CAPITULO 12
Se miraron el uno al otro, el ser humano
—
Oyo la respiracion de la loba: un sonido regular y decidido. Luego
—No conozco a ninguna
La ultima palabra fue un salvaje grunido, y un coro de jadeos se elevo en el aire brevemente para luego desvanecerse, como si los diabolicos companeros de
—
Fran, mudo por la sorpresa, intentaba refrenarla, pero Indigo se desasio de el y dio un paso al frente con cuidado para luego agacharse.
—
La loba dio otro paso hacia adelante. Su cuerpo se estremecia ansioso ahora; la cola se agito nerviosa, y sus ojos brillaron enloquecidos.
—Somos
—No... —El rostro de Indigo estaba banado en lagrimas, el dolor se mezclaba con el terror—. No,
Por un horrible instante Fran se quedo como hipnotizado; luego recupero la cordura y giro en redondo, arrojandose contra la verja, antes de quedarse inmovil de nuevo al
percatarse de que Indigo no se movia. _—?Indigo! —El panico dio a su voz un tono
agudo—, ?Indigo, levantate!
—No me conoce...
Indigo continuo con la mirada clavada en los salvajes ojos de
—
Miro a su alrededor desesperado en busca de alguna arma. El cuchillo era poco menos que inutil; no tenia la menor esperanza de sobrevivir mas que unos instantes si la manada atacaba. Pero no habia otra cosa.
—?Indigo!
Volvio a gritar su nombre, en un frenetico intento de romper el hechizo, y lleno de desesperacion tomo el farol y lo agito delante de aquellas figuras de pesadilla.
La luz centelleo sobre unos hocicos negros como la pez y unos ojos rabiosos, y un grupo de lobos retrocedio, entre grunidos. Tambien Indigo se encogio bajo la luz, y con su mano libre Fran la sujeto por el brazo y tiro de ella hacia atras, de modo que fue a chocar contra la verja cayendo al suelo. El muchacho no se detuvo a ayudarla mientras ella, aturdida y sacudiendo la cabeza confundida, intentaba incorporarse, sino que empezo a agitar los brazos, moviendo el farol mientras se quitaba la chaqueta.
—?Cogedlo, hijos de perra!
No debiera haber sido posible; la llama de la vela era demasiado pequena, el tejido de la chaqueta demasiado grueso; pero de pronto una lengua de fuego de brillante color naranja lamio la manga, y al tiempo que Fran la apartaba del farol, la prenda empezo a arder.
Fran lanzo un grito de jubilo, e hizo girar la chaqueta en llamas por encima de su cabeza como si se tratara de unas boleadoras. Una espectacular rueda de chispas se desprendio de ella, chamuscandole el brazo y el cabello, y las llamas arreciaron mientras, entre ganidos, los lobos retrocedian bajo la embestida de luz y calor.
—
Era la voz de Indigo; Fran desvio la atencion por un instante para mirar por encima del hombro y la vio senalar frenetica mientras preparaba la ballesta.
—?A tu derecha! —grito la muchacha.
No habia tiempo de dar gracias por su regreso a la razon; se volvio y vio a cuatro de los lobos, con los estomagos pegados al suelo y a punto de saltar. Lanzo un aullido y bajo la ardiente chaqueta hacia el suelo describiendo un ocho que hizo que se retiraran en desorden entre grunidos; entonces Indigo volvio a gritar. Otros dos, a su izquierda. La ballesta silbo con fuerza; Fran vio como la saeta centelleaba a la luz de las llamas, la vio dar en el blanco...
... Y atravesar por completo la negra figura del lobo, para estrellarse inofensiva entre los matorrales.
—?Indigo, la verja! —Se arriesgo a dar otra rapida mirada a su espalda, y vio su rostro atenazado por la sorpresa—. ?Has de abrir la verja como sea: es nuestra unica esperanza!
Empezaban a desprenderse llameantes fragmentos de ropa de su chaqueta que amenazaba con desintegrarse; no podria sostenerla por mucho mas tiempo, y no habia tiempo de sacarse la camisa y encenderla tambien. Tenian una sola posibilidad, se dijo Fran sombrio; solo una... y no podian dejarla pasar.
Se agacho y balanceo la llameante chaqueta describiendo un arco sobre los matorrales, al tiempo que deseaba con todas sus fuerzas que se encendieran. Las chispas danzaron enloquecidas; una hoja desprendio humo, una lengua de fuego se elevo y se encendieron tres desiguales focos de fuego.
La confusion se adueno de la manada de lobos, al cundir el panico entre sus filas. Se abalanzaron los unos contra los otros, aullando y gateando, mientras Fran hacia girar por
—Pero
Sus manos se cerraron alrededor de los barrotes de hierro, y clavo la mirada en el silencio y la total oscuridad del otro lado.
No habia lobos. No brillaban ojos malignos en la oscuridad, ni tampoco ardia ningun arbusto. La manada se habia desvanecido como el humo llevado por el viento, y todo aquel demencial encuentro podria haber sido tan solo