– Si, te entiendo -Ryan echo la cabeza hacia atras para verle los ajos-. Pero tambien estara cerrada para ti. Y pienso asegurarme de que no puedas saltar este cerrojo.
– Nada de fugas. Ninguno de los dos -dijo justo antes de capturar su boca de nuevo con tanta fogosidad como desesperacion-. Te quiero, Ryan. Te amo. Lo perdi todo cuando me dejaste -afirmo mientras le cubria la cara y el cuello de besos.
– No volvere a dejarte -aseguro ella. Luego le sujeto la cara entre ambas manos para detener sus labios-. Me equivoque pidiendote que no hicieras la fuga. Me equivoque al salir corriendo. No confiaba suficientemente en ti.
– ?Y ahora?
– Te quiero, Pierce, tal como eres.
Este la abrazo de nuevo y poso la boca sobre su cuello.
– Preciosa Ryan, eres tan pequena, tan delicada. ?Dios, te deseo tanto! Vamos arriba, a la cama. Deja que te haga el amor como es debido.
El pulso se le disparo al oir las palabras roncas y serenas de Pierce. Ryan respiro profundo, le puso las manos en los hombros y se aparto.
– Tenemos que resolver lo del contrato.
– A la porra el contrato -Pierce trato de abrazarla de nuevo.
– Ni hablar -Ryan dio un paso atras-. Quiero que esto quede zanjado.
– Ya te firme el contrato: tres especiales en tres anos -le recordo Pierce impaciente-. Venga, ven.
– Este es nuevo -insistio ella sin hacerle caso-. Un contrato en exclusiva para toda la vida.
– Ryan, no voy a atarme a Producciones Swan para toda la vida -contesto el frunciendo el ceno.
– A Producciones Swan no -repuso ella-. A Ryan Swan.
La respuesta irritada que colgaba de la punta de su lengua no llego a materializarse. Ryan vio que el color de sus ojos cambiaba, se intensificaba.
– ?Que clase de contrato?
– Un contrato entre tu y yo, en exclusiva, para toda la vida -repitio. Ryan trago saliva. Empezaba a perder la confianza que la habia impulsado hasta ese momento.
– ?Que mas?
– El contrato tiene que entrar en vigor de inmediato e incluir una ceremonia oficial y una celebracion que tendra lugar lo antes posible. El contrato incluye urca clausula sobre descendencia -anadio y vio que Pierce enarcaba una ceja-. El numero de descendientes es negociable.
– Entiendo -dijo el al cabo de un momento-. ?Alguna clausula de penalizacion?
– Si, si intentas romper alguna de las condiciones, tengo derecho a asesinarte.
– Muy razonable. Su contrato es muy tentador, senorita Swan. ?Cuales son mis beneficios? -pregunto Pierce.
– Yo.
– ?Donde firmo? -Pierce la estrecho entre los brazos de nuevo.
– Justo aqui -Ryan suspiro y le ofrecio la boca. Fue un beso delicado, prometedor. Dio un gemido y se apreto contra Pierce.
– Esa ceremonia, senorita Swan -Pierce le mordisqueo el labio inferior al tiempo que le recorria el cuerpo con las manos-, ?cuando cree que tendra lugar?
– Manana por la tarde -contesto Ryan y solto una carcajada-. No pensarias que iba a dejarte tiempo para fugarte, ?no?
– Vaya, veo que he encontrado la horma de mi zapato.
– Totalmente -Ryan asintio con la cabeza-. Te advierto que tengo algunos ases debajo de la manga -anadio al tiempo que agarraba las cartas del Tarot. Ryan sorprendio a Pierce barajandolas con destreza. Llevaba meses practicando.
– Muy bien -Pierce sonrio-. Estoy impresionado.
– Todavia no has visto nada -le prometio ella sonriente-. Elige una carta. La que quieras.