culpable de haber podido olvidarle. La idea de la venganza jamas se le habia pasado por la cabeza hasta que, accediendo a las demandas de su padre, se habia visto obligada a emprender ese viaje no deseado, hecho al que se sumaba la reciente adquisicion de la Guia femenina. Aun asi, gracias a ambos factores, se encargaria de que el doctor Oliver cayera por fin en el olvido. La Guia femenina aconsejaba vengar a esa clase de rufianes y enterrarlos en el pasado al que pertenecian, y Victoria estaba totalmente decidida a hacerlo. Flirtearia con el y le besaria tan despiadadamente como el lo habia hecho con ella para luego marcharse, dejandole con recuerdos que atormentaran sus largas y oscuras horas entre el crepusculo y el amanecer. Regresaria alegremente a Londres y se casaria con uno de sus barones, dejando por completo el episodio con el doctor Oliver tras ella. Si, era un plan excelente.

La voz de tia Delia desvio su atencion del paisaje.

– Segun tu padre, el doctor Oliver es un gran medico, afirmacion que estoy segura es correcta.

– ?Por que lo dices?

Los ojos de su tia centellearon.

– Era obvio que tenia muy buena mano para el trato con los enfermos. Tu padre tambien menciono el interes del doctor Oliver por los temas cientificos.

Victoria apenas logro contener la mueca que luchaba por tensarle los labios. Sin duda, Nathan disfrutaba clavando alas de insectos a plafones y esas cosas. Y, en cuanto a su profesion Bah. Una prueba mas de que no era un autentico caballero, pues ningun caballero que se preciara se dedicaria a un oficio.

El carruaje aminoro la marcha hasta avanzar lentamente, y sono entonces la voz atronadora y profunda del cochero:

– Pueden ver desde aqui la panoramica lateral de Creston Manor, detras de esos altos arboles de la derecha, senoras. Ya solo nos queda seguir este camino para rodear la propiedad y llegar a la parte delantera. Estaremos alli en un cuarto de hora.

Los caballos retomaron un paso mas alegre, y Victoria y su tia estiraron el cuello para mirar por la ventanilla. En cuanto dejaron atras los arboles, una impresionante casa solariega quedo a la vista. La fachada de ladrillo, despintado hasta un delicado rosa palido, parecia refulgir en el suave reflejo de la tardia y dorada luz del sol de la tarde. Acurrucado entre arboles altisimos y pastos de color verde esmeralda, Creston Manor resultaba a la vez imponente y tentador. Desde su ventajosa panoramica lateral, Victoria pudo ver los elegantes jardines y establos emplazados en la parte posterior, y un reluciente estanque de aguas azules en la parte delantera que reflejaban a la vez los arboles circundantes y la casa, al tiempo que el austero diseno del edificio quedaba claramente suavizado por las ondulaciones del agua.

Un movimiento junto a los establos llamo la atencion de Victoria, quien se inclino hacia delante. Habia dos hombres junto a las puertas abiertas de los establos. Uno de ellos era un caballero de oscuros cabellos con ropa de montar. Parecia estar hablando con el otro, que sin duda era un criado, pues no llevaba camisa y sujetaba con la mano lo que parecia ser un martillo.

La mirada de Victoria quedo prendida de la espalda desnuda del hombre que, incluso desde la distancia, podia apreciar ancha y cubierta de una brillante capa de sudor. Sintio que el calor le arrebolaba las mejillas y, a pesar de que intento apartar los ojos, su mirada, repentinamente testaruda, se nego a retirarse. Aunque sin duda su reaccion se debiera simplemente a que se sentia escandalizada. Por supuesto. Los sirvientes de la propiedad que su familia tenia en el campo jamas se dedicarian al cumplimiento de sus tareas semidesnudos. No pudo evitar preguntarse que aspecto tendria el hombre visto por delante, dado lo… cautivadora que resultaba la panoramica posterior.

Tia Delia levanto su monoculo.

– Creo que el caballero del pelo oscuro es lord Sutton.

Victoria se obligo a desviar la mirada al otro hombre y asintio.

– Si, creo que asi es.

– Y el otro… -Tia Delia se acerco tanto a la ventanilla que casi llego a pegar la nariz al cristal-. Dios del cielo, ninguno de mis criados tiene semejante aspecto. Basta para que una desee dedicarse a inventar excusas para llamar al querido muchacho descamisado.

Los labios de Victoria se fruncieron levemente ante el escandaloso comentario de la senora.

– Esa es una de las cosas que mas me, gustan de ti, tia Delia. Siempre dices lo que piensas… incluso cuando lo que piensas es…

– ?Atrevido? Querida, es entonces cuando mas divertido resulta expresar lo que una piensa.

– Estoy segura de que se pondra una camisa antes de entrar en la casa -dijo Victoria, todavia intentando fisgonear la : escena y ocultar la nota de tristeza de su voz.

– Una lastima. Aunque supongo que tienes razon.

El carruaje giro al llegar a la esquina y el hombre se perdio de vista. En cuanto las dos mujeres volvieron a recostarse contra el respaldo de sus asientos, tia Delia volvio a hablar:

– Apuesto a que ese hombre habra dejado un reguero de corazones rotos a su paso.

– Imagino que si -murmuro Victoria, compadeciendose al instante de esas mujeres, pues sabia perfectamente como se sentian. No obstante, gracias a la Guia femenina y a su cuidadoso plan, iba a encargarse personalmente de que ni su corazon ni su orgullo siguieran enterrados en el fango.

Capitulo 2

La mujer moderna actual debe admitir que, en cuanto se imponga, hara frente a muchas tentaciones. A veces la tentacion adopta la forma de un apetecible vestido o de una deliciosa confeccion, a los que, dependiendo de su situacion economica, quiza deberia resistirse. Sin embargo, a veces la tentacion adopta la forma de un apetecible y delicioso caballero, en cuyo caso no deberia resistirse.

Guia femenina para la consecucion

de la felicidad personal y la satisfaccion intima.

Charles Brightmore.

Nathan clavo otro clavo, aporreando la pequena cabeza de metal con un jadeo satisfecho.

– ?Dando rienda suelta a tus frustraciones? -pregunto una voz grave a su espalda.

Nathan se tenso ante el comentario de su hermano. Luego inspiro hondo y se obligo a relajar los hombros, preguntandose cuando la incomodidad que se habia instalado entre Colin y el terminaria por disiparse. Eso, claro, en caso de que llegara a disiparse algun dia. Solto un jadeo, sacudio el clavo con un golpe final que acompano con un grunido y miro por encima del hombro. Impecablemente vestido con su traje de montar, inmaculadamente uniformado y rezumando la imagen del perfecto caballero que Nathan habia dejado de emular hacia ya tiempo, su hermano le observaba con esa expresion tan habitualmente inescrutable en el.

Nathan se volvio y cogio la camisa arrugada que habia dejado apartada en el suelo para secarse la frente mojada. El sol le calentaba la espalda desnuda y agradecio la brisa fresca y perfumada que le acaricio la piel caliente.

– Dando rienda suelta a mis frustraciones -repitio-. Si, de hecho eso es exactamente.

– A juzgar por la cantidad de martillazos que llevo oyendo toda la manana debes de estar realmente frustrado. -Colin senalo con la barbilla la obra de Nathan-. Menudo corral les estas construyendo a los animales.

– Por si no te habias dado cuenta, he llegado a casa con un buen numero de animales.

– Habria resultado condenadamente dificil no reparar en ellos, con todos esos mugidos, balidos, cloqueos, ladridos, maullidos, graznidos, grunidos y… ?que clase de sonido es el que hace esa cabra?

– Esa cabra tiene un nombre. Petunia.

Colin se pellizco el puente de la nariz y nego con la cabeza.

– Se me antoja practicamente imposible entender por que te empenas en mantener semejante coleccion de animales, y aun mas imposible comprender que necesidad tenias de traerlos a Cornwall. Pero lo que realmente no

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