chaval adora a los elefantes. Tiene las paredes llenas de posteres, ve documentales de fauna salvaje y todo eso. Bien, pues lo que al senador realmente le apetecia era uno de esos safaris en Africa de primera clase, un cinco estrellas, para poder llevar a su nieto a ver una manada de elefantes. Ningun problema. Luego decide que toda la familia disfrutaria con un viaje asi, y nuestra gente le organiza el punetero viaje. Veintiocho personas, dos jets privados, quince dias en la sabana africana bebiendo Dom Perignon, comiendo langosta y solomillo y, por descontado, contemplando embobados miles de elefantes. La broma ascendio a cerca de trescientos de los grandes y el jamas supo que salieron de mi bolsillo.

– Una ganga.

– Una verdadera ganga. Callo a la EPA, que se fue de Bowmore. Eramos intocables y, como no hay mal que por bien no venga, ahora el senador Rudd es un experto en todo lo tocante a Africa: sida, genocidios, hambrunas, violacion de los derechos humanos… Da igual el tema, el lo sabe todo porque paso dos semanas en medio de la sabana de Kenia viendo la fauna salvaje desde detras de un Land Rover.

Se echaron a reir y atacaron los fideos.

– ?Te pusiste en contacto con el cuando empezaron las demandas? -pregunto Barry.

– No. Los abogados enseguida se pusieron manos a la obra. Recuerdo que una vez, hablando con Gabbard sobre Rudd, llegamos a la iluminada conclusion de que la politica no se veria mezclada con el juicio. Confiabamos en que saldriamos vencedores. Que equivocados estabamos.

Se concentraron en la cena unos minutos, aunque ninguno de los dos parecia demasiado entusiasmado con la comida.

– Nuestro hombre se llama Ron Fisk -dijo Barry, tendiendole un sobre grande de papel Manila-. Ahi encontraras lo fundamental. Fotos, un repaso a su trayectoria vital, unas ocho paginas en total, tal como pediste.

– ?Fisk?

– El mismo.

La madre de Brianna se habia pasado por alli en una de sus dos visitas anuales, para las que Cad insistia en que utilizaran la casa de los Hamptons y a el lo dejaran en paz en la ciudad. Cad le sacaba dos anos y ella todavia fantaseaba con la idea de conservar suficiente atractivo como para llamar su atencion. Cad no pasaba mas de una hora al ano en presencia de aquella mujer y no habia ocasion en que no se sorprendiera practicamente rezando por que Brianna no hubiera heredado sus genes. Odiaba a aquella mujer. La madre de una esposa trofeo no es automaticamente una suegra trofeo; ademas, por lo general suelen estar bastante mas obsesionadas con el tema del dinero. Carl habia aborrecido a todas y cada una de sus suegras. Para empezar, detestaba la idea de tener una suegra.

Se habian ido. Tenia el atico de la Quinta Avenida solo para el. Brianna habia cargado en el coche a Sadler MacGregor, la ninera rusa, su ayudante, la nutricionista y un par de asistentas y habia salido en caravana hacia la isla, donde podria invadir su magnifica casa como le placiera y maltratar al servicio a su antojo.

Carl salio del ascensor privado, se topo de bruces con Abused ?me/da, la maldijo por enesima vez, no hizo caso de su ayudante de camara, despacho al resto del servicio y ya por fin en la maravillosa intimidad de su dormitorio, se puso el pijama, una bata y unos gruesos calcetines de lana. Fue a buscar un puro, se sirvio un whisky de malta sin hielo y salio a la pequena terraza que daba a la Quinta Avenida y a Central Park. El aire era cortante y hacia viento, perfecto.

Rinehart le habia recomendado que no se preocupara por los detalles de la campana.

– No hace falta que lo sepas todo -le habia dicho en mas de una ocasion-o Confia en mi. Me dedico a esto y soy bueno.

Sin embargo, Rinehart nunca habia perdido mil millones de dolares. Segun uno de los articulos que habia leido nada menos que sobre el mismo, solo habia seis hombres mas, aparte de el, que hubieran perdido mil millones de dolares en un dia. Barry jamas sabria hasta que punto se sentia uno humillado cuando la caida era tan rapida y tan dura en aquella ciudad. De repente no habia manera de localizar a los amigos, los chistes de Cad ya no hacian gracia y habia puertas del circulo social que parecian cerradas (a pesar de saber que se trataba de algo temporal). Incluso su mujer parecia algo mas fria y menos aduladora. Por no mencionar el vacio que le hacian los que realmente importaban: los banqueros, los administradores de fondos, los gurus de las finanzas, la elite de Wall Street.

Admiro tranquilo los edificios de la Quinta Avenida mientras el viento enrojecia sus mejillas. Multimillonarios por todas partes. ?Habria alguno que se compadeciera de el o todos se regodeaban con su caida? Sabia la respuesta por lo mucho que habia disfrutado con los tropiezos de los demas.

Reid, reid, se dijo, dando un largo trago a su copa. Reid todo lo que querais porque yo, Carl Trudeau, cuento con un arma secreta. Se llama Ron Fisk, un joven agradable e inocenton que he adquirido (fuera de aqui) por una miseria.

Tres manzanas al norte, en lo alto de un edificio que Carl apenas alcanzaba a ver, estaba el atico de Pete Flint, uno de sus muchos enemigos. Dos semanas antes, Pete habia aparecido en la portada de Hedge Fund Reports, ataviado con un traje de firma que no le favorecia. Estaba engordando. El articulo ponia por las nubes a Pete, su fondo de inversion libre y en particular los fabulosos resultados del ultimo trimestre del ano anterior gracias, casi en su totalidad, al acierto de deshacerse de Krane Chemical. Pete aseguraba que habia ganado unos quinientos millones de dolares gracias a Krane y a la brillante prediccion sobre el resultado del juicio. No se mencionaba el nombre de Carl, aunque no era necesario. Era de dominio publico que habia perdido mil millones de dolares, y alli estaba Pete Flint, asegurando haber sacado tajada de la mitad. No tenia palabras para describir lo dolorosa que era la humillacion.

El senor Flint no sabia nada acerca del senor Fisk. Cuando oyera su nombre, ya seria demasiado tarde y Carl habria recuperado su dinero. Ademas de un buen pico adicional.

15

La reunion invernal de la ALM, la Asociacion de Abogados Litigantes de Mississippi, se celebraba cada ano en Jackson, a principios de febrero, mientras la asamblea legislativa todavia celebraba sesiones. Solia ser un fin de semana lleno de discursos, seminarios, actualizaciones politicas y cosas por el estilo. Teniendo en cuenta que los Payton habian obtenido el veredicto mas suculento del estado, los abogados tenian gran interes en oirlos. Mary Grace puso objeciones. Era un miembro activo, pero aquello no estaba hecho para ella. Las convenciones solian incluir largas horas de cocteles amenizadas por batallitas. Las mujeres no estaban excluidas de este tipo de reuniones, pero tampoco acababan de encajar en aquel ambiente. Ademas, alguien tenia que quedarse en casa con Mack y Liza.

Wes se presto voluntario a reganadientes. El tambien era un miembro activo, pero los congresos de invierno acostumbraban a ser tediosos. Las convenciones de verano en la playa eran mucho mas divertidas y estaban mas dirigidas a la familia, por lo que el clan Payton habia asistido a un par.

Wes condujo hasta Jackson una manana de sabado y encontro la pequena convencion en un hotel del centro de la ciudad. Aparco bastante lejos para que ninguno de sus colegas abogados viera que vehiculo conducia en esos momentos. Eran conocidos por sus coches deslumbrantes y otros caprichos, y a Wes le avergonzaba el Taurus desvencijado que habia sobrevivido al viaje desde Hattiesburg. Tampoco pasaria la noche en el hotel, porque no podia permitirse una habitacion de cien dolares. Sobre el papel podria decirse que era millonario, pero tres meses despues de la sentencia, Wes todavia seguia contando hasta el ultimo centavo. La llegada del dia de cobro del caso de Bowmore seguia siendo un sueno muy lejano. Incluso con ese veredicto, Wes seguia preguntandose si estaba en su sano juicio cuando acepto el caso.

La comida se servia en la gran sala de baile con cabida para doscientas personas, una gran asistencia. Mientras avanzaban los prolegomenos, Wes observo a los presentes desde su asiento en el estrado.

Los abogados litigantes siempre eran un grupo variopinto y eclectico: vaqueros, granujas, radicales, progres, corporativos, inconformistas extravagantes, moteros, diaconos, el tipico sureno, charlatanes, buitres; rostros que aparecian en vallas publicitarias, paginas amarillas y programas de television de madrugada. De lo mas aburrido. Discutian entre ellos como una familia mal avenida, aunque eran capaces de dejar de lanzarse los trastos a la

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