Abruptamente, el la separo con fuerza, y otra vez estaba sola en la oscuridad impenetrable.

Sintio su respiracion en el oido.

Le dio la vuelta. Sintio la palma de sus manos en las nalgas, amasandola, acariciando entre ambas. Otra vez, sintio solo sus manos en la oscuridad, nada mas, ninguna otra parte de su cuerpo. El demonio que acechaba su cuerpo le separo las piernas, abriendolas hasta que gimio y se estremecio. Bruscamente la derribo sobre la gruesa y suave moqueta.

Ella yacio alli esperando.

Nada.

La espesa oscuridad mortal. La tumba. La obsesiva imagen de condenacion. Ella sintio todo eso.

Una fuerza -?humana, animal o demoniaca?- la cogio por las rodillas y las abrio. Ningun otro roce. Solo una exigente presion la obligaba a ofrecerse abierta al sacrificio ante el angel oscuro.

Y entonces nada.

Ella espero, incapaz apenas de respirar. Maldito fuera, su cuerpo ya ardia de pasion pagana.

Luego lo sintio. El suave cosquilleo en el interior de sus muslos. Como los separaba. El roce caliente y humedo de su lengua.

?Oh, Eso! ?Eso! Lo habia echado tanto de menos. Habia sonado con eso. Ese roze y ese empuje, esa ruda y suave sensacion, succionando, una avida boca comiendola entera, una sensacion maravillosa acrecentada por la oscuridad del averno. Su amante demoniaco la devoro hasta que se perdio. Con un grito se dejo llevar, girando y girando, cayendo en un profundo foso.

El estaba dentro de ella antes de que se pudiera recuperar. Su cuerpo cubrio el de ella y la lleno. Ella envolvio su piernas alrededor de sus caderas, su brazos rodearon su cuello. Sus pechos ardieron al rozarse contra el grueso vello de su pecho. El se sumergio en su centro, se retiro, se sumergio una y otra vez, llevandola con el en su vertiginoso viaje hacia el extasis.

Su grito fue bajo y ronco, el de ella era un gemido cuando cayeron juntos en el mismo corazon de la oscuridad.

Nunca habia querido tanto no sentir nada.

Despues, ella comenzo a llorar. La luz cayo sobre ella cuando el abrio la puerta del vestidor. Ella se puso en posicion fetal, escondiendo la cara entre los brazos. La culpabilidad y la verguenza la invadieron. Mi amor, mi amor. Habia traicionado a su marido, habia traicionado al hombre que queria con todo su corazon. Habia prometido amarle para siempre, hasta que la muerte los separara. Pero ella no estaba muerta. Y el era todavia el marido de su corazon, su muy querido amor, y le habia traicionado.

No deberia haber ocurrido eso. ?Se suponia que estaba haciendo un sacrificio! Ella habia ido para que Way no arruinara al pueblo. En vez de eso, habia terminado por suplicarle, y durante el proceso, se habia perdido.

– Basta, Suzy. Por favor. -Su voz era desdichada, como si estuviera sufriendo.

Ella cogio la toalla que habia caido a su lado y la utilizo para cubrir su verguenza mientras se cubria. Ella miro hacia arriba y lo vio, cerniendose amenazador, todavia desnudo y mojado por ella.

Las lagrimas surcaban sus mejillas.

– Quiero ir a casa.

– Estas demasiado alterada -dijo el quedamente-. No puedo dejar que te vayas.

Ella bajo la mirada de su regazo, estudiando sus rodillas que se doblaron hacia ella.

– ?Por que me hiciste esto? -lloro ella-. ?Por que no me dejaste en paz?

– Lo siento -dijo con voz queda-. No supuse que ocurriria esto. Lo siento.

El recogio la bata del suelo y se la puso. Era verde oscuro y ricamente bordada. Suavemente la cogio del brazo y la levanto de la moqueta. Cuando se puso de pie, cogio un albornoz blanco del colgador de la puerta y la ayudo a ponerselo, aunque era demasiado grande para ella. Way poso la mano en la espalda de Suzy para empujarla fuera del vestidor donde habian entrado tanto tiempo atras. Ella se movio automaticamente. ?Que mas daba donde la llevara? ?Que le importaba?

El la condujo como si fuera una nina, a un confortable sillon, situado cerca de la ventana.

– Deja que me marche ahora. -Le suplico con los ojos y otra vez comenzo a llorar.

El la tomo entre sus brazos y se sento en el sillon con ella en su regazo. Acercandola contra su pecho, acaricio su pelo.

– No llores -murmuro el-. Por favor no llores. -Sus labios rozaron su frente y su sien-. No es culpa tuya. Es mia. Yo hice esto.

– Te deje. ?Por que te deje?

– Porque eres una mujer calida y sensual, carino, y habia pasado demasiado tiempo.

Ella se dijo a si misma que no se dejaria convencer. Su traicion habia sido tan profunda que no debia encontrar consuelo. Pero el acaricio su pelo y la abrazo con fuerza. Al fin cesaron sus lagrimas y paso la noche entre sus brazos.

Cuando Way finalmente oyo el sonido profundo y relajado de su respiracion, presiono los labios contra su frente y cerro los ojos con fuerza. ?Como habia dejado que todo se escapara de su control? Suzy Denton nunca le habia hecho dano y no se merecia lo que le habia hecho. No era culpa suya haber sido el centro de sus fantasias de adolescente, el blanco de todos sus cenos hoscos y sus comentarios grunones, como si hubiera sido un solitario James Dean tratando de impresionar a Natalie Wood.

Cuando ella habia entrado en su sala el mes anterior llevando en la cara la misma expresion de espanto que habia puesto de adolescente cuando la miraba, algo se habia roto en su interior. Todo su dinero y poder se habian evaporado, y solo habia sentido la furia impotente y familiar que habia sido su constante companera cuando era nino. La habia invitado a su casa con la inconsciente intencion de que ella cayera ante sus pies por su encanto y viendo como era en ese momento, y no como habia sido treinta anos antes. En lugar de eso, la habia insultado mas alla de todas sus creencias.

A pesar de la forma en que la habia presionado, no se le habia ocurrido que ella pensara que trataba de chantajearla para que fuera a su cama. Habia salido con muchas mujeres durante anos y ciertamente no habia tenido nunca que recurrir al chantaje para acostarse con ellas. Pero ella eso no lo sabia. Su propuesta de que fuera su pareja y anfitriona habia sido un acto impulsivo, nacido de la colera. Habia esperado que le dijera que se fuera al infierno, pero en vez de eso, se habia quedado alli parada en su rosaleda y lo habia mirado como si la hubiera abofeteado.

Durante el mes que habia estado lejos de Telarosa, su verguenza ante lo que habia insinuado no habia sino aumentado. Al regresar al pueblo, ya habia tomado la decision de telefonearla y disculparse, esperando todavia poder solucionar la situacion. Pero en el momento en que se identifico, habia oido el temblor de la voz de Suzy y habia perdido el control. En vez de pedirle perdon, la habia intimidado obligandola a ir con el, haciendola creer que su aceptacion estaba unida al futuro de Tecnologias Rosa.

Incluso esa noche, podia haberse explicado. Esa noche, cuando ella habia entrado en su dormitorio, le podia haber dicho la verdad. ?Por que no lo habia hecho?

El miro ciegamente delante de el, mientras la conciencia lo golpeaba con una fuerza brutal. El habia hecho esa cosa tan horrible porque se habia enamorado de Suzy Denton. Si habia ocurrido esa noche, el mes pasado, o treinta anos antes, no lo sabia. Solo sabia que la amaba y no habia encontrado voluntad suficiente para detenerse.

Era un hombre que presumia siempre de mantener el control, sin actuar nunca impulsivamente, ni reaccionar emocionalmente. Cuando habia tomado la decision sobre Tecnologias Rosa, por ejemplo, lo habia hecho con la cabeza fria. Incluso habia experimentado un indicio de cinica diversion pues todavia queria vengarse por la manera en que el pueblo habia tratado a su madre. Pero nunca se habia involucrado emocionalmente. El dolor era demasiado antiguo, aunque el deseo de igualar las cosas nunca habia desaparecido.

Habia sido el quien habia esparcido el rumor sobre el cierre de Tecnologias Rosa - incluso habia barajado la posibilidad de hacerlo realmente- pero a pesar de todos los rumores que deliberadamente habia dejado caer en todos lados, no tenia estomago para destruir tantas vidas inocentes. Sin embargo, si lo tenia para hacer que todos los habitantes del pueblo se retorcieran de incertidumbre y por eso los habia dejado creer que cerraba la planta. Habia disfrutado al ver sus expresiones de fatalidad y sus penosos intentos de castigarle excluyendolo de la sociedad, como si a el le preocupara su opinion. Incluso se daba cuenta de que su deseo de venganza era una nineria.

Nineria, si. Pero tambien era satisfactorio. ?Que sentido tenia haber acumulado poder y riqueza si no podia

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