El joven arrugo la frente.
—Eh, ?que te pasa? ?Parece como si estuvieras en trance! —Su expresion se troco en una
de alarma—, Indigo, ?no estaras cogiendo la enfermedad?
—No —le aseguro—. No, Val.
Sabia de forma instintiva que la enfermedad de Bruhome no la afectaria. Hizo un nuevo esfuerzo, mayor esta vez, y su mente se aclaro y el mundo real regreso ante ella.
—Estoy bien.
—Uf, es la atmosfera de este lugar —Val indico impotente a su alrededor—. Nos esta afectando a todos, Indigo. Empiezo a pensar que papa tendria que olvidarse de la actuacion de esta noche y marchar ahora. Se que parece cruel, porque esta gente necesita que la animen; pero... Bueno, a veces uno tiene que anteponer el propio interes, ?no crees? — Clavo la mirada en el rostro de ella, ansioso por obtener su aprobacion, e Indigo asintio.
—Estoy de acuerdo contigo, Val. La verdad es que hablaria yo misma con tu padre sobre ello si pensara que serviria de algo.
—A lo mejor si. Es mas probable que papa te escuche a ti que a cualquier otro, con excepcion quiza de Cari.
Indigo escudrino los rostros que se apretujaban a su alrededor yendo de un lado a otro, diciendose que era mejor no pensar en ello, no pensar en lo que significaria; no aun...
—?Y donde esta Cari?
Val se volvio, mirando al lugar por el que habian venido.
—Estaba alli hace un minuto, en el puesto del quincallero. Dijo que queria un remache nuevo para el cucharon grande; el mango se esta soltando. Pero ahora no la veo. ?Cari? — Alzo la voz—. ?Cari!
Algunas personas levantaron la cabeza, pero a Cari no se la veia por ninguna parte. Val mascullo algo entre dientes y se introdujo entre la multitud, entonces se detuvo y senalo, con una mueca.
—Ahi esta. En el banco que hay a la puerta de esa taberna, descansando los pies tranquilamente, la muy perezosa. ?Cari! ?Ven aqui!
Una sospecha, solo eso: pero Indigo sintio un nudo en el. estomago...
—?Cari?
La expresion de Val cambio de repente. Empezo a moverse, abriendose paso por entre ciudadanos sorprendidos e indignados.
—
Cari estaba recostada en un banco de madera colocado contra la pared encalada de una de las muchas cervecerias de Bruhome. Su bolsa de canamo, en el suelo junto a ella, se habia volcado y sus compras se desparramaban por el suelo, pero ella no parecia darse cuenta: su cabeza colgaba como la de un borracho, con mechones de sus brillantes cabellos cayendole sobre el rostro, y sus manos se agitaban debilmente, impotentes, sin que pudiera controlarlas.
—?Cari! —Val llego junto a ella con un patinazo final, se dejo caer de rodillas y la sujeto con fuerza por los brazos—. Cari, ?que sucede? ?Que pasa?
Indigo, cuando por fin lo alcanzo, se inclino sobre Cari, tomo el rostro de la muchacha entre sus manos y la obligo a levantar la cabeza. Unos ojos total y absolutamente vacios se enfrentaron a su aturdida mirada, y supo,
El rostro de Cari tenia una palidez mortal. Por un momento, contemplo a Indigo sin verla, luego sus labios se torcieron hacia abajo en una expresion de inefable pesar.
—Es tan triste... —dijo, y habia una gran sorpresa en su voz, una terrible e infantil inocencia—. Ohhh... es tan
Val la tomo en sus brazos.
—?Cari! —Pronuncio su nombre con voz chillona, desesperada, al tiempo que la zarandeaba—. ?Cari!
—?No! —Indigo extendio la mano para detenerlo al ver que parecia a punto de golpear la
cabeza de Cari contra la pared en frenetica insistencia—. ?Val, no sirve de nada! Esta...
Se interrumpio, consciente de pronto de las personas que empezaban a rodearlos, de los rostros curiosos, y a medida que el temor se transformaba en certeza, de la sorpresa y simpatia y de la oleada de companerismo.
—... Justo igual que la muchacha de la buena senora Frene...
—... es tan repentino, nadie puede predecir cuando...
—El pequeno del Burgomaestre Mischyn; recordais como...
—Val... —Indigo escucho alzarse su propia voz por entre el creciente murmullo de voces y apenas si la reconocio—. Regresa al prado. Trae a tu padre;
—?Que ha hecho ella para merecer esto? Contestadme a esto: que ha hecho nunca mi pequena para merecer verse fulminada asi en la flor de la juventud, en plena belleza, en...
—Papa; papa, por favor. —Fran, que habia venido corriendo con su padre desde el prado, lo sujeto por los hombros y lo sacudio con suavidad, en un intento por contener el farfullante torrente de palabras—. Cari no ha hecho nada. Es solo... —Levanto los ojos desvalido hacia el circulo de preocupados espectadores; el Burgomaestre Mischyn, al que la conmocion habia sacado de su casa situada muy cerca de alli, meneo la cabeza con tristeza y los demas bajaron los ojos al suelo—. Es mala suerte, papa —termino Fran pesaroso—. No es mas que mala suerte.
—?Papa, dejalo ya! —Fran lo zarandeo de nuevo, esta vez con mas fuerza—. ?No piensas lo que dices, y lo sabes! ?Esto no es culpa de Bruhome; ellos tambien sufren tanto como nosotros!
El rostro de Constan estaba casi morado. Las lagrimas corrian por sus mejillas y por un momento parecio como si fuera a golpear a Fran; pero enseguida afloro la razon y desvio la mirada, parpadeando.
—Tu no lo comprendes —musito—. Tu no comprendes lo que es tener hijos, y quererlos e intentar protegerlos y...
—Constan, mi buen amigo. —El Burgomaestre Mischyn dio un paso hacia adelante y rodeo con su brazo los hombros del aturdido padre—. Hay aqui muchas personas que si comprenden, y que se solidarizan con tu sufrimiento.
Los hombros de Constan se agitaron convulsos y este trago saliva. Su autocontrol habia regresado ya y asintio, teniendo buen cuidado de no mirar la figura palida e inmovil de Cari' tendida sobre el banco.
—Perdoname, Mischyn. El shock; la preocupacion... —Hizo un gesto de impotencia—. No queria...
—Claro que no. Y te aseguro que se hara todo lo posible por tu hija. La llevaremos a mi propia casa, y...
—No —lo interrumpio Constan—. Me la llevare de regreso a los carromatos.
—Como desees, claro esta. Pero...
—No —repitio Constan, testarudo—. Ira a su propia casa. Alli es donde quiere estar;
conozco a mi hija. Y luego nos iremos. —Dirigio una rapida mirada a Fran y a Val, como retandolos a que se opusieran—. ?Me llevo a mi pequena Can a un medico, me la llevo a que la
Nadie hablo, pero unas pocas cabezas se agitaron muy serias. Haciendo a un lado los intentos de Fran por ayudarlo, Constan tomo el inerte cuerpo de Cari en sus brazos, para luego dedicar a los reunidos una ultima y entristecida mirada antes de alejarse a grandes zancadas en direccion al prado. Fran miro al Burgomaestre Mischyn pero no se le ocurrio nada que decir; en lugar de ello ensayo un gesto de disculpa y, con Val a su lado, salieron en pos de Constan.
Indigo contemplo como los tres Brabazon y su carga desaparecian entre la multitud, pero no hizo el menor intento de seguirlos. Desde la llegada de Constan se habia retirado a un segundo plano; y en la confusion resultante la habian olvidado, y ella, por su parte, no sentia el menor deseo de entrometerse. Sin embargo, al contemplar la