CAPITULO 3
La primera caceria oficial de la nueva temporada abandono Carn Caille a la manana siguiente y dejo tras ella a una Anghara frustrada e irritable. Habia dormido mal, atormentada por pesadillas fragmentadas,
—?Hoy? —protesto Anghara—. ?No puedo, Imyssa! ?Es la primera caceria de la temporada!
—Entonces sencillamente tendras que perdertela, ?no es asi, mi nina? —repuso la vieja nodriza sin inmutarse—. Habra muchas mas.
—?No te sientas tan satisfecha! —le espeto Anghara—. ?La primera caceria de la temporada puede que no signifique nada para ti, pero si para mi! Mi madre podria muy bien escoger otro dia...
—No le es posible; la hermana de la costurera se ha puesto enferma y la ha dejado falta de mano de obra, asi que no puede cambiar sus planes para complacer tus caprichos. Puedes decir lo que quieras, muchacha, pero obedeceras a tu madre, la reina, y no habra mas discusiones. —Imyssa miro a su pupila con severidad, luego anadio con aspereza—: Ademas, despues de lo que hiciste en la fiesta de anoche...
Anghara arrugo la frente, enfurecida.
—Tu no estuviste en la fiesta. ?Como sabes lo que sucedio?
—Yo se lo que se —replico Imyssa—. Y jamas lo hubiera creido de ti. ?Es que no has aprendido nada en todos estos anos? ?Es que todas mis ensenanzas se han limitado a entrarte por un oido y salir por el otro? ?Pedirle a Cushmagar esa balada!
Asi que era eso. Una muy sutil forma de castigo para demostrar la desaprobacion de sus padres por su violacion del protocolo, y una amable advertencia para que no lo volviera a hacer. Anghara encorvo los hombros
—?Por que se ha de hacer tanto escandalo sobre ello? Cushmagar la ha tocado infinidad de veces; no es nada nuevo.
—Pero jamas en una fiesta de la caceria. ?Me maravilla que no se negara y no lanzara un mal augurio sobre toda la temporada!
—Pero no se nego.
—Quiza no. Pero podria haberlo hecho. —Imyssa se detuvo, luego suspiro y se acerco a la cama. Coloco a un lado la bandeja del desayuno intacta y se sento, extendiendo las manos para tomar las de la muchacha.
—Hijita, debes olvidar esas cosas. Olvida las antiguas historias y los viejos secretos. No son para ti. Jamas tendras que soportar la carga de tu padre, eso sera para tu hermano, asi que quitatelo de la cabeza, porque no tiene un lugar alli. —Vio que Anghara iba a protestar, y sacudio la cabeza—. Ahora no intentes fingir que no me comprendes. Imyssa es un viejo pajarraco sabio. Sabe lo que bulle en la cabecita de su polluelo.
Algo en el tono de voz de su nodriza hizo que Anghara tuviera la impresion de que un pedazo de hielo se deslizaba por entre sus costillas. Tiro de sus manos para liberarlas, repentinamente angustiada y un poco acobardada.
—Tu no deberias saberlo, Imyssa. Tu no deberias saber lo que pienso, lo que siento...
—Pero asi es, mi cielo, porque veo con algo mas que mis ojos. —Imyssa se palmeo la frente, y su rostro parecio de repente cansado y arrugado—. Y veo mas alla de ti, contemplo un futuro que me atemoriza. Veo un peligro que tu no sabes ni puedes conocer, porque aunque posees ese poder, no lo utilizas. Utilizalo ahora, criatura; ?utilizalo ahora, por el bien de todos nosotros! ?Confia en la vieja Imyssa, y
Sus palabras dieron en el blanco como una rafaga de viento helado del sur, y Anghara la miro de nuevo.
—?Que peligro ves? —susurro.
—Eso no puedo decirlo. A lo mejor otra mujer mas sabia que yo podria decirtelo, pero carezco de la habilidad para ver con mas claridad. Pero tienes toda una vida de felicidad ante ti, mi pequena. Si quieres conservar esa felicidad, no pienses en la Torre de los Pesares.
Anghara se estremecio de pronto, involuntariamente.
—Sone con ella anoche. Con la Torre...
—Entonces eso tan solo confirma lo que digo. No esta, bien que tengas tales suenos. Se deberia evitar y olvidar ese viejo lugar, y si no lo haces, vas en contra de la misma Tierra.
Por un instante la muchacha parecio mirar a traves de Imyssa y mas alla de ella, a un reino que solo ella podia ver, y el miedo que se pintaba en su rostro hizo temblar a la anciana nodriza. Imyssa volvio el rostro hacia la ventana, donde unos delgados jirones de nubes altas dibujaban imagenes en el cielo matinal, y en silencio pronuncio una invocacion protectora. El conjuro calmo su mente; a los pocos momentos podia ya volverse hacia Anghara otra vez y mostrar un rostro tranquilo.
—Come —dijo—. Y luego vistete. No se debe hacer esperar a tu madre, la reina.
Aguardo hasta que, despacio y con cierta desgana, Anghara empezo a tomar su desayuno, antes de dirigirse en silencio a la habitacion contigua que era la suya.
Y de este modo, Anghara contemplo como la caceria se ponia en marcha, en un intento de reprimir su frustracion, pero con poco exito. Cuando los cazadores estuvieron reunidos en el patio, Fenran se habia inclinado desde su caballo —una gran yegua marron oscuro que ella misma habia escogido— y beso su altivo y enojado rostro.
—No te inquietes, mi amor. —Su sonrisa era a la vez carinosa y perversamente divertida—. Volveremos a cazar manana, solos tu y yo. Y entretanto te traere la pieza mas exquisita.
—?Si es que puedes cazar algo mayor que una liebre! —replico ella.
Fenran se echo a reir, y el enojo de la princesa se aplaco un poco. Dio una palmada en el lomo de la yegua, haciendo que el animal diera nervioso un quiebro tras otro.
—Buena caza, mi amor. Que la Madre Tierra te devuelva sano y salvo.
La cabalgata ofrecio un espectaculo impresionante cuando paso bajo el arco de la vieja torre del homenaje de la fortaleza para salir a la brillante manana. Kalig iba a la cabeza, resplandeciente sobre su corpulento caballo bayo, con los podencos de mas edad, grandes, peludos y grises, corriendo por la abertura a ambos lados de el. Detras iba Kirra, quien cabalgaba junto a Dreyfer, el encargado de los perros; luego Fenran junto al jefe de los guardabosques de Kalig, con el resto de la jauria que giraba y saltaba como un torrente alrededor de sus monturas. Tras los perros cabalgaban los nobles de menor categoria, los invitados y los criados, y Anghara sintio una punzada de irritacion al ver a gran numero de mujeres entre ellos. Tenia un nuevo equipo de montar preparado para esta ocasion, habia planeado la estrategia, la pieza que perseguiria... y ahora sus planes se habian convertido en cenizas.
El ultimo de los jinetes cruzo el arco, y el sonido de los cascos, ?as voces y el ladrido de los perros se amortiguo al otro lado de las solidas murallas de granito de Carn Caille. En algun lugar sobre la cabeza de Anghara, una contraventana repiqueteo con fuerza e intencionadamente: era Imyssa que arreglaba la habitacion de la princesa y le lanzaba un oportuno recordatorio de su deber. Anghara suspiro y con una ultima y pesarosa mirada al invitador azul profundo del cielo se dio la vuelta y penetro de nuevo en la sala.
Encontro a su madre en la antecamara que comunicaba con la sala, y que la familia habia convertido en los ultimos anos en su dominio privado. La luz del sol penetraba a raudales por la alta ventana y hacia resaltar el nuevo retrato que dominaba la pared opuesta: Imogen estaba sentada en un divan acolchado, rodeada por piezas de ropa a medio desenrollar, mientras Middigane, la costurera, se sentaba en un taburete bajo a sus pies.
Middigane era una mujer regordeta que recordaba a un pequeno petirrojo de ojos azules y cabellos todavia negros como el azabache a pesar de su avanzada edad. Vivia en una de las islas exteriores. Viuda de un capitan de barco mercante, habia retomado el oficio de su juventud cuando su esposo se ahogo en una tormenta primaveral, y a pesar de los inconvenientes para traerla desde su hogar a Carn Caille siempre que era necesario consultarla, la reina habia insistido en asegurarse sus servicios para la realizacion del traje de novia de Anghara. Imogen habia descubierto el talento de Middigane hacia algunos anos, y sostenia que era la unica costurera de todas las Islas Meridionales que podia empezar a igualar la destreza de sus mas sofisticadas colegas del este. Su unica pena era que Middigane se negaba con firmeza a abandonar su isla a cambio de una residencia permanente en Carn Caille;