blanco y oyo el retumbar de pisadas sobre la hierba a su espalda; con la respiracion entrecortada siguio corriendo sin mirar por donde pisaba en una carrera zigzagueante cada vez mas hundida en la oscuridad.

La desesperacion le genero la fuerza necesaria para dejarlos atras. Pero incluso cuando los sonidos de su persecucion se hubieron apagado y era tan solo su propio avance caotico y tambaleante el que

rompia la quietud, siguio adelante sin saber ni preocuparse por donde estaba, hasta que por fin un impenetrable matorral de zarzamoras la obligo a detenerse. Cayo al suelo a gatas, jadeante como un animal, sus hombros subian y bajaban a toda velocidad mientras se llevaba a los pulmones el humedo aire de la noche. El arpa se habia enredado entre las zarzas y apenas si tenia fuerzas para desenredarla; por ultimo las espinas la soltaron con una discordante nota de protesta y se enrosco sobre el instrumento, la frente apretada contra la curva de la madera.

Tenia que descansar. No importaba quien la persiguiera ni lo cerca que estuviera, estaba tan agotada que no podia seguir adelante. Al cabo de algunos minutos levanto la cabeza y entorno los parpados para ver algo en medio de la intensa oscuridad del bosque. Aunque casi ni podia ver su propia mano, percibio que se encontraba en un espeso bosquecillo; sentia la proximidad de los arboles, las ramas bajas, las zarzas que lo envolvian todo. Estaria tan a salvo aqui como en cualquier otro sitio, al menos hasta el amanecer.

Indigo se arrastro como pudo al interior de la marana de espinos. A fuerza de encorvar y retorcer el cuerpo consiguio acomodarse de una forma casi confortable sobre la maleza; tras doblar las rodillas para proteger su arco y su arpa, acomodo la cabeza sobre las manos y se hundio en las oscuras profundidades del sueno.

«?Indigo?»

Se sintio como le habia sucedido una vez durante su infancia, como si nadara de regreso al mundo real despues de haber sufrido una fiebre muy alta. Le parecia como si se balanceara en la estela de algo enorme y oscuro, liberada de sus garras y sin embargo perdida, abandonada, sin saber donde estaba.

«?Indigo?

Debajo de ella habia un suelo duro, pero no podia coordinar sus ideas; debia conseguir salir de aquel sueno persistente...

«No; no intentes despertarte. Cuando estas despierta, no puedo hablarte asi. No puedes oirme. Por favor..., contestame mentalmente, no con la boca.»

Conocia la voz. Le habia hablado en el bosque y ella la habia considerado una ilusion...

Formo un pensamiento con suma cautela; no deseaba romper el fragil hilo que la mantenia entre el sueno y la vigilia.

—?Quien eres?

«Me llamo Grimya.»

Y con la silenciosa respuesta llegaron tambien una serie de conceptos mudos: lobo, hembra, amiga.

Esto es de locos, se dijo Indigo. No existian los lobos con poderes telepaticos. Y sin embargo no podia discutir los hechos. La criatura que le habia hablado en su campamento, que la habia salvado de Tarn-Shen, no habia sido una ilusion: y esa misma criatura le hablaba en aquellos momentos.

Puso en orden sus pensamientos y proyecto:

—?Como sabes mi nombre?

«Mire en tu mente mientras dormias, y vi muchas cosas sobre ti. —Se produjo una pausa—. No era mi intencion curiosear. Por favor, perdoname.»

Indigo noto que los musculos de su rostro se movian cuando sonrio en su medio sueno. ?Por que deberia estar enojada? ?Que tenia que temer de compartir sus secretos con una loba?

—Entonces sabes muchas mas cosas de mi de las que yo se de ti —repuso.

«Si.»

De pronto, aunque la voz que sonaba en su mente carecia de tono a excepcion de un sibilante susurro, Indigo percibio reluctancia e incertidumbre. Grimya tenia miedo de algo.

—?Que es, Grimya? ?A que le temes?

No recibio respuesta.

?Grimya? —Hizo sonar la pregunta con tanta suavidad como le fue posible—. ?Por que tienes miedo de hablarme de ti?

«Porque...»

De nuevo una vacilacion, e Indigo noto la lucha interna que se libraba en el interior de la criatura. Grimya deseaba comunicarse, pero algo la retenia. Entonces, por fin le llego un suspiro, un soplo en su psique de una tristeza indescriptible.

«Vi en tu mente que estas sola, y que te sientes triste. Yo tambien estoy sola y triste, y pense que quiza podrias ser mi amiga. Pero si te cuento lo que provoca que este sola, puede que me des la espalda.»

Indigo se dio cuenta entonces de lo que se ocultaba detras de la profunda y al parecer incomprensible sensacion de piedad que la habia rozado momentos antes en el bosque. Grimya intentaba comunicarse con ella, intentaba compartir sus pensamientos. Pero aunque habia percibido la presencia de la loba, Indigo no habia sido capaz de oirla: cualquier habilidad telepatica que pudiera poseer era demasiado embrionaria, demasiado poco educada para manifestarse fuera del sueno.

Pregunto:

—?Por que tendria que apartarme de ti?

«Porque soy diferente. Esa es mi verguenza.»

Indigo sonrio de nuevo con tristeza.

—Lo se todo sobre la verguenza, Grimya. Tengo mucho de lo que avergonzarme. Ademas, tengo una deuda contigo. Me salvaste la vida.

Se produjo un ronco sonido, como si, por extrano que pudiera parecer, la loba se aclarara la garganta.

«Al igual que tu salvaste la mia.»

—Perfecto, entonces. ?No nos hace eso iguales? —Una vez mas se produjo una larga pausa—. ?Grimya?

«No puedo contarte mi historia. No conozco todas las palabras adecuadas. Podria mostrarte las imagenes de mi memoria, pero no creo que las percibieras con claridad, no ahora que estas ya casi despierta. Quiza cuando duermas de nuevo.»

—Intentalo por mi, Grimya. Por favor.

«No. —La respuesta fue tajante—. Es de dia. Debes levantarte ahora, antes de que los hombres del pueblo vengan a vengar a su jefe muerto.»

Indigo sintio una sacudida, que casi la arranco de su estado de semiinconsciencia.

—?Tarn-Shen esta muerto?

«El que te ataco. Oli la muerte en el antes de venir aprisa en tu busca. Marcho a la oscuridad antes del alba; siempre lo se. Sus hombres regresaran a buscarnos y matamos. Debes despertar.»

—Yo... —Indigo jadeo, jadeo mientras los hilos del sueno se rompieron y todos los nervios de su cuerpo de pronto fueron conscientes de que descansaba sobre un suelo duro y desigual, sobre hierba mojada, y tuvo tambien la sensacion de que algo se cernia sobre ella. Por un momento una pelicula

gris verdosa ensombrecio su vision interna; luego abrio los encostrados parpados, parpadeo bajo la palida luz del dia que penetraba en el bosque, y se volvio hacia un lado donde se encontro con Grimya sentada en el refugio que ofrecian las zarzas a menos de dos pasos de distancia.

Por vez primera veia por completo y con claridad a la criatura que anteriormente solo habia visto entre las sombras de la noche. Grimya era realmente mucho mayor que cualquier lobo normal, pero bajo su abundante pelaje gris a manchas estaba terriblemente delgada, sus huesos sobresalian muy marcados por entre su largo pelo. Y su rostro, sobre todo alrededor del hocico, era una masa de viejas heridas que jamas habian cicatrizado de forma adecuada. Verdugones, cuchilladas, mordiscos; la piel de la mandibula inferior era evidente que habia sufrido un terrible desgarron en alguna ocasion y ahora no crecia pelo alli, y la carne formaba una arruga sobre su ojo derecho de modo que distorsionaba ligeramente su forma. Como habria recibido tales heridas era algo que Indigo no podia ni empezar a imaginarse, pero estaba claro que la vida no habia tratado a Grimya demasiado bien. Sin embargo, algo en los ojos ambarinos de la loba la hacia

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