– Rara vez…

– He dedicado todo mi tiempo a encontrar un lugar donde instalarme. Donde asentarme.

– Y tuvo que ser a quinientos kilometros de aqui.

– Si. En un lugar donde nadie me conociera. Donde nadie estuviera al corriente de lo ocurrido.

– Marchandote asi solo conseguiste parecer aun mas culpable.

– En cualquier caso, todos me creian culpable, de modo que no veo que eso importase.

Los dos hermanos se dirigieron una larga y apreciativa mirada. Luego Colin dijo:

– Me sorprendio que tiraras la toalla tan facilmente. Que no lucharas por limpiar tu nombre. Nunca fuiste de los que se rinden.

– Bueno, supongo que no me conocias tan bien como creias.

– Eso parece.

– O yo a ti. -Otra mirada se cruzo entre ambos y Nathan dijo entonces-: Por lo menos, a una distancia de quinientos kilometros no estoy sometido a las miradas ni a los comadreos. Esa es una de las razones por las que mis «bestias», como tu los llamas, sean para mi tan importantes. Les tiene sin cuidado mi pasado. No me juzgan. No pueden hacerme dano.

– ?Y es asi como deseas vivir? ?Sin sentir nada?

– Evitar el rechazo y el dolor no es lo mismo que no sentir nada.

– Han pasado tres anos, Nathan. Ya es hora de que cambies.

– Ya lo he hecho.

– Hablaba en terminos mas geograficos.

– Te repito que ya lo he hecho. Es solo que este lugar… verme aqui es… dificil. -Su mirada descendio hasta la pierna de Colin, que como bien sabia estaba salpicada de cicatrices-. ?Tan facil te ha resultado a ti olvidar?

– Por supuesto que no. Ni a Gordon tampoco. Pero ni el ni yo hemos dejado que lo ocurrido pueda con nosotros.

Nathan casi se estremecio al oir mencionar aquel nombre. Gordon… baron de Alwyck… vecino y amigo de la infancia. Otro hombre que a punto habia estado de perder la vida y tenia cicatrices en todo el cuerpo por culpa de esa desastrosa y ultima mision para la Corona. «Por culpa mia…»

– A ninguno de los dos se os acuso de haber robado las joyas. Ninguno de vosotros perdio el honor. Ni la reputacion. Yo lo perdi todo. Ninguno fue responsable de… -La voz de Nathan se apago y apreto la mandibula con tanta fuerza que le dolieron las encias.

– Me salvaste la vida, Nathan. Tambien a Gordon.

Un amargo suspiro surgio de las entranas de Nathan. Si, habia reparado con exito el dano fisico ocasionado, pero habia fracasado en muchos otros frentes. Frentes en los que no tenia la menor intencion de pensar, que no deseaba revivir. No habia conseguido olvidar la duda acusadora que habia visto en los ojos de Colin. Y no era menos de lo que merecia.

Decidido a guiar de nuevo la conversacion hacia temas menos dolorosos, dijo:

– Supongo que nuestras invitadas llegaran hoy.

Colin le miro durante varios segundos y asintio despacio, captando el mensaje con claridad. Excelente. Nathan habia soportado todos los recuerdos que era capaz de soportar por un dia.

– Si. Se espera que lady Victoria y su tia lleguen hoy -asintio Colin-. Lady Victoria… Mentiria si dijera que me acuerdo muy bien de ella. Tan solo recuerdo de manera vaga que era extraordinariamente hermosa.

Anos de practica habian ensenado a Nathan a mantener sus rasgos perfectamente impasibles. Recordaba demasiado bien a lady Victoria.

– A buen seguro no te acuerdas de ella porque la vez que estuvimos juntos dejaste a la chiquilla conmigo mientras tu te dedicabas a conversar con su tia, la hermana de lord Wexhall.

– Hum, si. Sin duda tienes razon. Segun creo recordar, lady Delia era un personaje de lo mas divertido.

– No sabria decirte -apunto Nathan con una mirada intencionada-, pues fui yo quien tuvo que cargar con lady Victoria.

– ?Cargar, dices? Que curioso. Si mal no recuerdo, mas bien la requisaste y le pediste que te mostrara sus espantosos retratos familiares. -Colin asintio despacio, y Nathan reconocio sin dificultad el brillo en los ojos de su hermano. De pronto le sorprendio admitir cuanto habia echado de menos ese brillo-. Recuerdo tambien que apareciste bastante nervioso tras tu, ejem… conversacion con la deliciosa lady Victoria.

Nathan dio un portazo a la marea de recuerdos que pugnaban por hacer su entrada.

– Nada de eso. Es solo que no disfrute conversando con esa chiquilla altanera. -Se maravillo desapasionadamente ante la capacidad que todavia poseia de mentir sin el menor esfuerzo. Sin duda habia cosas que no cambiaban. Aun asi, el dolor sordo que sintio en las entranas le indico que quiza, y despues de todo, la mentira si habia requerido en esa ocasion cierta dosis de esfuerzo.

– ?Conversando? ?Es eso lo que estuvisteis haciendo en aquella habitacion tenuemente iluminada de la que regresaste despeinado por completo? Y, a los dieciocho anos, Victoria no era ya ninguna nina -dijo Colin, en cuyos ojos el brillo parecia haberse acentuado.

– Pues te aseguro que se comporto como tal, parloteando neciamente sobre el tiempo y la moda.

– Bien, ahora que ha cumplido ya los veintiuno, ni siquiera tu me negaras que ya ha dejado de ser una nina. Y lord Wexhall la envia aqui. Segun decia en su carta, espera que cuides de ella. Que interesante.

– ?Y como sabes tu con tanta precision lo que contenia la carta que me ha enviado lord Wexhall?

– Porque la he leido.

– No recuerdo haberte dado permiso para que lo hicieras.

– Estoy seguro de que esa era tu intencion. De no ser asi, no la habrias dejado en una de las mesas de la biblioteca.

– Te aseguro que no he hecho nada semejante. -Maldito Colin y sus magnificas habilidades de ratero. Bien, quiza fuera agil con los dedos, pero sin duda no era un experto en la lectura de codigos. Por mucho que hubiera estudiado en profundidad la misiva de lord Wexhall, jamas habria podido descifrar el mensaje secreto que contenia. Nathan sintio una punzada de culpa por no haber compartido el contenido oculto de la carta de lord Wexhall con su hermano, pero queria esperar a recibir mas informacion para hacerlo. No tenia sentido arrastrar a su hermano a una situacion que potencialmente podia resultar peligrosa hasta saber con exactitud cual era la situacion.

Colin agito la mano en un gesto despreciativo.

– Aunque quiza fuera en una mesa del salon. ?Como decia lord Wexhall en su carta? Ah, si. «Espero que cuides de Victoria y que te ocupes de que no sufra ningun dano» -recito con voz sonora-. Me pregunto que clase de dano cree lord Wexhall que puede sufrir su hija.

– Probablemente tema que Victoria se pierda y se caiga por un acantilado. O que gaste en demasia en las tiendas del pueblo.

Colin arqueo una ceja de lo mas elocuente.

– Quiza. Pero fijate que se dirige a ti. En ningun momento me menciona. La chiquilla es responsabilidad tuya. Naturalmente, si es tan encantadora como la recuerdo, quiza podria dejarme convencer para ayudarte a cuidar de ella.

Nathan culpo al calor que le abrasaba en esa extrana tarde de calor. Demonios, la conversacion estaba provocandole dolor de cabeza.

– Excelente. Deja que te convenza. Te dare cien libras si cuidas de ella -le ofrecio Nathan empleando un tono despreocupado totalmente renido con la tension que le consumia.

– No.

– Quinientas.

– No.

– Mil libras.

– Ni hablar. -Colin sonrio-. Para empezar, y teniendo en cuenta que habitualmente tus clientes te pagan con animales de granja, dudo que tengas mil libras, y, a diferencia de ti, no tengo el menor deseo de que se me pague con cosas que mugen. Por otro lado, ni por todo el oro del mundo renunciaria a verte hacer algo que con tanta claridad detestas, como ocuparte de cuidar a una mujer a la que consideras una idiota mimada e irritante.

– Ah, si, los motivos que me han llevado a estar tres anos lejos de aqui vuelven a caer sobre mi de un

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