restaurante. Le habia prestado dinero a Ellie y le habia dicho a AJ que su sobrino podria entrevistarle para el periodico de su colegio. Tal y como lo veia, cualquier persona que tenia su suerte, no tenia derecho a decir que no, pero algunas veces se sentia agobiado por todas las demandas que le hacian.

Ahora tenia que ir a Telarosa para resolver otra deuda que tenia con el pequeno pueblo que lo habia visto crecer, y lo temia. A pesar de haber insistido en que la pelicula se rodara alli, no estaba preparado para enfrentarse a todo eso. El sabia que estaba acabado, pero ellos no lo sabian y aun esperaban mucho de el.

Su presencia revolveria las cosas, como siempre hacia, y no todo el mundo le daria la bienvenida con los brazos abiertos. Se habia recuperado de un sucio enfrentamiento con Way Sawyer hacia unos meses por el plan de Sawyer de cerrar Tecnologias Rosa, la empresa electronica que movia la economia de Telarosa. Ese era un hombre despiadado y Bobby Tom no tenia ningunas ganas de verlo otra vez. Tendria que tratar tambien con Jimbo Thackery, el nuevo jefe de policia y enemigo de Bobby Tom en sus dias de colegio. Y sobre todo, tendria detras un monton de mujeres que no tenian ni la mas remota idea de que su carrera sexual se habia enterrado junto con su carrera futbolistica y, que costara lo que costase, debian seguir en la ignorancia.

Miro ciegamente el teclado. ?Que iba a hacer el resto de su vida? Llevaba tanto tiempo viviendo con la gloria que no tenia ni idea de como vivir sin ella. Desde nino siempre habia sido el mejor: del estado, de los Estados Unidos, de la liga Profesional. Pero ya no era el mejor. Se suponia que los hombres de exito tenian este tipo de crisis a los sesenta anos. Pero el se habia retirado con treinta y tres y no tenia ni idea de que iba a hacer. Sabia como ser receptor, como ser el mejor jugador, pero no tenia ni idea de como ser una persona normal.

Un gemido femenino particularmente prolongado llego desde la television e interrumpio sus pensamientos; fruncio el ceno al recordar que no estaba solo. La diversion genuina se habia vuelto rara poco a poco en su vida, pero Gracie Snow lo habia entretenido durante todo el dia. Sin embargo, al recordar la reaccion de su cuerpo ante su deseo, ya no se reia. Excitarse ante un caso de caridad como Gracie, era -y no queria examinarlo mas detenidamente- de alguna manera la indignidad final, un simbolo tangible de hasta donde habia descendido. No es que ella no fuese una senora realmente agradable, pero definitivamente no era el tipo de Bobby Tom Denton.

En ese mismo momento tomo una decision. Ya tenia suficientes problemas en su vida y no necesitaba mas. A primera hora de la manana, se desharia de ella.

capitulo 4

Se oian las campanas de la iglesia a traves de la ventana cuando Gracie se acerco a la puerta del dormitorio y golpeo suavemente.

– Bobby Tom, llego el desayuno.

Nada.

– ?Bobby Tom?

– Eres real -gimio el-. Esperaba que fueses solo una pesadilla.

– Pedi el desayuno al servicio de habitaciones y ya llego.

– Vete.

– Son las siete. Tenemos doce horas de coche por delante. De verdad, necesitamos ponernos ya en marcha.

– Esta habitacion tiene balcon, carino. Como no me dejes en paz, te tiro por el.

Ella se retiro de la puerta del dormitorio y camino hacia la mesa, donde mordisqueo una tortita de arandanos, pero estaba demasiado cansada para comer. Durante toda la noche, se habia despertado ante el mas leve ruido, pensando que era Bobby Tom saliendo de puntillas mientras dormia.

A las ocho, despues de haber llamado a Willow para informale de los dudosos progresos de su viaje, intento otra vez despertarlo.

– Bobby Tom, ?por que no te despiertas para que podamos seguir viaje?

Nada.

Ella abrio la puerta suavemente y se le seco la boca cuando lo vio tumbado sobre el estomago con la sabana enredada alrededor de sus caderas. Tenia las piernas abiertas y una de ellas estaba doblada. A pesar de las cicatrices que tenia en la rodilla derecha, eran fuertes y bellas. Su piel era bronceada contra la blanca sabana y el vello dorado de sus pantorrillas brillaba tenuemente bajo la luz de la manana que se colaba por las cortinas. Tenia un pie oculto bajo la manta que habia a los pies de la cama; el otro estaba al aire, era estrecho y con un empeine alto y bien definido. Sus ojos se demoraron sobre las feas cicatrices rojas que fruncian su rodilla derecha, luego subieron por sus muslos y la sabana que rodeaba sus caderas. Si esa sabana estuviera cinco centimetros mas arriba…

Se escandalizo por la fuerza del deseo que sintio de ver sus partes privadas. Todos los cuerpos masculinos desnudos que ella habia visto en su vida eran viejos. Bobby Tom se parecia a los hombres de la pelicula de la noche anterior. Se estremecio.

El se dio la vuelta, llevando la sabana con el. Su grueso pelo estaba despeinado, tenia un mechon pegado a la sien. La piel de su mejilla tenia una arruga de la almohada.

– Bobby Tom -dijo ella suavemente.

Abrio un poco un ojo y dijo con la voz ronca por el sueno:

– Desnudate o vete.

Ella camino resueltamente hacia las ventanas y tiro del cordon de las cortinas.

– Alguien esta realmente grunon esta manana.

El gimio cuando la luz inundo la habitacion.

– Gracie, tu vida esta en peligro de muerte.

– ?Te gustaria que te preparara la ducha?

– ?Tambien quieres frotarme la espalda?

– Creo que eso no sera necesario.

– He tratado de ser tolerante con esto, pero pareces no darte cuenta. -Se incorporo, busco la cartera de la mesilla de noche y saco varios billetes-. Para el taxi al aeropuerto -dijo, tendiendoselos.

– Primero duchate y luego hablaremos de eso -dijo precipitadamente saliendo de la habitacion.

Hora y media despues, aun trataba de deshacerse de ella. Ella se apresuro por la acera hacia uno de los gimnasios de Memphis con una bolsa blanca de papel donde llevaba un zumo de naranja natural apretado con fuerza en la mano. En cuanto lo habia logrado sacar de la cama, le habia dicho que ni hablar de marcharse hasta haber tenido algo de ejercicio matutino. En cuanto habian entrado en un gimnasio de la ciudad, le habia puesto un monton de dinero en la mano y la habia enviado a una cafeteria cercana para que le cogiera un zuno de naranja natural mientras el iba al vestuario.

Cuando habia desaparecido en el cuarto de las taquillas, sus ojos eran candidos y llevaba puesta su sonrisa angelical, lo cual indicaba que tenia intencion de marcharse mientras ella no estaba. Se convencio absolutamente cuando vio que le habia dado doscientos dolares para pagar un zumo de naranja. En consecuencia, se vio obligada a tomar medidas drasticas.

Como era logico, la cafeteria estaba bastante mas lejos de lo que le habia hecho creer y ella habia intentado apurarse todo lo que podia. Cuando regreso al gimnasio, paso por delante de la puerta, dirigiendose directamente al aparcamiento de la parte posterior.

El Thunderbird estaba bajo una sombra con el capo abierto. Bobby Tom miraba con atencion por debajo del capo. Estaba sin aliento cuando llego hasta el.

– ?Ya terminaste de entrenar?

Levanto la cabeza tan rapida y abruptamente que se la golpeo contra el capo, desplazando a un lado el stetson. El maldijo suavemente y coloco el sombrero.

– Tengo la espalda algo rigida, asi que he decidido esperar hasta la noche.

Su espalda parecia estar perfectamente, pero se abstuvo de senalarlo, igual que se abstuvo comentar el hecho de que obviamente habia tenido intencion de irse en el coche mientras ella no estaba.

– ?Le pasa algo a tu coche?

– No arranca.

– Dejame mirar. Se algo de motores.

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