sus problemas mentales mientras Carl estudiaba
Ciertamente, su mujer lo queria.
3
El hogar provisional de los Payton era un piso de tres habitaciones en la segunda planta de un viejo complejo de edificios cerca de la universidad. Wes vivia cerca de alli en sus anos universitarios y todavia le costaba creer que hubiera vuelto al barrio. Sin embargo, su vida habia sufrido tantos cambios drasticos, que era dificil centrarse en uno solo.
?Hasta cuando iba a ser provisional? Esa era la gran cuestion que debatian entre marido y mujer, aunque hacia semanas que no habian vuelto a discutir de ello y ese tampoco era el momento de hacerlo. Tal vez dentro de un par de dias, cuando se hubieran repuesto del cansancio y el estupor y pudieran encontrar un rato de tranquilidad para hablar del futuro. Wes disminuyo la velocidad mientras recorria el aparcamiento y pasaba junto a un contenedor con basura apilada alrededor, casi todo latas de cerveza y botellas rotas. Los jovenes universitarios se entretenian lanzando los envases desde los pisos mas altos a traves del aparcamiento, por encima de los coches, apuntando mas o menos al contenedor. Cuando las botellas se rompian, el ruido resonaba en todo el complejo de edificios y los estudiantes disfrutaban de lo lindo. Aunque otros no tanto. Para la pareja privada de sueno de los Payton, el estrepito a veces era insoportable.
El dueno de aquellos cuchitriles, un viejo cliente, estaba considerado el peor casero de la ciudad, al menos en opinion de los estudiantes. Les ofrecio el piso a los Payton y con un apreton de manos acordaron un alquiler de mil dolares al mes. Llevaban siete meses viviendo alli y habian pagado tres, pero el casero insistia en que no estaba preocupado. Esperaba pacientemente a la cola, como muchos otros acreedores. El bufete de abogados de Payton amp; Payton ya habia demostrado que podia atraer clientes y generar honorarios, y sus dos socios eran muy capaces de una recuperacion espectacular.
?Que te parece esta recuperacion?, penso Wes mientras giraba el volante para aparcar en una de las plazas libres. ? Un fallo de cuarenta y un millones de dolares es lo bastante espectacular? Por un instante se sintio animado, pero el cansancio se abatio sobre el al momento siguiente.
Esclavos de una malsana costumbre, ambos bajaron del coche y cogieron los maletines del asiento trasero.
– No -dijo Mary Grace, de pronto-, esta noche no se trabaja. Dejemoslos en el coche.
– Si, senora.
Fueron empujandose escalera arriba, mientras por una de las ventanas se oia un impudico rap a todo volumen. Mary Grace hizo ruido con las llaves, abrio la puerta y segundos despues ya estaban dentro, con sus hijos y Ramona, la canguro hondurena, que veian la tele. Liza, de nueve anos, fue corriendo a recibirlos.
– ?Mami, hemos ganado, hemos ganado! -chillo, emocionada.
Mary Grace la levanto y la abrazo con fuerza. -Si, carino, hemos ganado.
– ?Cuarenta mil millones!
– Cuarenta, cielo, no cuarenta mil.
Mack, de cinco anos, corrio hacia su padre, quien tambien lo levanto en volandas; durante un rato se quedaron en el estrecho recibidor abrazando a sus hijos con fuerza. Wes vio lagrimas en los ojos de su mujer por primera vez desde el anuncio del jurado.
– Os hemos visto en la tele -dijo Liza.
– Pareciais cansados -dijo Mack.
– Estoy cansado -contesto Wes.
Ramona los observaba a cierta distancia, con una sonrisa tensa apenas visible. No estaba segura de lo que significaba el veredicto, pero sabia que las noticias eran buenas.
Se quitaron los abrigos y los zapatos y la pequena familia Payton se sento en el sofa, un bonito sofa de piel gruesa, donde se abrazaron, se hicieron cosquillas y hablaron del colegio. Wes y Mary Grace habian conseguido conservar la mayoria de sus muebles y el destartalado piso estaba decorado con objetos que no solo les recordaban su pasado, sino tambien, y quiza mas importante, les recordaban su futuro. Aquello era solo una parada, una escala inesperada.
El suelo del cuchitril estaba cubierto de libretas y papeles, prueba irrefutable de que los deberes se habian hecho delante de la television encendida.
– Me muero de hambre -anuncio Mack, mientras trataba de deshacer el nudo de la corbata de su padre en vano. -Mama me ha dicho que cenaremos macarrones con queso -dijo Wes.
– ?Bien! -gritaron los dos ninos, entusiasmados, y Ramona desaparecio en la cocina.
– ?Eso quiere decir que vamos a tener una casa nueva?
– pregunto Liza.
– Creia que esta te gustaba -dijo Wes.
– Si, pero seguimos buscando otra casa, ? no?
– Por supuesto.
Habian sido muy prudentes con los ninos. Le habian explicado los rudimentos del juicio a Liza -una empresa mala habia contaminado el agua que a su vez le habia hecho dano a la gente- que enseguida se habia posicionado y habia declarado que a ella tampoco le gustaba esa empresa. Si la familia tenia que mudarse a un piso para luchar contra esa compania, podian contar con ella.
Sin embargo, dejar su bonita casa habia sido un trauma. La antigua habitacion de Liza era de color rosa y blanco y contenia todo lo que una ninita podia desear. Ahora compartia una habitacion mas pequena con su hermano, y aunque no se quejaba, queria saber cuanto tiempo faltaba para que acabara el trato que habian hecho. El jardin de infancia al que Mack acudia todo el dia ocupaba suficientemente sus pensamientos como para preocuparse de donde vivian.
Ambos anoraban su antiguo barrio, donde las casas eran grandes y en los jardines habia piscina y juegos para ninos. Sus amigos vivian en la puerta de aliado o a la vuelta de la esquina. La escuela era privada y segura. La iglesia se encontraba a una manzana de casa y conocian a todos los que asistian.
Ahora iban a un colegio de ensenanza primaria donde habia muchas mas caras negras que blancas, y rezaban en una iglesia episcopal del centro de la ciudad que recibia a todo el mundo.
– No nos mudaremos pronto -dijo Mary Grace-, pero tal vez podriamos empezar a mirar algo.
– Me muero de hambre -insistio Mack.
Solian evitar hablar de la vivienda cada vez que uno de los ninos sacaba la cuestion. Mary Grace se puso en pie. -Vamos a cocinar -le dijo a Liza.
– ?Que te parece si vemos
Cualquier cosa menos las noticias locales.
– Vale.
Ramona habia puesto el agua a hervir y estaba cortando un tomate. Mary Grace le dio un rapido abrazo.
– ?Has tenido un buen dia? -le pregunto.
Si, lo habia tenido. Sin problemas en el colegio. Habian acabado los deberes. Liza se escaqueo en direccion a su cuarto; las cuestiones culinarias no le llamaban la atencion.
– ? Que tal el tuyo? -pregunto Ramona.
– Muy bueno. Le pondremos queso Cheddar.
Encontro un trozo en la nevera y empezo a rallarlo.
– ?Ahora ya podeis relajaros?
– Si, al menos por unos dias.
A traves de un amigo de la congregacion, habian encontrado a Ramona escondida y medio muerta de hambre en un refugio de Batan Rouge. Dormia en un catre y se alimentaba de comida envasada que habian enviado para las victimas del huracan. Habia sobrevivido a un angustioso viaje de tres meses desde America Central a traves de Mexico, luego Texas y despues Louisiana, donde no se cumplio nada de lo que le habian prometido. Ni trabajo, ni