El clavo los ojos en ella con incredulidad.

– ?Tu?

Ignorandole, apoyo la humeda bolsa en el guardabarros y mirando con atencion bajo el capo, levanto la tapa del distribuidor.

– Madre mia, parece haber perdido el rotor. Dejame ver. A lo mejor por aqui… -abrio su bolso-. Si. Tengo uno aqui mismo.

Coloco el pequeno rotor en el Thunderbird, apreto los dos tornillos que aseguraban la tapa y le tendio un cuchillo de desayuno para que los apretara mas. Todo estaba pulcramente envuelto en una bolsa de plastico que habia tomado del hotel para justo este tipo de emergencia.

Bobby Tom miraba hacia abajo como si no se pudiera creer lo que veia.

– Aseguralo bien -dijo ella amablemente-. Si no podria darte algunos problemas. -Sin esperar su respuesta, cogio el zumo de naranja y se apresuro hacia la portezuela del copiloto para deslizarse en el asiento donde se puso a estudiar el mapa.

No paso mucho antes de que el coche se estremeciera cuando el cerro de golpe el capo. Ella oyo el sonido de sus pasos, furiosos, sobre el asfalto. Bobby Tom se apoyo en el marco de la ventanilla del copiloto y ella vio que tenia los nudillos blancos. Cuando finalmente hablo, su voz fue muy suave y muy enfadada.

– Nadie toca mi T-Bird.

Ella se mordisqueo el labio inferior.

– Lo siento, Bobby Tom. Se que adoras este coche y no te culpo por enfadarte. Es un coche maravilloso. En serio. Por eso voy a ser honesta contigo, tengo habilidad para estropearlo de verdad si intentas darme otra vez esquinazo.

Sus cejas se elevaron rapidamente y clavo los ojos en ella con incredulidad.

– ?Estas amenazando mi coche?

– Eso me temo -dijo ella en tono de disculpa-. El Sr. Walter Karne, descanse en paz, residio en Shady Acres casi ocho anos antes de morir. Hasta que se jubilo era propietario de un taller de reparacion de automoviles en Columbus y aprendi mucho de el sobre motores, incluyendo como sabotearlos. Solo un ejemplo, tuvimos unos problemillas con un asistente social demasiado burocratico que venia a Shady Acres varias veces al mes. Le gustaba contrariar a los residentes.

– Asi es que el Sr. Karne y tu os vengasteis saboteando su coche.

– Desafortunadamente, el Sr. Karne tenia artritis, lo que quiere decir que tuve que hacer yo misma todo el trabajo manual.

– Y ahora tienes intencion de usar tu inusual conocimiento para chantajearme.

– Se sobreentiende que la idea no me gusta mucho. Por otro lado, me debo a Windmill Studios.

Los ojos de Bobby Tom comenzaban a tener una expresion salvaje.

– Gracie, la unica razon por la que no te estrangulo hasta morir en este momento es porque se, que tan pronto como el jurado oiga mi historia y me absuelva, esos tiburones de la tele convertirian todo esto es una peli de serie b para la television.

– Tengo que hacer mi trabajo -dijo ella suavemente-. Y me tienes que dejar hacerlo.

– Lo siento, carino. Hemos llegado al limite.

Antes de que lo pudiera detener, el habia abierto la portezuela, la habia cogido en brazos y la habia dejado sobre el suelo del aparcamiento. Ella siseo con alarma.

– Hablemos de esto.

Ignorandola, se acerco a la parte posterior del coche, de donde saco la maleta de Gracie del maletero.

Ella se apuro en llegar a su lado.

– Somos dos adultos razonables. Estoy segura que podemos llegar a un compromiso. Estoy segura que nosotros…

– Te aseguro que no podemos. Dentro te llamaran un taxi. -Dejo caer la maleta sobre el pavimento, se subio al Thunderbird y lo puso en marcha.

Sin parase a pensar, ella se dejo caer sobre el pavimento delante de las ruedas y apreto los ojos con fuerza.

Pasaron unos segundos llenos de tension. El calor del asfalto atraveso la tela de su amorfo vestido color mostaza. El olor del tubo de escape hizo girar su cabeza. Sintio que su sombra caia sobre ella.

– Para salvarte la vida, vamos a hacer un trato.

Ella abrio los ojos con alivio.

– ?Que tipo de trato?

– Dejare de intentar huir de ti…

– Es justo.

– …si haces exactamente lo que te diga el resto del viaje.

Ella considero la idea mientras se ponia de pie.

– No creo que eso vaya a funcionar -dijo ella con suavidad-. Por si nadie te lo ha dicho nunca, no siempre eres razonable.

Bajo la ala del stetson, entrecerro los ojos.

– Tomalo o dejalo, Gracie. Si quieres ir en este coche, vas a tener que contener tus modales mandones y hacer lo que te diga.

Exponiendolo asi no tenia mucha eleccion, y decidio ceder cortesmente.

– Muy bien.

El devolvio su maleta al maletero. Ella se volvio a sentar en el asiento del copiloto. Cuando el se subio al coche, le dio una vuelta a la llave de contacto con enojo.

Ella miro el reloj de su muneca y luego el mapa que habia estudiado atentamente un poco antes.

– Solo una cosa mas antes de salir. Aunque no te hayas dado cuenta, son casi las diez y tienes que estar en el plato manana a las ocho de la manana. Tenemos mas de mil kilometros por delante, asi que mira cual es el camino mas corto…

Bobby Tom cogio el mapa con una mano, hizo una bola con el y lo tiro del coche. Unos minutos despues estaban de nuevo en la autopista.

Desafortunadamente, iban hacia el este.

El martes por la noche, Gracie tuvo que aceptar el hecho de que habia fracasado. Mientras miraba fijamente los limpiaparabrisas que limpiaban el parabrisas del Thunderbird y escuchaba el repiqueo de la lluvia en el techo sobre ella, cavilo sobre los dos dias pasados. A pesar de estar ya en Dallas, no habia podido llevar a Bobby Tom a Telarosa a tiempo.

Las gotitas de agua brillaban sobre el capo del coche por el destello de los faros de los coches que pasaban. Intento no pensar en las llamadas enojadas de Willow y se puso a mirar el lado positivo de la situacion. Esos dias, habia visto mas pais de lo nunca hubiera imaginado y habia conocido personas de lo mas interesante: cantantes de country, instructores de aerobic, muchos futbolistas y un travesti muy agradable que le habia ensenado varias maneras de atarse una bufanda.

Y sobre todo, Bobby Tom no habia tratado de quitarsela de encima. Aun no estaba segura por completo de por que no la habia dejado en Memphis, pero a veces tenia la extrana sensacion de que no queria estar solo. Con excepcion de un desafortunado incidente en el que habia detenido el coche sobre un puente, la habia arrastrado hasta el borde y habia amenazado con lanzarla por el, se habian llevado muy bien. Pero aun asi, esa noche se sentia decididamente torpe.

– ?Estas comoda, Gracie?

Ella siguio mirando el limpiaparabrisas.

– Estoy bien, Bobby Tom. Gracias por preguntar.

– Parece como si se te estuviera clavando la manilla de la puerta. Este asiento no es para tres pasajeros. ?Estas segura que no quieres que te deje en el hotel?

– Estoy segura.

– Bobby Tom, querido, ?tiene pensado estar con nosotros toda la noche? -Cheryl Lynn Howell, su cita de esa tarde, sonaba petulante cuando se acurruco contra su hombro.

– Ella tiene el corazon duro, carino. ?Por que no finges que no esta aqui?

Вы читаете Heaven, Texas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату