necesario— perfeccionando la afinacion, luego ahogo las ultimas vibraciones con la palma de la mano y aspiro con fuerza varias veces.

No tocaria esta noche ni la danza del Mes del Espino ni la Cancion de la Cosecha. Eran demasiado alegres, demasiado evocadoras de luminosidad y celebraciones. Pulso un acorde de modo experimental el cual, a causa de una subconsciente combinacion de recuerdo e instinto, se convirtio en las primeras notas del Lamento de la Esposa de Amberland. Esta era adecuada. El fluido y melodioso estribillo con su fondo de tristeza resultaba perfecto en el oceano negro y verde del bosque. Obsesivo, tierno, solitario... Indigo cerro los ojos y una imagen de un mar oscuro e interminable lleno su mente mientras el lamento surgia de las cuerdas como un murmullo. Casi podia sentir el lento e inexorable fluir de sus corrientes dentro de sus venas, escuchar el apagado bramido de las olas que seguian el ritmo de sus dedos, sentir el frio contacto de unas aguas profundas. El bosque desaparecio para ella, era como si Tarn-Shen y los cazadores no hubieran existido nunca. No habia mas que la noche y la musica.

Una parte de su cerebro intento advertirle que estaba abandonando la realidad para sumergirse en una especie de trance ensonador, pero la voz de alarma era demasiado debil y distante para que le prestara atencion. Indigo siguio tocando; escuchaba como la melodia cambiaba pero sin saber ya lo que interpretaba o por que. Todo sentido de lugar y tiempo habia desaparecido, y la conciencia se desvanecia, de modo que en un momento dado parecia como si estuviese sentada con las piernas cruzadas sobre la hierba humeda ante las perezosas ascuas del fuego, y al siguiente flotaba sobre un enorme almohadon de oscuridad; subia y bajaba, subia y bajaba...

El arpa se interrumpio con una horrible disonancia que la desperto de golpe. Sintio una repentina sensacion de calor en el rostro y, parpadeando a toda velocidad, mientras el mundo volvia a aparecer con nitidez ante ella, descubrio que se habia dormido, doblandose en direccion al fuego, y que su muneca habia quedado trabada entre las cuerdas del arpa cuando esta resbalo de su regazo. Silencio los ultimos ecos desagradables de aquella nota y movio su agarrotado cuerpo, al tiempo que se frotaba los ojos y sacudia la cabeza en un esfuerzo por aclarar su mente.

No se veia el menor movimiento entre los arboles que la rodeaban. ?Cuanto tiempo habia estado en aquel trance, medio despierta y medio dormida? Sentia la cabeza embotada, los ojos cansados, y sus pensamientos no querian ordenarse adecuadamente; el unico concepto claro que penetro en su mente fue el de que aun estaba sola frente al fuego. El shafan no habia venido.

«No soy un demonio.»

Pero era un demonio; al menos segun los hombres de...

Su mente dio un brinco que la sacudio hasta lo mas profundo. Todavia medio dormida, habia contestado mentalmente a un pensamiento..., pero el pensamiento habia surgido de fuera de su cerebro.

Le parecio que sus propios huesos se estremecian en su interior y se enfrento ferozmente consigo misma, negando aquella espantosa nocion en el mismo instante en que se alzaba en su interior. La voz que habia parecido hablar en su cerebro de una forma tan intima habia sido producto de un momentaneo retroceso a un estado de somnolencia. Habia experimentado el fenomeno muy a menudo cuando estaba a punto de dormirse; no era nada de lo que asustarse. Una breve alucinacion...

Estiro la mano para tomar el arpa.

«Si; por favor toca de nuevo. No hay nada que temer. Mis intenciones son buenas.»

El arpa volvio a caer al suelo con un ruido sordo e Indigo lanzo una maldicion en voz alta, y giro a toda velocidad para asir su ballesta mientras el panico borraba los ultimos rastros de letargo.

La lisa madera del arco, el contacto de la cuerda tensada, el frio metal de la saeta... Se concentro en cada matiz del arma que tenia en las manos, intentando con ello hacer retroceder la oscuridad y el horror que se arrastraban sobre su piel como aranas invisibles. No podia hablar —los musculos de su garganta estaban bloqueados— y sus ojos se clavaron en la oscuridad situada mas alla del pequeno circulo iluminado por el fuego, esforzandose por descubrir cualquier movimiento extrano entre las sombras.

La oscuridad permanecia totalmente inmovil. Aguanto la respiracion, retuvo el aire en sus pulmones mientras escuchaba, llena de perplejidad, consciente de que la noche estaba demasiado tranquila, demasiado vacia. Entonces, un pedazo del negro vortice situado debajo de los arboles se separo de ellos, tomo forma y perfil, y pudo ver lo que habia salido con sigilo de las profundidades del bosque para acercarse a su campamento.

Era excesivamente grande para ser un lobo corriente. Un lomo enorme cubierto de una piel espesa doblado detras de una cabeza ancha y manchada que terminaba en un hocico casi blanco; las copetudas orejas estaban echadas hacia atras, pero si era en senal de ataque o de defensa era algo que Indigo no podia ni se atrevia a preguntarse. Y los ojos eran como turbias lamparas ambarinas, extranos e inhumanos pero sin embargo llenos de una inteligencia pura y triste. Avanzo tres pasos fuera de la oscuridad hasta donde la luz de las llamas podia apenas iluminarlo, y se detuvo, mirando fijamente a la muchacha como si mirara en el interior de su alma.

Indigo sintio como sus manos apretaban con fuerza la ballesta, sintio el peso cuando la empezo a levantar muy despacio. Apunto a la criatura, al habitante imposible, al shafan que habia venido a matar. Pero justo cuando sus dedos de blancos nudillos se cerraban sobre el percutor de la ballesta un instinto que le fue imposible definir la hizo detenerse. Los palidos ojos del shafan seguian clavados en ella, y mezclada con su triste expresion de inteligencia habia otra de esperanza, de suplica...

Indigo no queria matarlo. Algo mas alla de su voluntad impulsaba a la mano que debia disparar a relajarse, y ese mismo impulso le decia que danar a la criatura no estaria bien, seria injusto...

El tiempo parecio detenerse mientras ella y el shafan continuaban mirandose. Indigo se sentia como una mosca atrapada en aquel brillo ambarino; aunque lucho contra aquella fuerza noto como sus manos se movian para depositar la ballesta en el suelo. Ahora estaba indefensa, desarmada. Solo el fuego se interponia entre ella y el demonio...

Los musculos de la garganta del lobo empezaron a funcionar espasmodicamente y jadeo, con la lengua colgando. Entonces, cada una de las fibras del cuerpo de Indigo cobro vida con una sacudida cuando una voz aspera y opaca surgio con un doloroso esfuerzo de la boca del animal.

—No... demonio. A... A... Amigo. —No le era posible pronunciar bien; la 'A' tartamudeada broto como un jadeo gutural.

Las mandibulas de Indigo se movieron y su boca se lleno de saliva. Le fue imposible tragarla de nuevo, y sintio como le resbalaba por la barbilla mientras contemplaba al lobo boquiabierta, incapaz de creer lo que acababa de oir.

La enorme cabeza peluda se balanceo a un lado y a otro, luego la garganta vibro de nuevo.

—Po... por favor. A... Amiga... Mu...sica...

Y una horrible sensacion de dolor y compasion se apodero de Indigo, ahogando sus temores y liberandola del encantamiento. Sus manos se cerraron con fuerza, una protesta involuntaria contra algo tan imposible, y por fin consiguio tragar saliva con un esfuerzo, capaz de obligar ahora a su lengua a formar palabras.

—?Que eres? —Hizo la pregunta en un susurro, temor e incertidumbre presentes en su voz.

La cosa jadeo con voz chirriante:

—Loooba... No-no hare dano. No matar... intencion... buena. —Balanceo la cabeza afligido.

Un nuevo amigo digno de confianza, aunque las apariencias puedan sugerir lo contrario al principio... Las palabras surgieron de su memoria sin previo aviso. Pero no era posible; no esto, no era posible un amigo como este...

Indigo recordo su mision, y la amenaza sobreentendida de lo que le sucederia si fracasaba. Pero no podia matar a esta criatura. Animal o algo del mas alla, no lo sabia; pero su instinto le aseguraba que era cualquier cosa menos un demonio.

Y en algun lugar del bosque a su espalda, Tarn-Shen y sus cazadores aguardaban...

La loba se irguio de repente y los pelos del lomo se le erizaron. Indigo se sobresalto, hizo intencion de volverse para mirar sobre su hombro, y entonces se dio cuenta de que el animal seguia con los ojos clavados en ella. Sus ojos ambarinos tenian una expresion intensa, como si viera en su mente y leyera sus pensamientos, y con una discordante exhalacion dijo:

—?Pe-li-gro!

—?Que...? —Empezo a decir Indigo, pero un grunido la silencio.

Durante algunos segundos que parecieron durar una eternidad ambos permanecieron inmoviles, escuchando con atencion; pero ella no oia nada aparte del debil susurro de la brisa entre las hojas. Entonces, entremezclado en

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