estelas rojas, verdes y azules. El tejado de la Casa del Comite exhibia lo que parecia una insensata pelambrera de cabellos relucientes, y los ninos —Mimino se habia unido a ellos ahora— seguian trabajando incansables, sacando mas y mas serpentinas del carro, adornando cada grieta disponible mientras reian alborozados ante sus logros.

Y aun no se habia encendido ni una sola luz en ninguna de las ventanas circundantes...

Junto a la bomba de agua, la puerta al otro mundo brillaba con luz uniforme, Indigo percibia la presencia de Nemesis al otro lado del portal, percibia y compartia la ansiedad de la criatura mientras ambas aguardaban. «Pronto —penso—; pronto, hermana... »

—?Es Ellani! —La voz de Koru se convirtio en un alarido de jubilo, y el nino salto sobre el asiento agitando los brazos violentamente—. ?La veo, la veo!

«? Grimya!»

Indigo lanzo una rapida llamada telepatica, y la loba cruzo la plaza a grandes saltos. Tenia la boca llena de serpentinas y una, enredada en sus cuartos traseros, colgaba tras ella como una nueva y exotica cola.

—Ya vienen, carino. Ellani y Sessa. —Indigo sentia una excitacion equiparable a la de Koru—. La jugada funciono, Grimya; me parece que funciono... Sessa supo que hacer, lo sintio en su interior...

Las dos pequenas figuras entraron corriendo en la plaza, y se detuvieron en seco. Sessa lanzo una exclamacion de sorpresa, y paseo la mirada a su alrededor para contemplar aquella refulgente maravilla. Pero Ellani solo tenia ojos para el carromato.

—?Elli... ? —llamo Koru, vacilante. Y el rostro de su hermana se ilumino.

—?Koru! ?Eres tu, lo eres! —Corrio hacia el a la vez que el nino saltaba del asiento; ambos se fundieron en un abrazo e iniciaron una enloquecida danza—. ?Oh, Koru, Koru, pense que estabas muerto!

—Elli... —El se detuvo entonces, con una expresion maravillada en los ojos—. Eres diferente. ?Eres tal y como eras antes, tal y como yo lo recuerdo! ?La magia funciono! ?Todo vuelve a estar bien!

Ellani miro a su alrededor con la expresion de una criatura a quien se ha devuelto la vision de forma repentina y milagrosa.

—?Oh! —exclamo la nina en voz baja—. ?Es todo tan precioso!

—?Nosotros lo hicimos! Yo y mis amigos. Elli, vamos a hacer que todos lo vean, todos ellos: mama y papa, y los ancianos...

—?Papa! —Por primera vez en varios anos Ellani utilizo el antiguo y carinoso diminutivo para referirse a su padre, aunque ni siquiera se dio cuenta de ello—. Nos seguira. Nos vio correr, a Sessa y a mi; vendra a buscarnos. ?Todos vendran!

Al escuchar estas palabras, Indigo se dio cuenta de que Ellani no queria que vinieran. Por vez primera, sus padres y los ancianos de Alegre Labor no representaban para la nina la adecuada y deseable seguridad del convencionalismo sino un poder despiadado e insensible que amenazaba con arrebatarle su recien encontrada alegria.

—?Ellani! —llamo, al tiempo que se inclinaba para recoger algo que descansaba a sus pies—. No te preocupes, Ellani. Podemos hacer que tambien lo vean. Tenemos ese poder, todos nosotros.

En una ventana situada a su espalda, sin que nadie se diera cuenta, una lampara se ilumino temblorosa. Alegre Labor empezaba a despertar.

Ellani levanto los ojos hacia Indigo, y contemplo el excentrico vestido multicolor y el carro. En otra ventana, se encendio una segunda luz.

—?Nosotros... ? —musito la nina.

—Si. Tomad, cogedlas. —Otras tres brillantes esferas revolotearon fuera de la mano de

Indigo; una fue a Ellani, otra a Koru, y la tercera a Sessa—. La magia volvera a funcionar.

Ellani sostuvo la pelota que habia cogido en el hueco de ambas manos y la contemplo maravillada, mientras la comprension se iba abriendo paso en su cerebro.

—Oh... —murmuro, incapaz de articular nada mas—. Oh...

—Ayudanos, Elli. —Koru se volvio hacia su hermana, con los azules ojos relucientes y llenos de fervor—. ?Cuantos mas seamos, mas seremos! —Sin darse cuenta, repetia las palabras del Benefactor; casi lo ultimo que habia dicho a Indigo antes de que el carro abandonara el mundo fantasma para iniciar el juego.

—Si —susurro Ellani, tambien con ojos relucientes—. Si, lo hare. Lo hare.

En ese momento se encendio la tercera luz en la plaza. Brillaba en una ventana del ultimo piso de la Casa del Comite, donde los ancianos de mas categoria poseian aposentos privados para utilizar cuando estaban de guardia, y a los pocos segundos resono en la plaza el chirrido de una bisagra reseca al abrirse de par en par dicha ventana.

—?Que es esto? —La voz procedente de la elevada aguilera era debil y quejumbrosa; bajo la luz de la nueva lampara, la banda violeta que denotaba la mas alta categoria de Alegre Labor destaco con fuerza—. ?Alguien esta creando un alboroto! ?Que es lo que os proponeis, por favor?

En los tejados y los portales, los ninos con los brazos cargados de serpentinas permanecieron inmoviles y silenciosos, y durante unos instantes no se escucho ni un sonido en la plaza. Entonces, bruscamente, la voz de Indigo rompio el tenso silencio.

—?Ninos! ?Una cancion! —Tomo el arpa que descansaba a su lado sobre el asiento, la coloco sobre el regazo con un gesto teatral y toco un acorde, un acorde que ahora todos conocian bien—. ?Cantad, pequenos! ?Cantad!

Y un coro de voces hizo anicos la melancolica paz de Alegre Labor, elevandose en el aire como un himno ritmico y alegre para dar la bienvenida al nuevo dia.

Canna mho ree, mho ree, mho ree.

?Canna mho ree na tye!

Koru cogio a Ellani de las manos y empezo a bailar con ella describiendo entusiastas circulos. Sessa, riendo a carcajadas, se puso a girar y saltar, y los otros ninos, con Mimino entre ellos, se acercaron corriendo y saltando para unirse a la diversion. De la ventana del ultimo piso de la Casa del Comite surgio un grito; un alarido de indignacion, de incredulidad, de horror.

Entonces Indigo, ataviada con sus ropas de bufon y haciendo volar los dedos sobre las cuerdas del arpa, llamo a Nemesis, a su gemela, a su propio ser:

—?Hermana, ha llegado el momento! ?Trae a los ninos! ?Reunete con nosotros, reunete con nosotros!

El arco de luz situado sobre la bomba de agua centelleo de improviso con renovada energia para luego llamear con glorioso resplandor. Y a traves del portal penetro en Alegre Labor toda la horda de ninos del mundo fantasma como un torrente vivo que reia, gritaba y saltaba, con Nemesis a la cabeza.

Nas alcanzo a Hollend en las puertas del enclave, pero cuando ambos llegaron a la carretera no se veia ni rastro de Ellani y Sessa. Se detuvieron con un ligero resbalon, y Nas farfullo toda una retahila de juramentos scorvianos.

—?Por donde fueron? ?Dentro de la ciudad o fuera? ?No lo vi!

—Yo tampoco. —Hollend dirigio una rapida ojeada a la negra mole de la Oficina de Tasas situada unos metros mas alla—. Voy a despertar al Comite de Extranjeros.

—Yo lo hare —interpuso Nas al instante, aprovechando la oportunidad de hacer algo util—. Tu corres mas rapido que yo. Ve a la plaza; a lo mejor las. chicas fueron alli. Si no, despierta a gritos a los ancianos de la Casa del Comite. —Fruncio el entrecejo—. Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos tener.

Unas voces los llamaron desde el enclave y vieron a otros tres hombres que corrian hacia ellos. La esposa de Nas los seguia acompanada de Calpurna, que se habia recuperado de su desmayo.

—De acuerdo —asintio Hollend—. Di a Calpurna adonde he ido. —Y se alejo a la carrera en direccion al centro de la ciudad mientras Nas se desviaba hacia la Oficina de Tasas.

Quien fuera que hubiera llevado a cabo aquella broma estupida en el enclave al parecer no habia quedado satisfecho con lo realizado alli, pues, mientras se apresuraba hacia el centro de la ciudad, Hollend se encontro corriendo —vadeando casi en ocasiones— por entre mas y mas de las absurdas serpentinas centelleantes. Cubrian el suelo que pisaba, agitandose y enredandose a sus tobillos, y varias veces se vio obligado a detenerse y arrancarlas de sus pies para evitar un tropezon. Aturdido y nervioso, no presto atencion a los sonidos que se escuchaban mas alla hasta que llego a pocos metros de la plaza del mercado. Pero, cuando finalmente penetraron

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