– ?Te apetece un helado? -le pregunto Daniel-. Por lo que veo, la sugerencia del dia es helado con sabor a arandano. ?O prefieres alguna otra cosa?

Ella le sonrio.

– Un helado de arandano suena de maravilla.

Se sentaron en una mesita redonda situada en un rincon de la tienda y disfrutaron de aquel placer helado. Despues de meterse un bocado en la boca, Carolyn le confeso a Daniel en voz baja:

– Esta tan bueno que debo confesarte que tengo que hacer uso de gran parte de mi autodominio para no gemir en voz alta con cada bocado.

Daniel deslizo la pierna izquierda debajo de la mesa y presiono su rodilla contra la de Carolyn enviando un estremecimiento por su pierna.

– Debo confesarte que tengo que hacer uso de todo mi autodominio para no acorralarte contra el mostrador y darte realmente algo por lo que gemir. Baste decir que pretendo oir esos sonidos encantadores que haces lo antes posible.

El calor que recorrio el cuerpo de Carolyn era tan intenso que ella misma se extrano de no arder en llamas. ?Como conseguia el parecer tan tranquilo y sereno cuando ella sentia que el fuego la abrasaba por dentro?

Carolyn observo a los otros clientes y se sintio aliviada al ver que nadie parecia prestarles ninguna atencion.

– Si sigues mirandome asi, la gente sospechara que somos…

– ?Amantes?

– Si.

– ?Y como te estoy mirando?

– Como si prefirieras estar lamiendome a mi que al helado de arandano.

Los ojos de Daniel no reflejaron el menor asomo de objecion.

– Es verdad que preferiria estar lamiendote a ti. -Despues de tomar otra cucharada de helado, anadio-: Y creo que tu tambien lo preferirias.

El punto hasta el que ella lo preferia asusto a Carolyn.

– Estas derritiendo mi helado -advirtio ella con una risa ahogada.

– ?Estupendo! Cuanto antes se acabe, antes podremos irnos. -Daniel apreto con mas firmeza su pierna contra la de Carolyn-. Y antes podre hacer que te derritas.

Carolyn introdujo una cucharada del delicioso helado en su boca disfrutando de como la avida mirada de Daniel devoraba sus movimientos. El contraste entre su comportamiento aparentemente formal y el trasfondo sensual que latia entre ellos la excitaba de una forma que no habia experimentado nunca.

Despues de tragar el helado, declaro en voz baja:

– Y antes podre hacer yo que tu te derritas.

El se quedo paralizado, con la cuchara a medio camino entre el tazon y su boca. Inhalo lenta y profundamente y, a continuacion, dejo la cuchara en el tazon, que todavia estaba medio lleno.

– Vamonos.

– ?Irnos? -Carolyn adopto su actitud mas inocente y batio las pestanas-. ?Pero si no he terminado el helado!

– Manana te comprare otro.

Daniel se levanto y le tendio la mano. La ardiente pasion de su mirada no dejaba lugar a dudas de que la deseaba tanto como ella a el. Y lo antes posible.

Carolyn pensaba encargarse de que no tuviera que esperar mucho.

Se limpio con ligereza los labios y apoyo la mano en la de Daniel para levantarse. Rodeandose de su habitual aire de dignidad y adecuacion, le permitio que la escoltara hasta el carruaje. Daniel, sin dejar de mirarla, se sento frente a Carolyn y realizo una sena al conductor para que se pusiera en marcha. En cuanto empezaron a moverse, Daniel corrio las cortinas de terciopelo.

– Ven -le indico a Carolyn en voz baja y grave.

En lugar de obedecerlo, ella alargo los brazos y le desabrocho los pantalones. El la observo a traves de sus ojos entrecerrados mientras su pecho subia y bajaba, debido a la rapidez de su respiracion. Cuando la parte frontal de gamuza de su pantalon se abrio, Carolyn le rodeo la ereccion con los dedos y apreto con suavidad.

El inhalo con aspereza.

– Carolyn…

Una gota de fluido brillo en la punta de su miembro y ella esparcio la gota humeda por el glande con la yema del dedo. Carolyn nunca se habia comportado de una forma tan atrevida fuera de su dormitorio, pero algo en aquel hombre y en sus apasionadas reacciones hacia ella encendian un espiritu osado y aventurero que ni siquiera ella sabia que poseia. Un espiritu intacto cuya aparicion, sin duda, estaba incitada por las imagenes sensuales que la lectura de las Memorias habia implantado en su mente.

La Dama Anonima habia descrito con todo lujo de detalles las alegrias de hacer el amor en un carruaje en movimiento. Segun las Memorias, se trataba de una experiencia que una no debia perderse y Carolyn no tenia intencion de hacerlo.

Con la mirada clavada en la de Daniel, se llevo la mano a los labios y se mojo la punta del dedo con la lengua saboreando el gusto salado de la esencia de Daniel. Su utero se encogio al percibir el fuego que ardia en los ojos de el.

– Carolyn… -Daniel pronuncio su nombre con un grunido ronco lleno de deseo y necesidad-. Ven aqui.

Esta vez, ella lo obedecio. Se levanto del asiento y, antes siquiera de que pudiera pestanear, Daniel introdujo las manos por debajo de su vestido y las deslizo por la parte trasera de sus muslos hasta cogerle las nalgas desnudas. La empujo hacia el. Ella jadeo al sentir su tacto y el masaje y las caricias que le prodigaban sus dedos. Apoyandose con una mano en sus hombros, Carolyn se sento a horcajadas sobre las piernas de Daniel y utilizo su otra mano para conducirlo a la abertura de su cuerpo deslizando con lentitud la suave punta de su ereccion por su sexo humedo e hinchado. El olor almizclado de su propia excitacion y la pasion de Daniel, junto con sus grunidos graves de placer, llenaron la cabeza de Carolyn.

Incapaz de esperar mas para sentirlo en su interior, Carolyn se dejo caer en un lento y resbaladizo empalamiento que envio una dulce pulsacion de placer caliente por su cuerpo. Cuando el estuvo tan hondo en su interior que ella habria jurado que le toco el corazon, Daniel le agarro las nalgas con los dedos extendidos apretandola mas contra el.

– Carolyn…

La forma en que pronuncio su nombre, una mezcla de ruego y gemido, toco lo mas profundo de Carolyn. Y solo habia una respuesta posible.

– Daniel. -Ella se apreto contra el-. Te siento tan… ?oh, cielos!

Sus palabras se disolvieron en la nada cuando el flexiono sus caderas y se introdujo mas en su interior.

– Te siento tan… increiblemente bien -susurro el inclinandose hacia ella para mordisquearle el cuello con los dientes.

Estimulada por sus palabras, Carolyn se levanto con lentitud y se dejo caer otra vez mientras el suave balanceo del carruaje la acompanaba en sus movimientos. Carolyn se perdio en el placer de sus movimientos descendientes y los impulsos ascendentes y cada vez mas impetuosos de Daniel. Su ritmo se acelero, ambos con el cuerpo en tension, jadeantes y buscando la siguiente y profunda penetracion. El climax de Carolyn exploto y, con un grito que no pudo contener, su cuerpo se arqueo mientras los temblores recorrian su interior. Con un grunido salvaje, Daniel empujo sus caderas contra el cuerpo de Carolyn y ella sintio sus sacudidas en su interior.

Flaccida, sin aliento y sintiendo todavia los estremecimientos que la convulsionaban, Carolyn se fundio con Daniel. Apoyo la frente en la de el y sus rapidas respiraciones se fundieron mientras el aliento de el abanicaba su acalorada cara.

– Te doy mi palabra -declaro Daniel con voz ronca y entrecortada- de que muy pronto te seducire lentamente. Te juro que esa era mi intencion, pero no paras de desbaratar mis magnificos planes.

– ?Me estas reganando?

– Si, aunque al reganarte lo que, en realidad, quiero decir es que no pares nunca.

Saco las manos del interior del vestido de Carolyn y le cogio la cara con ambas manos. La miro a los ojos con una expresion que ella no pudo descifrar y se inclino hacia ella con lentitud. Los labios de ambos se encontraron

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