se haria en septiembre, momento en que el tribunal supremo decidiria como enfocar el caso. Tambien tenia la opcion de derivarlo a un tribunal inferior, el de apelacion, para una revision inicial, o bien podia aceptarlo. Un caso de aquella magnitud acabaria fallandose en el tribunal supremo y tanto Wes como ella eran de la opinion que evitaria los tribunales inferiores. Si eso ocurria, se programarian las exposiciones orales para finales de ano o para principios del siguiente. Ellos calculaban que en un ano tendrian una sentencia definitiva.

Si el tribunal confirmaba el fallo, se abririan diferentes posibilidades. Krane se hallaria bajo una enorme presion para llegar a un acuerdo en el resto de las demandas, lo cual, por descontado, seria un resultado extremadamente favorable. Si Krane se negaba a pactar, Mary Grace creia que el juez, Harrison reuniria los demas casos y los juzgaria en un solo proceso colectivo. Si eso llegara a suceder, el bufete contaria con los recursos necesarios para seguir adelante. Confio a sus clientes que habian pedido prestados mas de cuatrocientos mil dolares para llevar el caso Baker a juicio y que no podian volver a hacerlo salvo que el primer veredicto fuera confirmado.

Por pobres que fueran sus clientes, no estaban tan al borde de la ruina como sus abogados.

– ?Y si el tribunal desestima el veredicto? -pregunto Eileen Johnson.

Estaba calva por culpa de la quimioterapia y pesaba menos de cuarenta y cinco kilos. Su marido no le habia soltado la mano en lo que llevaban de reunion.

– Es una posibilidad -admitio Mary Grace-, pero confiamos en que eso no va a suceder. -Lo dijo con mayor seguridad de la que sentia. Los Payton tenian un buen palpito respecto a la apelacion, pero un abogado en su sano juicio no daria nada por sentado-. Si eso ocurre, el tribunal lo devolvera para que se repita el juicio, en parte o en su totalidad. Es dificil de predecir.

Mary Grace siguio adelante, impaciente por no seguir hablando de una posible derrota. Les aseguro que sus casos seguian recibiendo toda la atencion de su bufete. Cientos de documentos se procesaban y se clasificaban cada semana. Seguian buscando expertos. Estaban en un compas de espera, pero seguian trabajando con ahinco.

– ?Y que pasa con esa demanda conjunta? -pregunto Curtis Knight, el padre de un adolescente que habia muerto hacia cuatro anos.

La pregunta parecio despabilar a los presentes. Habia otros, con menos meritos, que estaban invadiendo su territorio.

– Olvidad eso -contesto Mary Grace-. Esos demandantes van al final de la cola. Solo ganan si se llega a un acuerdo, y cualquier acuerdo debera satisfacer primero vuestras reclamaciones. Controlamos el acuerdo. No estais compitiendo con esa gente.

La respuesta parecio tranquilizarlos.

Wes tomo la palabra para advertirles. La sentencia habia aumentado la presion sobre Krane mas que nunca. Seguramente habian enviado investigadores a la zona para que vigilaran a los demandantes mientras trataban de reunir informacion que pudiera perjudicarles. Les aconsejo que tuvieran cuidado de con quien hablaban, que desconfiaran de los extranos y que les informaran de cualquier cosa que les resultara remotamente fuera de lo normal.

Para unas personas que llevaban sufriendo tanto tiempo, no era una noticia que acogieran con agrado. Ya tenian suficiente de lo que preocuparse.

Las preguntas se sucedieron durante mas de una hora. Los Payton hicieron todo lo que estuvo en sus manos para transmitirles seguridad, para mostrarles comprension y para darles esperanzas; sin embargo, lo mas duro fue intentar enfriar sus expectativas.

Si a alguno de los presentes le preocupaban las elecciones al tribunal supremo, nadie dijo nada.

20

Cuando se puso al frente y miro a la numerosa congregacion que habia asistido al oficio religioso ese domingo por la manana, Ron Fisk ni siquiera sospechaba cuantos pulpitos visitaria en los siguientes seis meses, ni tampoco que ese estrado se convertiria en un simbolo de su campana.

Agradecio a los pastores la oportunidad que le habian brindado y luego dio las gracias a la congregacion, a los miembros de la iglesia baptista de Sto Luke, por su indulgencia.

– Manana, en el juzgado de Lincoln, al final de la calle, anunciare mi candidatura al tribunal supremo del estado de Mississippi. Doreen y yo llevamos luchando y rezando por esto varios meses. Lo hemos consultado con el pastor Rose y lo hemos hablado con nuestros hijos, nuestras familias y nuestros amigos. Y ahora que por fin hemos encontrado la paz en nuestra decision, queremos compartirla con vosotros antes del anuncio de manana.

Echo un vistazo a sus notas, nervioso, y continuo:

– No tengo experiencia en politica; para ser sincero, nunca me habia llamado la atencion. Doreen y yo llevamos una vida feliz aqui, en Brookhaven; criamos a nuestros hijos, rezamos aqui con vosotros y colaboramos con la comunidad. Nos sentimos muy afortunados y damos gracias a Dios por su bondad. Damos gracias a Dios por esta iglesia y por amigos como vosotros. Sois nuestra familia.

Hizo una nueva pausa, sin poder reprimir el nerviosismo.

– Deseo ocupar ese cargo en el tribunal supremo porque respeto los valores que todos compartimos, valores extraidos de la Biblia y de nuestra fe en Cristo, porque creemos en la familia, en la union sagrada entre hombre y mujer, en el milagro divino de la vida, en la libertad de disfrutar de la vida sin temer el crimen y la intervencion del gobierno. Igual que vosotros, me frustra ver como se pierden nuestros valores, atacados por nuestra sociedad, nuestra depravada cultura y muchos de nuestros politicos. Si, tambien por nuestros tribunales. Mi candidatura es la de un hombre que lucha contra los jueces liberales. Con vuestra ayuda puedo ganar. Gracias.

Misericordiosamente breves -ya que a continuacion seguramente venia otro prolijo sermon-, las palabras de Ron fueron tan bien recibidas que incluso se oyeron unos breves aplausos mientras el regresaba a su sitio y se sentaba con su familia.

Dos horas despues, mientras los fieles blancos de Brookhaven se iban a comer y los negros empezaban a ponerse en marcha, Ron dirigia sus pasos por la alfombra roja hacia el enorme estrado de la Iglesia de Dios en Cristo, de Mount Pisgah, al oeste de la ciudad, desde donde leyo una version mas larga del discurso de la manana. (Omitio la palabra «liberales».) Dos dias antes ni siquiera conocia al reverendo de la mayor congregacion negra de la ciudad. Un amigo tiro de varios hilos y se formalizo una invitacion.

Esa misma noche, en medio de un animado oficio divino en la iglesia pentecostal, se aferro al pulpito, espero a que el bullicio se apagara, se presento e hizo su llamamiento. No miro las notas, dilato un poco mas su exposicion y volvio a cargar contra los liberales.

De vuelta a casa, se sorprendio de la poca gente que conocia en su pequena ciudad. Sus clientes eran companias aseguradoras, no personas. Casi nunca se aventuraba mas alla de la seguridad de su barrio, su iglesia y su circulo social. En realidad, lo preferia asi.

A las nueve de la manana del lunes se reunio en los escalones del juzgado con Doreen y los ninos, su bufete, un nutrido grupo de amigos, empleados y clientes habituales del tribunal, la mayoria de los miembros de su Rotary Club y anuncio su candidatura al resto del estado. No se habia planeado como una presentacion mediatica, por lo que unicamente aparecieron unos pocos periodistas y camaras de television.

Barry Rinehart era partidario de alcanzar el apogeo el dia de las elecciones, no el de la presentacion.

Durante quince minutos, Ron hizo los comentarios pertinentes, cuidadosamente redactados y ensayados, intercalados de numerosos aplausos, y luego respondio a las preguntas de los periodistas. A continuacion, entro en el pequeno y desierto juzgado, donde concedio encantado una exclusiva de media hora a uno de los comentaristas politicos del periodico de Jackson.

Mas tarde, el sequito se traslado a tres manzanas de alli, donde Ron corto la cinta de la puerta de la sede oficial de su campana, en un viejo edificio que acaban de pintar y cubrir con propaganda electoral. Entre cafes y galletas, charlo con los amigos, poso para fotos y concedio otra entrevista, esta a un periodista del que nunca habia oido hablar. Tony Zachary estaba alli, supervisando el festejo y controlando la hora.

Al mismo tiempo, se enviaba el comunicado de prensa del anuncio de su candidatura a todos los periodicos del estado y a los diarios mas importantes del sudeste del pais. Tambien se envio por correo electronico a los

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