—Tendras agua si me obedeces, solo si lo haces —dijo, clavando los ojos en la loba.

Desde luego que el animal no comprenderia el lenguaje humano, pero le habian dicho que los perros eran capaces de aprender a reconocer los sonidos de cienos vocablos si eran repetidos con frecuencia y con la firmeza suficiente. Senalo el cuenco y luego el suelo para ilustrar su mensaje, y dio una palmada.

—?Sientate, por favor!

A Grimya le habia desagradado Thia desde el principio, de modo que le devolvio la mirada, fingiendo no comprender, y la muchacha fruncio el entrecejo.

?Sientate, por favor!

Su voz mostraba un cierto deje colerico, pero Grimya siguio sin obedecer. La muchacha suspiro impaciente. Esto no resultaria; no era suficiente. Estaba claro que Indigo controlaba al animal, y no existia una razon logica por la que ella no pudiera ejercer ese mismo dominio. La perra debia aprender quien mandaba aqui... y lo haria.

Su jubon estaba sujeto alrededor de la cintura por una correa lisa de cuero. Thia desato el cinturon y lo blandio.

—Aprenderas —afirmo autoritaria—. ?Me comprendes? ?Aprenderas! —Paso la correa por entre los dedos y, levantandola, la dejo caer como un latigo en direccion al hocico de

Grimya.

Esta se movio veloz. Se retorcio a un lado y abrio la boca en direccion al improvisado latigo; cuando sus dientes se cerraron sobre el cuero, tiro con tanta fuerza que casi desencajo el brazo de Tilia. La muchacha lanzo un chillido de sorpresa y rabia, dio dos pasos al frente tambaleante y se encontro cara a cara con los furiosos ojos ambarinos de la loba. Grimya tiro de la correa, sacudiendola como si se tratara de una presa; luego la dejo caer con gesto despectivo, y sus labios se tensaron para mostrar los colmillos en un grunido

feroz mientras los pelos de su lomo se erizaban.

—Tocame otra vez —dijo con su rasposa voz gutural—, ?y te desgarrare la gargaaaannnta!

Los ojos de Thia parecieron a punto de saltar de sus orbitas. ?Hablaba! ?El animal le habia hablado! Entonces, con una vertiginosa oleada de terror, el rechazo ocupo el lugar de la comprension: ?no, no, tales cosas eran imposibles!

Retrocedio con cautela unos pasos y luego corrio a la puerta, donde forcejeo desesperadamente con el picaporte mientras dirigia una ultima mirada aterrorizada a Grimya, sin saber si la asustaba mas el ataque fisico o el insensato, inconcebible, insostenible hecho —no, no era un hecho; se habia tratado de una ilusion, un lapsus momentaneo de su cerebro— de que el animal le habia hablado a ella en su propio idioma. Thia huyo y, pesarosa pero no sin cierta satisfaccion, Grimya escucho como corrian un pestillo al otro lado de la puerta. Se encontraba prisionera ahora; pero al menos le quedaba la satisfaccion de estar segura de que Thia no regresaria.

Tia Nikku realizo toda una ceremonia para abrir y empujar la puerta de postigo del muro que rodeaba la Casa del Benefactor, al tiempo que se lamentaba ruidosamente del trastorno que sin duda produciria esta inaudita desviacion de la rutina y procedimientos correctos. Durante todo el trayecto hasta el edificio ella y tio Choai habian estado enzarzados en una discusion ferozmente educada sobre la cuestion de quien tenia prioridad, y tan solo la intervencion de Hollend, enfurecido por el efecto de su disputa sobre la ya trastornada Calpurna, consiguio por fin acabar con el debate. Para alivio de todos —exceptuando posiblemente a tia Nikku— era todavia demasiado temprano para la llegada de visitantes para la primera visita del dia, y asi pues la puerta fue abierta y el pequeno grupo penetro en el recinto de la Casa. Habia varias personas trabajando en el reglamentado jardin, pero a una orden de tio Choai todos ellos dejaron las herramientas y, con curiosidad pero en silencio, desfilaron por la puerta para esperar en el exterior hasta que los mayores y el resto del grupo hubieran acabado lo que habian ido a hacer.

El familiar olor a moho provoco un cosquilleo en la nariz de Indigo cuando penetraron en la Casa. Tia Nikku los condujo al interior de la claustrofobica penumbra, y alli se volvio.

—?Ahora que, por favor? —inquirio, contemplando desafiante a la muchacha.

Indigo senalo con la cabeza en direccion a la escalera.

—El ultimo piso —indico.

Ascendieron estrepitosamente los tres tramos de escalera sin decir nada mas. Al llegar al ultimo tramo Calpurna estuvo a punto de perder el control, pero Hollend la rodeo con el brazo y la mujer siguio adelante.

La habitacion del ultimo piso estaba tal y como Indigo y tia Nikku la habian dejado, con tan solo unas marcas borrosas en el polvo para dar testimonio del pequeno incidente acaecido. Calpurna parecio sentirse fascinada muy a su pesar por la corona que descansaba en su peana; mientras su esposo la conducia por la habitacion la mujer no consiguio apartar la mirada del antiguo objeto y en dos ocasiones se estremecio como si la hubiera rozado un aliento frio e invisible. Por fin se agruparon todos frente al espejo cubierto por la funda, y cuatro expectantes pares de ojos se clavaron en el rostro de Indigo.

Indigo habia tenido tiempo de pensar en lo que iba a decir en este momento, y estaba todo lo lista que podia estarse.

—Hollend..., Calpurna. —Paseo la mirada del uno a la otra—. Lo que tengo que mostraros no sera facil que lo acepteis. Pero creo, espero, que puedo demostrar que todo lo que os he dicho es cierto.

Tio Choai fruncia el entrecejo, y tia Nikku se mostraba hosca; Hollend y Calpurna se limitaron a contemplar a Indigo en tenso silencio. La muchacha se volvio entonces y tiro de la funda que cubria el espejo.

—?Un espejo? —Se percibia una cierta irritacion en la voz de Hollend—. ?Que tiene esto que ver con el corredor del que nos hablaste?

—Por favor, Hollend, escuchame. Os dije que Koru habia encontrado un..., un escondite secreto fue el nombre que le diste, creo. No es tan sencillo como eso. El lugar al que ha ido Koru no es un escondite en el sentido que tu le darias, sino... otro mundo.

?Que?—Hollend se mostraba incredulo, y el labio inferior de Calpurna empezo a temblar—. En nombre de lo racional, ?quieres decirme de que estas hablando?

Indigo empezo a desanimarse. Habia contado con que Hollend al menos no habia sido victima del temperamento de Alegre Labor y que por lo tanto estaria dispuesto, aunque fuera de mala gana, a aceptar la posibilidad de la existencia del mundo fantasma. Sin embargo ahora, al ver el duro y furioso centelleo de sus ojos, comprendio que habia cometido un terrible error de calculo.

—Hollend, por favor. —La desesperacion se apodero de ella—. Ten paciencia..., deja que te lo muestre. He encontrado a Koru, y puedo llevarte con el. —Se volvio otra vez de cara al espejo—. Mira..., ?mira lo que sucede cuando toco el cristal!

Extendio la mano hacia el espejo, y esta se encontro con la dura superficie; cuando la apreto contra el, el espejo se limito a balancearse suavemente en su marco.

—?No! —Indigo giro en redondo y miro mas alla de los rostros hostiles de sus cuatro companeros, hacia la corona que descansaba en su peana—. ?No me hagas eso, no puedes! ?Abre el portal!

Calpurna empezo a llorar. Tio Choai miro a tia Nikku, y esta realizo una expresiva mueca.

—Es tal y como ya he intentado contaros: la extranjera intenta enganarnos y disfrazar sus autenticas intenciones. O bien es eso o esta totalmente loca.

Indigo la oyo y se revolvio contra ella.

—?No estoy loca! ?Os digo la verdad! ?El espejo es una puerta a otro mundo, a otra dimension! ?Koru la encontro, y huyo alli porque se lo castigo por creer que tales cosas eran posibles! ?Oh, dulce Madre, estais todos tan ciegos! —Dio otro nuevo empujon al espejo con tal violencia que casi lo derribo, y se acerco a grandes zancadas hacia la acordonada peana—. Vuestro precioso Benefactor, a quien venerais tanto..., ?lo sabia! Yo lo he visto, he hablado con el... Puede que lleve muerto siglos pero su espiritu, su fantasma, algo, no lo se, todavia vive; y esta aqui, ?controla el portal! ?Lo se! He visto el mundo fantasma... he estado alli, y Koru esta alli, y...

Su voz se apago cuando un destello de razon en algun rincon de su cerebro la devolvio bruscamente a la realidad. Su mirada se paseo frenetica de un rostro a otro, pero no habia ayuda ni comprension para ella. Calpurna

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