– Me siento como una autentica estupida. Si tropece fue porque intente arrebatarle la nota de una patada. Crei que eso te daria la oportunidad de recuperar tu cuchillo o de reducirle de algun modo. No sabia que lo tenias todo bajo control.
Nathan apenas pudo contener la carcajada amarga que sintio ascender por su garganta. ?Bajo control? No se habia sentido tan impotente en toda su vida.
– Claro que podrias haberme contado lo de la nota en la estratagema de la bota -dijo Victoria-. Aun asi, me salvaste la vida. -Se llevo la mano de Nathan a los labios y le beso los nudillos-. Mi heroe. Gracias.
El le acaricio suavemente la barbilla con las yemas de los dedos.
– De nada. Me alegra saber que no estas desilusionada al ver que he vencido al enemigo con el cerebro en vez de hacerlo con la fuerza fisica. Pero, acuerdate de lo que te digo: Cuando vuelva a ver a ese bastardo, pagara muy caro haberte tocado. Haberte hecho dano.
Victoria sintio que la recorria un escalofrio.
– Espero no volver a verle. Jamas habia pasado tanto miedo.
«?Asi que nunca habias pasado tanto miedo? Pues ya somos dos.» Nathan volvio a bajarle las faldas para cubrirle las rodillas.
– He terminado con las curas. ?Como te encuentras?
– ?Has terminado? ?Ya? -Victoria flexiono las manos, doblo las rodillas y meneo el menton-. Me siento mucho mejor.
– Excelente.
Aunque Victoria entrecerro los ojos, un destello divertido asomo a su mirada.
– Me has enganado.
Nathan adopto una inocente expresion escandalizada.
– ?Yo?
– Me has distraido de tus curas haciendome hablar.
– ?Eso he hecho? Debo confiarte que no pareces necesitar que te apremien demasiado para animarte a hablar.
– Hum. Muy listo. Y efectivo. Mi tia me habia dicho que le parecia que tienes buena mano con los enfermos. No deberia haber puesto en duda su opinion, pues siempre ha resultado de lo mas acertada en sus afirmaciones.
– En ese caso, os doy las gracias a ambas por el cumplido -dijo despreocupadamente-. En cuanto al resto de tu tratamiento, dejaremos que el balsamo que te he aplicado vaya penetrando en la piel las proximas dos horas, durante las cuales te quedaras acostada y cenaras. Luego podras disfrutar del bano caliente que te he prometido, tras el cual volvere a aplicarte el balsamo. Acto seguido te iras a dormir. ?De acuerdo?
– Si, doctor.
– Excelente. Una paciente docil.
– Nada de eso. Simplemente finjo serlo para corresponder a tu amabilidad.
– Entiendo. -Nathan retiro sus utiles y cerro con firmeza el maletin. Hecho eso, tendio la mano hacia la licorera con el brandy.
Victoria nego con la cabeza.
– Oh, no. Otra vez no. No pienso volver a probar ese asqueroso brebaje.
– No tienes de que preocuparte. Este vaso es para mi.
Se sirvio dos dedos y se los bebio de un solo trago. Cerro entonces los ojos, saboreo el fuego que se abrio paso hasta su estomago y permitio que sus tensos musculos se relajaran. Cuando volvio a abrir los ojos, dejo el vaso a un lado. Sujeto con suavidad a Victoria por los hombros y la miro fijamente a los ojos.
– Ahora que mis obligaciones como medico han concluido, quiero que sepas que no tienes que devolverme ninguna gentileza. El hecho de que hayas resultado herida es unica y exclusivamente culpa mia.
– Nada de eso…
– Totalmente culpa mia, Victoria. Tu padre te ha enviado aqui para que te proteja. Hoy he fallado, pero te doy mi palabra de que no volvere a hacerlo.
La mirada de Victoria se dulcifico y acerco la palma de la mano a la mejilla de Nathan.
– No has fallado, Nathan.
– El hecho de que estes en la cama prueba lo contrario. Del mismo modo que este episodio prueba que hay alguien desesperado por encontrar esas joyas. Y que hara cualquier cosa por salirse con la suya. -Puso la mano sobre la de ella y volvio levemente la cabeza para besarle la palma irritada-. Prometeme que no saldras de la cosa sola. -A pesar de que no era su intencion sonar tan severo, todavia sentia acechante el temor que le habia atenazado.
– Te lo prometo.
Nathan asintio y se levanto de la cama.
– Voy a contarles a tu tia y a mi padre lo ocurrido. Luego le dire a tu tia que suba a verte para que te acomode en tu habitacion y te ayude a cambiarte.
Y, como no pudo evitarlo, se inclino sobre ella y le rozo la frente con los labios. Salio entonces de la habitacion. Mientras avanzaba por el pasillo, apreto los labios, perfilando con ellos una triste sonrisa. Aunque no sabia quien era el responsable de lo ocurrido, a diferencia de lo acontecido tres anos atras, esta vez no tenia intencion de abandonar. Esta vez conseguiria respuestas. Y el responsable pagaria por lo que habia hecho.
Capitulo 16
La mujer moderna actual deberia buscar sus propias experiencias vitales en cualquier oportunidad, aunque siempre es aconsejable escuchar a las demas mujeres que, gracias a su propio arrojo, han obtenido conocimiento sobre tales cuestiones intimas. Un tiempo dedicado a conversar con esas mujeres que estan versadas sobre tales temas puede resultar reconfortante e instructivo, y ofrecera una guia de gran utilidad. Ademas, siempre es mas divertido poder disponer de una companera de travesuras.
Charles Brightmore.
Victoria dejo a un lado la bandeja de la cena y recosto la espalda contra las almohadas con un suspiro satisfecho.
– La sopa de pescado estaba deliciosa.
Sonrio a su tia, quien, tras ayudarla a acomodarse y a ponerse un camison de algodon limpio, tambien habia ordenado que le subieran una bandeja con la cena.
– ?Crees que la cocinera estaria dispuesta a darnos la receta?
– Bueno, si no nos la da ella, sin duda el doctor Oliver podra sacarsela. -Observo a Victoria por encima del borde de su copa de vino-. Deja que te diga que de haber sido otro quien me hubiera dado la noticia de tu espantosa experiencia, a buen seguro me habria desmayado. Sin embargo, el doctor Oliver tiene… algo especial. Es un hombre muy seguro de si mismo. Y tranquilizador.
– Si, lo es. -Y muchas otras cosas, penso. Cosas que la excitaban y la deleitaban. Aunque la confundian y la inquietaban a la vez.
– Y tan condenadamente atractivo… -prosiguio tia Delia-. Y fuerte. ?Pero si te ha traido en brazos a la casa! - Fingio abanicarse con la servilleta-. Desde luego, es de un vigor admirable. Y se preocupa mucho por ti, Victoria.
Una oleada de calor trepo al rostro de Victoria desde el cuello de su camison.
– Naturalmente que estaba preocupado. Es medico. Se preocupa por todos sus pacientes.
Tia Delia dejo su taza de te en el plato con un decidido tintineo.
– Mi querida nina, llevas toda la cena evitando con gran destreza hablar del doctor Oliver, y ya es hora de que dejes de hacerlo. -Tenia los ojos colmados de preocupacion-. Querida, si de verdad crees que sus desvelos son