rienda suelta a su imaginacion —algo que no estaba excesivamente ansioso por hacer— podria facilmente creer que los discordantes sonidos eran una especie de musica sobrenatural, el canto de extranos espiritus en una escala tonal y en una lengua que ninguna mente humana podia interpretar. Peculiares armonias que desafiaban la comprension, susurros imposibles, estremecedoras cadencias sin tono ni ritmo, que, sin embargo, poseian su propia y espectral integridad. Como era logico, Jasker sabia que aquellos ruidos eran debidos al desplazamiento de corrientes de aire fortuitas por la enorme red de tuneles de la roca; pero la logica no podia competir contra el efecto de aquellos ecos espeluznantes, ni podia hacer desaparecer la conviccion que se habia apoderado de el la primera vez que llegara a aquel imponente lugar: creia escuchar la inmensa e inhumana voz de la mismisima Vieja Maia.
Le respondio con suavidad.
—No son mas que movimientos del aire,
Hubiera deseado poder confiar en sus propias palabras tranquilizadoras cuando inicio el ascenso por la pared de cascotes. Las piedras caidas estaban mas calientes que la pared del tunel, tanto que no podia sujetarse a ellas durante mas de algunos segundos cada vez. Y la ascension era mas complicada de lo que recordaba; los pedruscos sueltos convertian la marcha en algo muy peligroso, y el avance resultaba frustrantemente lento. Pero ya casi estaba a medio camino de la parte superior cuando, percibiendo que algo no iba bien, volvio la cabeza para mirar sobre su hombro y descubrio que
—
—
La loba volvio por fin la cabeza. Sus ojos, brillantes por el reflejo de la luz, mostraban una expresion fiera y repentinamente ajena a todo aquello, y echo hacia atras los labios mostrando los colmillos.
—?Algo vaaa mal!
Una fria mano espectral se cerro en torno al estomago de Jasker.
—?Mal?
—En mi mente. Una alte... alteracion. ?La... essscuche! Pero ahora se ha ido.
Su primer temor irracional de que alguien o algo los habia estado siguiendo por el laberinto de tuneles desaparecio, pero fue reemplazado al instante por otro presentimiento.
Aferrandose a su precario asidero, y sin prestar atencion a sus manos que empezaban a chamuscarse, Jasker la insto apremiante:
—Intenta escucharlo de nuevo,
—No... puedo... —Sacudio la cabeza con fuerza, como si intentara deshacerse de algun asaltante invisible, y dio un paso atras, con todo el cuerpo temblando—. No quiere... venir... no. Espera. Es... —De repente levanto los ojos hacia el y esta vez su mirada estaba llena de temor—. ?Es Indigo! ?Jasker, es su voz! ?In... tenta llamar... me!
El hombre se sintio como si la sangre de sus venas hubiera sido reemplazada por agua helada. No era posible; no, a menos que...
—?Escucha de nuevo! —Su voz se quebro en la ultima silaba, y le costo un gran esfuerzo conseguir recuperar algo de coherencia—. ?Que es lo que dice? ?Que?
—?No lo se! No pu-puedo oirla con clari... dad; es como si... —
El hechizo que habia encadenado a Indigo a su obsesion y a su mania debia de haberse roto. Por lo tanto, las barreras que la muchacha habia alzado entre ella y
La comprension penetro en su mente, tan aguda como una cuchillada en el estomago. Solo una cosa podia haber liberado a Indigo del control de Nemesis; y el hedor del aire, la cambiante luz y los lejanos susurros de la Vieja Maia se convirtieron de repente en tan solo un remoto telon de fondo para el terrible temor que bloqueaba la mente de Jasker.
—
El animal le dirigio una mirada desesperada que obviaba la necesidad de mas palabras; luego sus garras aranaron la piedra al saltar en direccion a la cuesta.
Completaron la ascension jadeantes y casi gateando. Jasker se obligo a si mismo a no pensar mas que en el siguiente y precario punto de apoyo, pero, como una lugubre letania, se dedico constantemente a maldecir en silencio su propia autocomplacencia. Sabia que el tiempo iba en su contra; sin embargo, no habia hecho mas que hablar sobre la urgencia de su causa en lugar de actuar. Ahora, la constatacion de cada minuto perdido, de cada segundo desperdiciado, lo impulso como a un depredador en pos de su victima, hasta que, con una boqueada que casi le vacio los pulmones, consiguio franquear, arrastrandose, los ultimos metros que le faltaban para llegar arriba.
Cuando su cabeza alcanzo la abertura, una luz poderosisima le azoto el rostro y un fuerte hedor a sulfuro ardiente atraveso el agujero. Jasker no se detuvo, sino que introdujo el cuerpo por la estrecha
salida y paso al otro lado con un gran esfuerzo.
Sus sentidos se vieron asaltados repentina y violentamente desde todas las direcciones, cuando los sonidos, el calor, los olores y el sabor de antiguos minerales fundidos en su lengua se combinaron todos en un unico ataque. Inconscientemente, el hechicero habia cerrado con fuerza los ojos al introducirse en la abertura; no queria mirar, necesitaba conservar su ultima defensa. Pero entonces sintio a su lado la delgada forma de
Titubear ahora seria un acto de cobardia. Y con una brusca oleada de amargura, Jasker comprendio que era la falta de valor lo que se habia interpuesto durante tanto tiempo entre el y su deber.
Pronuncio esta letania con silenciosa desesperacion, como un condenado gritaria a las alturas cuando toda esperanza terrena se ha agotado.
Entonces abrio los ojos.
En su mapa lo habia apodado sencillamente «el corazon», ya que desafiaba todo intento racional de definirlo de forma mas grandilocuente. Cuando Ranaya habia dado a luz a la mayor de sus tres hijas, en una titanica explosion de fuego, humo y magma que sacudio hasta las raices todos los terrenos circundantes, el poder de esta primera erupcion se habia abierto paso como un puno gigantesco por entre millones de toneladas de roca, mientras las fuerzas contenidas bajo la corteza terrestre buscaban una salida. El nucleo de la montana se habia derretido durante la violenta embestida, y cuando el demoledor rayo de energia salio disparado hacia arriba en busca de una espectacular libertad, abrio un tremendo pozo vertical a traves de la montana, una vena aorta desde el corazon fundido de la Vieja Maia.
Ningun artista en sus peores pesadillas hubiera podido imaginar la vista que se presento ante los ojos de Jasker y de