– Pero ?por que?

Kirkhead descolgo el telefono y se lo tendio.

– ?Quiere llamar a Dallas?

– Esto los llevara a la quiebra.

– Llevan mucho tiempo en la quiebra. Ahora podran hacerlo oficialmente.

– Hijo de puta.

– ?Me lo dice a mi, hijo?

Huffy miro iracundo la rechoncha y calva cabeza. -No, a usted no, mas bien al hijo puta de Dallas.

– Dejemoslo aqui, ?de acuerdo?

Huffy volvio a su oficina, dio un portazo y estuvo mirando las paredes fijamente durante una hora. Kirkabron no tardaria en pasarse por alli para ver como iba el asunto.

Wes asistia a una declaracion, en el centro. Mary Grace estaba en su despacho y fue quien contesto al telefono.

Admiraba a Huffy por su valentia al prolongarles el credito mas de lo que hubiera hecho cualquier otro, pero el sonido de su voz siempre la ponia nerviosa.

– Buenos dias, Tom -lo saludo, cordialmente.

– No son buenos, Mary Grace -contesto-. Son malos, muy malos, peores que nunca.

Se hizo un tenso silencio.

– Te escucho.

– El banco, pero no el banco con el que tratabais hasta ahora, sino otro, dirigido por gente que solo he visto una vez y que no quiero volver a ver, ha decidido que no puede esperar mas a que le pagueis. El banco, no yo, os exige el pago del prestamo.

Mary Grace emitio un extrano sonido gutural que podria haber pasado por un improperio, aunque en realidad ni siquiera habia sido una palabra. Lo primero que le vino a la cabeza fue su padre. Ademas de las firmas de los Payton, el unico aval del prestamo era un terreno de ochenta hectareas de tierra de cultivo que su padre tenia desde hacia anos. Estaba cerca de Bowmore y no incluia las tierras de la familia, donde estaba la casa, de unas quince hectareas. El banco embargaria la propiedad.

– ?Por alguna razon en particular, Huffy? -pregunto, con serenidad.

– Ninguna. La decision no viene de Hattiesburg. El Second State se ha vendido al diablo, no se si lo recuerdas.

– Esto no tiene sentido.

– Estoy de acuerdo.

– Nos obligais a declararnos en quiebra y el banco no se lleva nada.

– Salvo la granja.

– ?Asi que embargareis la granja?

– Alguien lo hara. Espero no ser yo.

– Mejor, Huffy, porque cuando lo hagan, no descarto que haya un asesinato en la escalera del juzgado de Bowmore.

– Tal vez elijan al viejo Kirkabron.

– ? Estas en tu despacho?

– Si, con la puerta cerrada.

– Wes esta en el centro. Llegara en quince mmutos. Abre la puerta.

– No.

Quince minutos despues, Wes irrumpio en la oficina de Huffy, con las mejillas encendidas por la ira y con las manos dispuestas a estrangular a alguien.

– ?Donde esta ese Kirkabron?

Huffy se puso de pie de un salto y levanto las manos.

– Calma, Wes.

– ?Donde esta Kirkabron?

– Ahora mismo en su coche, camino de una reunion urgente que le ha surgido de repente hace diez minutos. Sientate, Wes.

Wes respiro hondo y tomo asiento, lentamente. Huffy lo miro con atencion y volvio a su silla.

– No es culpa suya, Wes -dijo Huffy-. Tecnicamente, el prestamo lleva casi dos anos en mora. Podria haberlo hecho hace meses y no lo hizo. Se que no te gusta, a mi tampoco, ni a su mujer, pero ha sido muy paciente. La decision se tomo en la central.

– Dame un nombre en la central.

Huffy le tendio una carta que habia recibido por fax. Estaba dirigida a los Payton, con encabezado del New Vista Bank, y estaba firmada por un tal senor F. Patterson Duvall, vicepresidente.

– Esto ha llegado hace media hora -dijo Huffy-. No conozco a ese tal Duvall. Le he llamado un par de veces, pero esta en una reunion importante, y estoy seguro de que durara hasta que dejemos de llamar. Es una perdida de tiempo, Wes.

La carta les reclamaba el pago de 414.656,22 dolares, con unos intereses diarios de 83,50 dolares. Con arreglo a los terminos del prestamo, los Payton tenian cuarenta y ocho horas para pagar o se llevarian a cabo los procedimientos de ejecucion y cobro. Por descontado, los costes derivados de abogados y demas tambien se anadirian a la cantidad pendiente.

Wes la leyo con atencion mientras recuperaba la calma.

Volvio a dejarla sobre la mesa.

– Mary Grace y yo hablamos de este prestamo a diario, Huffy. Es parte de nuestro matrimonio. Hablamos de los ninos, del despacho, de la deuda con el banco, de lo que hay para cenar; siempre esta presente. Nos hemos dejado la piel para pagar el resto de deudas y asi poder dejarnos la piel para pagar al banco. La semana pasada estuvimos a punto de daros cincuenta mil. Nos juramos sudar tinta hasta sacar al banco de nuestras vidas. y ahora esto. Un imbecil de Dallas ha decidido que se ha cansado de ver este prestamo vencido en su lista diaria y quiere sacarselo de encima. ?Sabes que, Huffy?

– ?Que?

– El banco acaba de meter la pata el solito. Nos declararemos en quiebra, y cuando intenteis embargar el terreno de mi suegro, tambien lo declarare insolvente. Ademas, cuando consigamos salir de esta situacion y volvamos a levantar cabeza, adivina quien no va a ver un centavo.

– ?El imbecil de Dallas?

– El mismo. El banco no va a ver ni un centavo. Sera maravilloso. Podremos quedarnos los cuatrocientos mil cuando los ganemos.

Esa misma tarde, Wes y Mary Grace celebraron una reunion en el Ruedo. Aparte de la humillacion de tener que declararse en quiebra, lo que no parecia alarmar a nadie, habia poco mas de lo que preocuparse. De hecho, las exigencias del banco darian un respiro al bufete. Ya no tendrian que pagar los dos mil dolares mensuales y podrian utilizar ese dinero para otras cosas.

La gran preocupacion, por descontado, era el terreno ael senor Shelby, el padre de Mary Grace. Wes tenia un plan: encontraria a alguien dispuesto a comprarlo, alguien que se presentara en la ejecucion del prestamo y firmara un cheque. La propiedad cambiaria de titularidad y seguiria asi, segun un acuerdo que se sellaria con «un apreton de manos», hasta que los Payton pudieran volver a comprarlo, al cabo de un ano con un poco de suerte. Ninguno de los dos soportaba la idea de que el padre de Mary Grace los acompanara al tribunal de quiebras.

Pasaron las cuarenta y ocho horas y no se efectuo ningun pago. Fiel a su palabra, el banco los demando. El abogado, un caballero del lugar que los Payton conocian bien, los llamo antes para pedirles disculpas. Llevaba anos representando al banco y no podia permitirse perderlo como cliente. Mary Grace acepto sus disculpas y le dio su consentimiento para demandarlos.

Al dia siguiente, los Payton se declararon en quiebra, individualmente y como Payton amp; Payton, abogados. Presentaron bienes conjuntos por un total de treinta y cinco mil dolares -dos coches viejos, muebles y equipamiento de oficina-, todo lo cual estaba protegido. Tambien presentaron una deuda de cuatrocientos veinte

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