En cuanto los temblores de Victoria remitieron, la tomo en brazos y la sento sobre el vestido que habia quedado en el suelo. Cayo de rodillas entre los muslos abiertos de ella, se desabrocho los pantalones con manos impacientes y temblorosas y libero su ereccion. Ahora, maldicion. La necesitaba ahora. Se sento sobre los talones, la agarro con firmeza de las caderas y la coloco encima de el sobre sus muslos. Victoria se aferro a sus hombros y se deslizo hacia abajo al tiempo que el embestia hacia arriba. Nathan intento ir despacio y saborear asi la exquisita entrada al aterciopelado calor de ella, disfrutando del erotico apreton que imprimia sobre el el estrecho pasadizo de Victoria, pero la lentitud estaba mas alla de sus posibilidades. Agarrandola de las caderas como si del torno de un banco se tratara, apreto los dientes y embistio fuerte, deprisa, mientras el sudor le perlaba la frente. Y, como sus embestidas, la descarga le llego con fuerza y deprisa. Con un gemido gutural que parecio mas doloroso que placentero, se retiro de ella y la aplasto contra el, hundiendo la cabeza en el calido y fragante valle que dibujaban sus pechos. En cuanto la neblina inducida por la pasion se desvanecio de su mente una oleada de culpa arremetio contra el. Maldicion, ?que demonios le habia ocurrido? Jamas perdia el control de ese modo. La habia tomado sin tan siquiera pensar en el placer de ella. Levanto la cabeza, dispuesto a disculparse y a pedirle perdon, pero la encontro mirandole con una expresion encendida, saciada y somnolienta.
– Oh… Dios -la oyo susurrar, apoyando la frente sobre la de el-. Justo cuando creo que por fin he descubierto que es lo que haces mejor, me demuestras que estoy equivocada.
Aliviado al ver que ella habia sentido tanto placer como el, deposito un beso en su nariz.
– Todavia no lo has descubierto.
– Oh… Dios -volvio a suspirar. Bajo los ojos y se miro los senos desnudos apretados contra el pecho de Nathan-. ?Sospecho que los amigos tampoco hacen esto?
– ?Somos amigos, Victoria? -Aunque Nathan lanzo la pregunta a la ligera, se sorprendio tenso en espera de la respuesta.
– Me gustaria pensar que si.
– Bueno, en ese caso, supongo que los amigos si hacen esto.
– Hum. ?Cuanto crees que dos amigos tardarian en volver a hacer esto?
Nathan sonrio.
– Averiguemoslo.
Capitulo 20
La mujer moderna actual que este en situacion de tener que poner fin a un romance, debera hacerlo de una manera limpia y rapida. Por descontado, eso es algo que se consigue mas facilmente si su corazon no esta implicado en el lance.
Charles Brightmore.
Mas tarde, esa misma noche, Nathan se paseaba una y otra vez por los confines de su habitacion. Cuando se acerco a la chimenea, echo una mirada al reloj colocado encima de la repisa. Habia pasado menos de un minuto desde la ultima vez que habia lanzado una mirada asesina a aquel reloj esmaltado, lo cual significaba que no solo su ceno mas potente no bastaba para que el tiempo pasara mas deprisa, sino que todavia tenia que sufrir durante otro cuarto de hora para que llegara la medianoche. Hasta que saliera de su habitacion y se reuniera con Victoria en la de ella.
Pasandose las manos por el pelo, volvio dando grandes zancadas a la ventana al tiempo que la seda del batin aleteaba contra sus piernas desnudas. ?En que demonios habia estado pensando cuando se habia mostrado de acuerdo en esperar hasta la medianoche para reunirse con ella? Se habia retirado hacia veinte minutos, dejando a Victoria, a lady Delia y a su padre en el salon. Le habia llevado unos buenos diez minutos desvestirse, lavarse y ponerse el batin. A partir de entonces habia empezado a pasearse por la habitacion, frustrado ante su falta de sangre fria, pues hasta el momento se habia tenido siempre por un hombre muy paciente. Pero no habia nada de paciente en la necesidad, en ese deseo de estar junto a ella, tocandola, que clavaba sus garras en el.
Se detuvo en la ventana y miro al jardin banado en un halo plateado de luz de luna. Cuando a punto estaba de volverse, un movimiento capto su atencion. Mientras seguia observando la escena, una figura vestida de oscuro con una bolsa al hombro emergio de las sombras y se alejo sigilosamente por el cesped hacia la espesura del bosque. Durante un instante, la luna brillo directamente sobre la figura y Nathan se quedo de una pieza al reconocerla. Segundos mas tarde, la oscuridad se trago la silueta furtiva y Nathan, con la mente transformada en un torbellino de preguntas, siguio con la mirada fija en el lugar donde la figura habia desaparecido.
?Que demonios tramaba Colin?
No tenia sentido salir tras el… jamas lograria dar con su hermano en el bosque con esa oscuridad. Sin embargo, eso no significaba que no tuviera intencion de buscar respuestas. Cogio la lampara de aceite de la mesilla, salio de la habitacion y echo a andar por el pasillo. Cuando llego a la habitacion de Colin, entro y cerro la puerta tras de si.
Sostuvo la lampara en alto y se paseo despacio por la habitacion a oscuras, supervisando la zona con ojos atentos. Poco era lo que habia cambiado desde la ultima vez que Nathan habia visto la habitacion, tres anos atras. Los mismos muebles de madera de cerezo, la misma alfombra Axminster de disenos en tonos verdes oscuros y los mismos cortinajes de pesado terciopelo. A primera vista, todo parecia en perfecto orden, pero en una segunda inspeccion Nathan se dio cuenta de que uno de los extremos de la alfombra situada delante del hogar estaba ligeramente arrugado, una falta que la criada en ningun caso habria dejado de corregir.
Se acerco a la mesa redonda de caoba que estaba junto al armario, donde vio una licorera de brandy y una copa de cristal sobre una bandeja de plata. Se llevo la copa a la nariz e inspiro. El olor a potente licor seguia todavia impregnando el cristal. Sostuvo entonces la copa contra la luz y percibio las gotas de palido oro que quedaban en el fondo. ?Un rapido estimulante para tu carrera por el cesped, Colin?, penso.
Cruzo la estancia hasta los ventanales y reparo con una triste sonrisa en que estaban cerrados por dentro.
– Pero si eres todo un experto en cerrar las puertas por el otro lado -murmuro-. Y en abrirlas, claro, pues sospecho que no habras entrado alegremente por la puerta principal y habras subido hasta aqui por la escalera.
Abrio los ventanales y salio al balcon. Se dirigio a la balaustrada de piedra y levanto la linterna para examinar detenidamente la piedra. Directamente en el centro de la barandilla encontro lo que buscaba: trozos de fibra de cuerda.
– Ahora se como has entrado… pero ?que buscabas?
Bajo la lampara y barrio con la mirada el balcon de piedra hasta detenerla en el palido objeto que tenia junto a los pies. Se agacho y cogio la marfilena hoja de papel vitela doblado. Una sensacion de espanto le recorrio al tiempo que desplegaba lentamente el papel con la esperanza de no ver lo que sospechaba que estaba a punto de contemplar. Segundos mas tarde, sus peores sospechas quedaron confirmadas.
Era la carta y el mapa falsos que Nathan habia dibujado en su momento. Los mismos que le habian robado.
Demonios. Presa del mas absoluto desasosiego, regreso apresuradamente a su propia habitacion. Despues de entrar en ella, se dirigio al armario y cogio el par de botas de montar que tenia en el rincon mas alejado de la puerta. Hizo girar con destreza el talon de la bota izquierda y palpo el compartimiento oculto. Como habia sospechado, estaba vacio.
– Me han robado la carta y el mapa -dijo Nathan en cuanto cerro tras de si la puerta de la habitacion de Victoria-. Tambien nuestro mapa cuadriculado.
Victoria clavo la mirada en la expresion adusta de Nathan y el corazon se le encogio al ser participe de la noticia.
– ?Cuando?