regreso a Norteamerica. Separo los labios para hablar, pero estaba tan furioso que las palabras no salieron de su boca. Nunca, en toda su vida, se habia sentido tan enfadado. O tan terriblemente celoso.

Lo que resultaba ridiculo. El no tenia ningun derecho sobre Carolyn. Como sus anteriores amantes, ella era libre de hacer lo que quisiera con quien quisiera. Igual que el. El problema consistia en que, a diferencia de sus anteriores aventuras, el no deseaba a nadie mas que a ella. Y la posibilidad de que ella deseara a alguien que no fuera el, que compartiera con otro hombre las intimidades que habia compartido con el, lo destrozaba. Era evidente que Jennsen se sentia atraido por Carolyn. Pero ?ella tambien se sentia atraida por Jennsen?

– ?Cual fue su reaccion al beso de Jennsen?

Daniel tuvo que esforzarse para que las palabras salieran por su tensa garganta.

– No tengo ni idea. Pero no parece estar enfadada con el. Y esta claro que no le amorato un ojo. -Matthew se inclino hacia Daniel-. Tenia la impresion de que estabas interesado en ella. Si es asi, sera mejor que dejes de mariposear por ahi.

– ?Que te hace pensar que estoy mariposeando por ahi?

– El hecho de que ella este alli charlando y sonriendole a Jennsen y que tu estes aqui conmigo es prueba suficiente.

Daniel vio que Jennsen le tendia a Carolyn un vaso de ponche e intento apartar de su mente la imagen de aquel bastardo besando a su mujer. Saboreandola. Tocando su piel. Haciendo el amor con ella.

«Ella no es tu mujer. Es tu amante. Nada mas.»

Si. Y eso era lo que el queria. Una frugal aventura, como de costumbre. Y lo que ella queria tambien, porque su corazon seguia entregado a Edward. ?Cielos, ya era bastante malo tener que competir con el recuerdo de su esposo muerto! Esposo que Carolyn habia colocado en un pedestal tan alto que casi lo habia convertido en una divinidad. ?Y encima ahora tenia que competir con Jennsen! Alguien mucho mas vivo que, evidentemente, no tenia reparos en tomar lo que deseaba. Y alguien que, por la forma en que ella le sonreia, a Carolyn le gustaba.

Pues bien, Daniel tampoco tenia reparos en tomar lo que deseaba, algo que Jennsen descubriria antes de que terminara aquella velada.

Matthew declaro en voz baja:

– Si yo fuera tu, no me preocuparia. Recuerdo con claridad que me dijiste que todas las mujeres se ven iguales en la oscuridad. Segun esta teoria, cualquier mujer servira para satisfacer tus apetitos carnales. De hecho, en esta misma habitacion hay un monton de feminas encantadoras entre las que escoger.

?Ah, si? No se habia dado cuenta. La unica mujer a la que habia prestado atencion en toda la noche era Carolyn. Incluso mientras hablaba con otras mujeres, como Kimberly y Gwendolyn, lady Margate, con quienes habia mantenido relaciones intimas en el pasado, solo estaba pendiente de Carolyn. De donde estaba, de con quien hablaba y de cuantas veces habia mirado en su direccion. Ademas, era evidente que tenia que revisar su teoria de que todas las mujeres eran iguales en la oscuridad, pues Carolyn la habia roto en pedazos.

Matthew solto un respingo.

– ?Vaya, la caida de los grandes!

– ?A que te refieres?

– A ti, amigo mio. Me refiero a ti. Hace muy poco tiempo me dijiste que solo deseabas tener una aventura y que querias que tu corazon fuera solo tuyo.

Daniel aparto con esfuerzo la mirada de Carolyn y Jennsen y miro con enojo a su amigo.

– ?De que estas hablando?

– Creo que te ha salido el tiro por la culata. -Matthew le dio unas palmaditas a Daniel en el hombro-. Dado que yo he pasado recientemente por la terrible experiencia de perder el corazon, por no mencionar el alma, te acompano en el sentimiento.

Daniel sintio que empalidecia.

– A mi no me ha pasado nada parecido.

– Te he estado observando, amigo mio, y yo diria que si.

– ?Desde cuando te has dedicado a observarme tan de cerca?

Matthew esbozo una sonrisa luminosa.

– Desde que te convertiste en alguien tan interesante de observar. Considerame a tu disposicion, por si necesitas un oido que te escuche o un hombro en el que llorar.

– Dudo que vaya a echarme a llorar.

Matthew asintio en senal de aprobacion.

– Conserva tu orgullo. Buen plan. En cuanto a mi, esperare el momento en el que pueda decirte que ya te lo habia dicho. Y quizas incluso cobrar las cincuenta libras de la apuesta que hicimos. Mientras tanto, me voy a buscar al amor de mi vida, a llevarla a casa y conducirla a la cama. Y te sugiero que hagas lo mismo. Te deseo suerte.

Con la mente en estado de caos, Daniel contemplo como se alejaba su amigo. ?Podia Matthew estar en lo cierto? ?Habia perdido tontamente su corazon? Demonios, esperaba que no, porque, si era asi, lo habia hecho con una mujer que habia dejado claro que no lo deseaba.

Miro a Carolyn, quien ahora charlaba con sus amigas lady Julianne y lady Emily. Tras dar una rapida ojeada a la habitacion, vio que el bastardo de Jennsen se dirigia a la terraza.

Daniel lo siguio con la mandibula encajada. Una vez en la terraza, vio que su presa estaba sola en un rincon, contemplando el jardin.

– ?Puede dedicarme un minuto, Jennsen?

Jennsen se volvio hacia Daniel y enarco las cejas. Seguramente, debido al tono autoritario que habia empleado Daniel, pero a este no le importaba en absoluto.

Tras murmurar algo que, sospechosamente, sono como «Esto promete ser interesante», Jennsen realizo una leve inclinacion de cabeza.

– Parece una tetera a punto de expulsar vapor, Surbrooke.

Seguramente porque era asi como se sentia.

– Ha besado a lady Wingate.

Jennsen volvio a arquear las cejas y parecio sentirse divertido.

– No creo que eso sea de su incumbencia.

– Eso es por completo de mi incumbencia. Esta usted dirigiendo sus atenciones amorosas en la direccion equivocada.

– Por lo que yo se, soy libre de dirigirlas en la direccion que desee. -Jennsen solto una breve carcajada-. A diferencia de ustedes, los aristocratas, no me esclaviza un titulo ni unas normas rigidas acerca del romance y el matrimonio ni la apremiante necesidad de proporcionar un heredero a un linaje viejo y polvoriento.

– Sin embargo, aspira a obtener los favores de una vizcondesa.

– Usted sabe, tan bien como yo, que Carolyn no es como las otras mujeres de ahi dentro. -Hizo un gesto con la barbilla en direccion al salon-. Ella solo tiene el titulo por matrimonio y, gracias a Dios, ha conservado lo bueno de sus origenes mas humildes.

Daniel apreto los punos al oir que Jennsen utilizaba, con familiaridad, el nombre de pila de Carolyn.

– Lo que la hace demasiado buena para usted.

– Y supongo que perfecta para usted.

– Eso a usted no le importa. Bastele saber que la dama no esta disponible.

– Creo que esto es ella quien tiene que decidirlo. -Jennsen entrecerro los ojos-. ?Estan ustedes prometidos? -Antes de que Daniel pudiera responder, Jennsen anadio con rapidez-: No, claro que no. Su aversion hacia el matrimonio es bien conocida. -Sus labios se curvaron en una lenta sonrisa-. Yo, personalmente, no siento esa aversion. Solo necesito encontrar a la mujer adecuada.

– Le aseguro que esa mujer no es lady Wingate. -Se acerco a Jennsen y se sintio satisfecho al ver que era un poco mas alto que el norteamericano-. La dama ya ha elegido y no lo ha elegido a usted.

Jennsen lo miro con fijeza y, al final, reconocio:

– Lo se.

Daniel apenas consiguio ocultar su sorpresa ante la claudicacion de Jennsen. Queria preguntarle como lo sabia -despues de hacerselas pasar moradas- pero se lo penso mejor. No importaba como lo supiera siempre que lo supiera. Parte de la tension de sus hombros se desvanecio.

– Y da la casualidad -continuo Jennsen- de que yo tampoco la he elegido a ella.

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