A algunos hombres no les quedaban bien el esmoquin, pero a Bobby Tom le sentaba como un guante. Le habia dado su toque, por supuesto: la camisa color lavanda con los botones brillantes, el stetson negro y un par de botas negras de piel de serpiente que solo se ponia para ir de etiqueta. El edificio de piedra caliza del club de campo habias sido pulido hasta estar reluciente para el acontecimientos mas grande de su historia. La venta de entradas para el torneo habian superado todas las expectativas e incluso el tiempo habia colaborado ofreciendo un dia soleado, pero con temperaturas por debajo de los treinta grados.

Estaban comenzando a llegar los deportistas al coctel previo a la cena cuando uno de los camareros murmuro al oido de Bobby Tom que alguien queria hablar con el en el piso de abajo. Mientras se abria paso por el vestibulo, sintio irritacion. ?Donde se habia metido Gracie? Habia esperado que estuviera alli a esas alturas. Un monton de gente la esperaba expectante y queria presentarla el a todo el mundo. Gracie era la mujer con menos conocimiento de deportes que el conocia y sabia que eso podria meterla en problemas esa noche, proporcionandole a el una tarde entera de diversion En realidad aun no entendia porque su ignorancia en deportes le parecia algunas veces una de sus mejores cualidades.

Se dirigio por las alfombradas escaleras al piso inferior, donde estaban los vestuarios vacios. La puerta de cristales desembocaba en la zona de golf que deberia estar cerrada con llave, pero estaba entreabierta y entro. Solo habia una luz encendida y no vio al hombre que permanecia de pie en la esquina mas alejada de la habitacion hasta que Way Sawyer lo llamo por su nombre.

– Denton.

Bobby Tom habia sabido que iba a tener que enfrentarse pronto a Sawyer, pero no hubiera escogido nunca esa noche para hacerlo. Habia visto el nombre de Sawyer en la lista del invitados, asi es que no era realmente una sorpresa aunque no habia tenido intencion de hablar con el. Por alguna razon ese hombre estaba relacionado con la tristeza de su madre, y queria saber por que.

Way parecia enorme en la oscuridad y cuando dio un paso adelante vio que un esmoquin cubria holgadamente su cuerpo y llevaba un palo de golf en la mano. Su traje de etiqueta no ocultaba lo ojeroso que estaba, como si no hubiera dormido una noche completa en mucho tiempo. Bobby Tom intento controlar su antipatia. A pesar del anuncio de Sawyer sobre Tecnologias Rosa, nunca le gustaria ese hombre. Era un frio hijo de puta de corazon duro que venderia a su propia abuela si fuera necesario.

Dejo de lado la impresion fugaz de que ahora mismo Sawyer parecia mas cansado que cruel.

– ?Que quieres? -contesto friamente.

– Quiero hablar contigo sobre tu madre.

Ese era exactamente el tema que tenian que discutir, pero Bobby Tom sintio que se estaba enfadando.

– No hay nada de lo que hablar. Tu mantente bien lejos de ella y todo estara bien.

– Ya me he mantenido alejado. ?Han mejorado las cosas? ?Es feliz?

– Es condenadamente feliz. Nunca la habia visto tan feliz.

– Estas mintiendo.

A pesar de sus palabras, Bobby Tom oyo la incertidumbre de la voz de Sawyer y lo aprovecho.

– La ultima vez que hable con ella, estaba entusiasmada con hacer un pequeno crucero y anadir algunas plantas nuevas a su jardin. Ha estado tan ocupada con sus amigos que no hemos tenido demasiado tiempo para estar juntos.

Los hombros de Sawyer bajaron casi imperceptiblemente, y sus dedos quedaron laxos sobre el palo de golf con el que jugueteaba, pero Bobby Tom no se detuvo. De alguna manera ese hombre habia lastimado a su madre, y tenia que asegurarse que no ocurria de nuevo.

– Por lo que yo se, no tiene ni una sola preocupacion en el mundo.

– Ya veo. -Way se aclaro la voz-. Echa mucho de menos a tu padre.

– ?Crees que no lo se?

Way se apoyo contra el mostrador.

– Te pareces mucho a el, ?sabes? La ultima vez que lo vi, tenia dieciocho o diecinueve anos, pero aun asi el parecido es evidente.

– Eso dice la gente.

– Lo odiaba.

– Imagino que el tampoco sentiria mucho carino por ti.

– Es dificil decirlo. Si yo le desagradaba nunca lo mostro y te aseguro que le di suficientes motivos. Era jodidamente agradable con todo el mundo.

– ?Entonces por que lo odiabas? -La pregunta escapo de sus labios a pesar de su intencion de mantenerse al margen.

Way paso la mano por el palo de golf.

– Mi madre limpio algun tiempo en casa de tu abuela, ?lo sabias? Fue antes de que perdiera la esperanza sobre la vida y tomara otro camino. -Hizo una pausa y Bobby Tom penso en la historia que habia contado durante anos de que su madre era una prostituta. Habia sido una broma para el, pero no para Sawyer y a pesar de su aversion por ese hombre, sintio verguenza.

Way siguio:

– Tu padre y yo eramos de la misma edad, pero el era mas grande y cuando estabamos en sexto o septimo, tu abuela le daba a mi madre toda su ropa usada. Tenia que ir a la escuela con la ropa de segunda mano de tu padre y estaba tan celoso que algunas veces casi me ahogaba por ello. Todos los dias me veia ir a la escuela con su ropa vieja y nunca dijo una sola palabra. Ni una. Pero no solo a mi, a nadie. De todas maneras los demas ninos se dieron cuenta y se burlaron: “Oye Sawyer, ?no es esa la camisa vieja de cuadros de Hoyt?”. Si tu padre hubiera estado por alli, hubiera negado con la cabeza y dicho: “ Caramba, no. Nunca la habia visto antes”. Jesus, lo odiaba por eso. Si solo me hubiera tirado mi pobreza a la cara, podria haberme pegado con el. Pero nunca lo hizo y evocandolo, supongo que no estaba en su naturaleza. De alguna manera, creo que me hubiera llevado bien con el, hubieramos sido buenos amigos.

Bobby Tom se sintio un orgullo tan abrumador como inesperado. Y luego, casi inmediatamente, un devastador sentimiento de perdida. Se mostro insensible para no exteriorizar ninguna de esas emociones.

– Pero incluso asi lo odiabas.

– Supongo que era envidia. En secundaria le rompi la taquilla y robe la chaqueta que guardaba alli. Creo que nunca supo que habia sido yo. Nunca pude ponerme la maldita cosa, por supuesto; ni siquiera queria. Pero la cogi y la queme, asi nunca podria volver a ponersela el tampoco. Tal vez pense que quemandola, quemaba parte de el o tal vez unicamente fuera que no podia soportar ver como se la ponia por los hombros a tu madre cuando iban para casa. Esa maldita cosa le llegaba casi por las rodillas.

Esa vision de sus padres como estudiantes de secundaria hizo que Bobby Tom se sintiera extranamente desorientado.

– ?Se trataba de eso? Era por mi madre.

– Supongo que siempre lo ha sido. -Sus ojos se nublaron como si sus pensamientos los inundaran-. Era tan bonita. Ella piensa que no porque no llevo sujetador hasta el segundo ano y es todo lo que recuerda, pero yo no, era preciosa, con sujetador o sin el. Era como tu padre, amable con todo el mundo. -Se rio con genuina diversion-. Con todo el mundo salvo conmigo. Un dia se encontro conmigo en el vestibulo cuando no habia nadie mas. Iba a llevar algo al despacho de un profesor, supongo, ya que era hora de clase. Me subi las solapas, me recoste contra unas taquillas. Le dirigi mi mejor mirada de maton y la mire de arriba abajo, probablemente la asuste de muerte. Recuerdo que tenso las manos en el sobre que llevaba, pero me miro fijamente y me dijo: “Wayland Sawyer, si no quieres acabar tirado en la calle, seria mejor que estuvieras en clase”. Toda una senora, tu madre.

Era duro seguir mostrando antipatia ante tamana e implacable honradez, pero Bobby Tom se recordo que Sawyer ya no era un maton adolescente y que ahora la amenaza sobre su madre seguia siendo real.

– Una cosa es lo que hizo un nino -dijo quedamente-. Y otra lo que hizo un hombre. Dime que le has hecho.

Bobby Tom realmente no esperaba que le contestara y no se sorprendio cuando Sawyer se giro sin responder y camino hacia el perchero de madera. Cuando devolvio a su sitio el palo de golf, se apoyo contra el mostrador con una postura casual pero su cuerpo estaba tenso. Bobby Tom se puso alerta, como si estuviera a punto de recibir un golpe.

Way miro al techo y trago saliva.

– La hice creer que cerraria Tecnologias Rosa a no ser que se convirtiera en mi

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