– Pero… -Ryan fruncio el ceno, confundida- ?que hacia en un orfanato si sus padres estaban vivos?
– El Estado les quito la custodia. Su padre… -Bess solto una larga bocanada de humo. Estaba arriesgandose al hablar de aquello. A Pierce no le agradaria si se enteraba de que lo habia hecho. Solo esperaba que mereciese la pena-. Su padre pegaba a su madre.
– ?Dios! -exclamo espantada Ryan-. ?Y… a Pierce? -anadio mirando a Bess a los ojos, como temiendo la respuesta.
– De vez en cuando -respondio la ayudante con calma-. Pero sobre todo pegaba a su madre. Primero le pegaba al alcohol y luego a su esposa.
Ryan se quedo sin aire, dolorida, como si le hubiesen dado un punetazo en la boca del estomago. Se llevo la copa a los labios de nuevo. Por supuesto, era consciente de que ese tipo de cosas sucedian en el mundo, pero ella siempre habia estado muy protegida de semejantes horrores. Podia ser que sus propios padres no le hubiesen prestado mucha atencion durante buena parte de su vida, pero jamas le habian levantado la mano. Y aunque los gritos de su padre la habian asustado en ocasiones, nunca habia ido mas alla de alzar la voz o soltar alguna mala contestacion fruto de la impaciencia. Jamas habia tenido que soportar tipo alguno de violencia fisica. Por mas que trataba de hacerse una idea de lo terrible que debia de ser una infancia como la que Bess le describia, era una experiencia demasiado alejada de la suya.
– Cuentame -le pidio finalmente-. Quiero comprender a Pierce.
Era justo lo que Bess queria oir. Asintio con la cabeza, como dandole su aprobacion a Ryan, y continuo:
– Pierce tenia cinco anos. Esa vez, su padre le pego una paliza, a su madre lo suficientemente grave como para que tuvieran que llevarla al hospital. Por lo general, solia encerrar a Pierce en un armario antes de arrancar con uno de sus ataques de colera, pero en esa ocasion lo dejo inconsciente de un punetazo antes de meterse con su madre.
Ryan controlo la necesidad de rebelarse contra aquel abuso; quiso protestar contra lo que estaba oyendo, pero consiguio guardar silencio. Bess la miraba con atencion mientras hablaba:
– Fue entonces cuando intervinieron los trabajadores sociales. Despues del papeleo y las audiencias habituales, el tribunal declaro que no podian hacerse cargo de el y metieron a Pierce en un orfanato.
– ?Que horror! -Ryan sacudio la cabeza mientras trataba de digerir la informacion-. ?Por que no se separo la madre y se quedo con Pierce?, ?que clase de mujer…?
– No soy psicologa -interrumpio Bess-. Que Pierce sepa, nunca abandono a su marido.
– Y renuncio a su hijo -murmuro Ryan-. Tuvo que sentirse muy rechazado, solo, asustado…
?Que secuelas dejaria algo asi en un nino pequeno?, se pregunto. ?Como compensaria aquellas experiencias tan dolorosas? ?Su obsesion por liberarse de cadenas, baules y cajas fuertes se debia a que de pequeno lo habian encerrado en un armario oscuro? ?La razon por la que siempre trataba de conseguir lo imposible era que durante su infancia se habia sentido impotente?
– Era muy solitario -prosiguio Bess despues de pedir otra ronda-. Quiza por eso se metian con el los otros chicos. Al menos, hasta que llegaba Link. Nadie se atrevia a tocarle un solo pelo a Pierce cuando Link estaba cerca. Siempre fue el doble de grande que cualquier otro chico. ?Y con esa cara! -anadio Bess, sonriente, disfrutando de esa parte de la historia.
De hecho, llego a soltar una risilla y a Ryan no le parecio advertir que escondiera el menor rastro de amargura en ella.
– Cuando Link entro en el orfanato, nadie se acercaba a el. Solo Pierce -continuo Bess-. Los dos estaban marginados. Igual que yo. Link siempre ha estado unido a Pierce desde entonces. Realmente, no se que habria sido de el sin Pierce. Ni de mi.
– Lo quieres mucho, ?verdad? -pregunto Ryan, conmovida por el relato de la exuberante pelirroja.
– Es mi mejor amigo -contesto Bess sin mas. Luego sonrio por encima de la copa-. Me dejaron entrar en su pequeno club cuando tenia diez anos. Recuerdo que al principio Link me daba mucho miedo. Nada mas verlo, trepaba a un arbol. Lo llamabamos el Monstruo. -Los ninos pueden ser muy crueles.
– Mucho. Pero, bueno, el caso es que justo cuando pasaba debajo de mi, la rama se rompio y me cai. El me agarro al vuelo -Bess se inclino hacia adelante y apoyo la barbilla sobre las manos-. Nunca lo olvidare. Pensaba que me iba a matar y, de pronto, Link me habia salvado. Levante la cara para mirarlo. Estaba dispuesta a soportar sus gritos, a que se vengara por todas las veces que me habia burlado de el. Entonces se rio. Me enamore al instante.
Ryan estuvo a punto de atragantarse con el champana. La mirada sonadora de Bess no dejaba lugar a mal interpretaciones.
– ?Tu…? ?Link y tu?
– La verdad es que yo sola -dijo Bess con una sonrisa de resignacion-. Llevo veinte anos loca por ese grandullon, pero el sigue viendome como la pequena Bess. Y eso que mido metro ochenta y cinco. Pero me lo estoy trabajando -anadio guinandole un ojo a Ryan.
– Yo creia que Pierce y tu… -arranco esta, para dejar la frase en el aire.
– ?Pierce y yo? -Bess solto una de sus sonoras risotadas e hizo que varias cabezas se giraran hacia ella-. ?Me tomas el pelo? Sabes demasiado del mundo del espectaculo como para hacer un emparejamiento asi. ?Acaso crees que soy el tipo de Pierce?
– No se, yo… -Ryan se encogio de hombros, ligeramente abochornada por lo disparatada que le habia parecido a Bess que la hubiese tomado por la pareja de Pierce-. En realidad no se me ocurre cual puede ser el tipo de Pierce -anadio y Bess se echo a reir de nuevo.
– Una idea ya te haras -comento esta despues de dar un sorbo a su copa-. En fin, la cosa es que siempre fue un chico tranquilo, un chico… concentrado, como metido en su mundo. Y tenia caracter, ?vaya si lo tenia! Puso tantos ojos morados como le habian puesto a el durante su infancia. Pero con los anos, poco a poco, fue controlandose. Era evidente que habia decidido no seguir los pasos de su padre. Y ya digo: cuando a Pierce se le mete algo en la cabeza, no para hasta conseguirlo.
Ryan recordo la agresividad que habia detectado en Pierce, la violencia que habia captado en sus ojos, y empezo a comprender.
– A los nueve anos, calculo que fue a los nueve, tuvo un accidente -Bess dejo la copa y fruncio el ceno-. Al menos eso dijo el, que fue un accidente. Se cayo rodando por un tramo de escaleras. Todos sabian que alguien lo habia empujado, pero el nunca dijo quien habia sido. Creo que no queria que Link hiciese algo que pudiese haberlo metido en lios. La caida le provoco una lesion de espalda. Los medicos creian que no podria volver a andar.
– ?No!
– Si -Bess dio otro sorbo-. Pero Pierce dijo que andaria. Que correria siete kilometros todos los dias.
– Siete kilometros -repitio Ryan.
– Se lo puso como objetivo. Se tomaba las sesiones de rehabilitacion como si su vida dependiera de ello. Puede que lo hiciera -anadio Bess con aire pensativo-. Si, puede que lo hiciera. Trabajo duro. Se paso seis meses en el hospital.
– Entiendo -Ryan recordo a Pierce en la sala de pediatria, entregandose a los ninos, hablando con ellos, haciendolos reir… Ofreciendoles su magia.
– Mientras estaba ingresado, una de las enfermeras le regalo un juego de trucos de magia. Ahi empezo todo -Bess brindo contra la copa de Ryan-. Un juego de cinco dolares. Fue como si Pierce hubiese estado esperando ese regalo, o como si el regalo lo hubiese estado esperando a el. Cuando salio del hospital, sabia hacer cosas con las que un monton de magos profesionales tenian dificultades. Lo llevaba en la sangre -finalizo con tanto amor como orgullo.
Ryan se imagino a Pierce de pequeno, un chico solitario y atormentado en un hospital, totalmente concentrado con el juego de magia, perfeccionando, practicando, descubriendo.
– Era increible: una vez fui a visitarlo y prendio la sabana de su cama -continuo Bess sonriente. Ryan puso cara de espanto-. Te juro que la vi ardiendo. Pero Pierce le dio una palmadita contra el colchon y la hizo desaparecer. No habia fuego por ninguna parte. La sabana estaba intacta: ni quemadura ni agujero ni olor a humo. Ese diablillo consiguio asustarme -anadio.
Ryan se sorprendio riendose, a pesar de la odisea que Pierce debia de haber sufrido. Pero habia vencido. Se habia sobrepuesto a todas las adversidades.
– Por Pierce -dijo y levanto la copa.