian reconocer una respuesta ingeniosa e inteligente.

Al cabo de una hora, Walter Utley echo un vistazo a su reloj y anuncio que iba un poco retrasado. Ese dia tenia otras reuniones importantes. Dio por concluida la pequena toma de contacto, les aseguro que el senor Ron

Вы читаете La Apelacion
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату