—A Luk lo encerraron en una de las habitaciones de palacio, vigilado por un hombre con orden de cortarle el cuello si yo no cumplia con mi compromiso. Tengo entendido que el nino estaba muy asustado y lloro muchisimo durante mi ausencia, pero supongo que no se puede esperar otra cosa de una criatura de dos anos.

Indigo sintio una especie de nudo en la garganta.

—Leando, yo... —Su agresividad se desmorono de pronto—. Lo siento, no lo sabia.

—Claro que no lo sabias. Muy poca gente lo sabe. Muchos creen que traicione a la Takhina por puro pragmatismo, y son lo bastante pragmaticos tambien ellos para considerarlo como una desgraciada necesidad como consecuencia de la conquista. —Paseo hasta el borde del estanque, luego se volvio para mirarla cara a cara de nuevo—. Asi que a lo mejor comprenderas ahora la autentica naturaleza de mi lealtad para con Augon Hunnamek.

Indigo no sabia que decir. El relato de Leando la habia abrumado, le habia dado una nueva perspectiva sobre su caracter. Pero, se pregunto a si misma, ?se atrevia a creerle? Los hechos resultarian muy faciles de comprobar; pero ?que habia de las motivaciones ulteriores? Una cosa en especial no parecia verdad, y se obligo a dejar de lado la comprension cuando inquirio:

—Leando, ?por que me has contado esto?

—?Que quieres decir?

—Exactamente lo que he dicho. No soy amiga tuya. ?Por que contarme esto... y por que ahora?

—Piensa, Indigo. Piensa en tu propia actitud. Te has pasado los ultimos diez meses odiandome porque entregue a la Takhina a sus enemigos. ?Que me dice eso sobre tus lealtades?

—No te dice nada... excepto, posiblemente, que cuando veo algo que tan solo puedo interpretar como traicion, no me gusta. Olvidas, Leando, que no debo ninguna lealtad aqui. No soy khimizi.

Leando hundio la cabeza entre los hombros, y clavo la mirada en el jardin.

—No —repuso—. Pero tienes una causa: tu amor por la Infanta y tu deseo de protegerla. Cualesquiera que sean tus otros sentimientos no creo que te atrevas a negar eso. —Hizo una pausa—. ?Lo haras?

—Pareces muy seguro de que no.

—No lo estoy; no por completo. Pero estoy dispuesto a apostar sobre tu respuesta.

No podia perjudicarse si lo admitia, de modo que Indigo asintio con la cabeza.

—Si, quiero a esa nina. —Se obligo a parecer calmada y a sonreirle con ironia—. ?Quien

podria no hacerlo?

—Exacto. Y ese es el motivo por el que creemos que se puede confiar en ti.

—?Creemos? —Indigo lo miro con sorpresa—. Me estas diciendo que...

Leando la interrumpio con un gesto de advertencia de una de sus manos. Al levantar la mirada, la joven vio que se acercaban varios jovenes por el sendero; con las cabezas muy juntas comentaban algo divertido.

Leando la tomo del brazo.

—Vamos a pasear un poco. Por aqui: es mas tranquilo.

Sus pisadas resonaron huecas sobre las losas de marmol del patio mientras los sonidos de la fuente y de los murmullos de los jovenes quedaban atras. La musica que sonaba en la gran sala resultaba muy debil ahora, y se entremezclaba con los sonidos menos identificables de las celebraciones que tenian lugar en la ciudad. De vez en cuando el cielo se iluminaba por el oeste al ser lanzado un cohete a las alturas desde el puerto, y a Indigo le parecio escuchar un lejano griterio saludando cada explosion. Cuando hubieron pasado junto a la ultima de las farolas y el jardin ya no era mas que una borrosa confusion de sombras, Leando dijo en voz baja:

—No te dire los nombres de mis amigos. Pero has de creer que realmente existen, y se oponen al dominio del usurpador. —Sus ojos brillaron en la oscuridad, salvajes, y le recordaron de forma curiosa la mirada de Grimya cuando estaba angustiada o enojada—. Khimiz no tiene un Takhan: tiene una Takhina. Y nuestro proposito es que reciba lo que es suyo. No como propiedad de un pendenciero disoluto, sino para si, por derecho propio. — Dejo de andar y se volvio en redondo para mirarla—. No creo que necesite explicarme mas.

Indigo le devolvio la mirada, sin pestanear. Habia recuperado el control por completo ahora; el miedo habia desaparecido, pero sus pensamientos se movian como la marea creciente. Lo que Leando queria decir estaba perfectamente claro. Le decia que el y otros conspiradores desconocidos planeaban asesinar a Augon Hunnamek. Y si ella pudiera creerle, entonces una puerta que habia creido hermeticamente cerrada hasta entonces empezaba por fin a abrirse.

Pero no se atrevia a confiar de lleno en el. Podia decir la verdad; pero tambien podia ser una prueba tortuosa y peligrosa a peticion de Augon. Necesitaba mas evidencias y tiempo; y no obstante, no se atrevia a apartarlo por completo. Tenia que fingir. Asi pues, dijo:

—?Te das cuenta, no es asi, de que si estas equivocado sobre mi corres un gran peligro? Si yo repitiera esta conversacion al Takhan, tu vida no valdria nada.

—Desde luego. Y tampoco la tuya. —Ahora no sonreia—. Estas en desventaja, Indigo. No conoces la identidad de mis amigos, ni puedes descubrirlos a menos que ellos decidan darsete a conocer. Si me traicionaras a Augon Hunnamek, moririas antes de que el tuviera tiempo de darte las gracias. Esto no es una amenaza; se trata de una simple exposicion de los hechos. Y creo que, al igual que todos nosotros, consideras que vale la pena conservar tu vida.

Ella reconocio la verdad de su afirmacion con un laconico movimiento de cabeza, consciente de que habia conseguido acorralarla.

—Muy bien —reconocio—. Nos comprendemos mutuamente. Pero sin duda debes de darte cuenta de que, como mucho, soy neutral en lo concerniente a tu causa. ?Que te hace

pensar que puedo seros de utilidad?

—Eres la acompanante de la Infanta. Nadie esta en mejor posicion de protegerla cuando y si se da la circunstancia.

—?Protegerla? —Indigo arrugo la frente—. ?De que?

Leando sacudio la cabeza.

—He dicho todo lo que podia decir por el momento; el siguiente movimiento depende de ti. —Se puso a andar de nuevo despacio, y tras una ligera vacilacion Indigo lo siguio.

—Se te invitara a una reunion —continuo Leando—. Cuando y donde sera, no puedo decirlo aun; pero si te preocupa la Infanta, cosa que yo creo, te recomiendo encarecidamente que asistas. —Volvio la cabeza hacia ella, y su mirada era fria—. Si no lo haces puede que en el futuro te cueste vivir en paz con tu conciencia.

Indigo no respondio. Delante de ellos la pared que rodeaba el jardin se alzaba palida y fantasmal en la oscuridad, ensombrecida por las enredaderas. Leando continuo:

—Te dejare ahora. Puede que resulte mas prudente que no nos vean regresar juntos del jardin, Indigo...

—?Si?

—No creas que he confiado tan solo en observaciones mundanas para decidir si debia o no hablar contigo esta noche. Existen otras formas de ahondar en la autentica naturaleza de las personas. —Vacilo, luego anadio con una sonrisa—: Soy lo bastante inteligente como para saber el valor de tomar tal precaucion.

Indigo asintio, preguntandose inquieta que seria lo que Leando y sus amigos habrian desenterrado mediante sus adivinaciones.

—Recapacitare sobre lo que me has dicho.

—Eso espero. Buenas noches, Indigo. Disfruta del resto de la fiesta.

Indigo volvio sobre sus pasos en direccion al interior del palacio, haciendo un esfuerzo para no mirar atras. Se sentia mareada y confundida, y se encontro luchando violentamente contra los esfuerzos que hacia su cerebro para asimilar todo lo que habia escuchado. No queria pensar en ello; solo queria regresar a la fiesta y sumergirse en el baile, la bebida y la diversion. Repentinamente sintio una gran necesidad de una de sus pociones; el cordial quizas, o, mejor aun, la narguile. Cualquier cosa que le permitiera olvidar lo que Leando le habia revelado hasta que se sintiera capaz de enfrentarse a ello con mas ecuanimidad.

Un gran clamor surgio de repente de la sala que tenia delante y atrajo su atencion. Por entre los elevados ventanales podia ver el brillo de las luces, un amontonamiento de gente que se apelotonaba alrededor de algo. El clamor fue lanzado una segunda vez, y tambien una tercera; y mientras se desvanecia lentamente, una unica voz, intoxicada por algo mas que el vino, se elevo por encima del resto.

—Felicidad al Takhan y a la futura Takhina.

Indigo quedo paralizada. Sus ojos se clavaron en la sala, en el resplandor y la alegria y toda la energia que

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