ternura y ese era un camino que ella no podia ni queria recorrer con aquel hombre. La ternura no tenia lugar en su aventura temporal. Y, siempre que no lo olvidara, todo iria bien.

Pero, mientras sostenia la mirada de el en el espejo, Carolyn tuvo la sensacion de que corria el grave peligro de olvidarlo.

Capitulo 19

Descubri que la mejor manera de mantener el interes de mi amante era adoptar un aire de misterio; tener mis pequenos secretos y asegurarme de que el sabia que los tenia, pero no llegar a contarselos nunca. Y, obviamente, encontrar formas y lugares ingeniosos donde hacer el amor garantizaba que el no se aburriera.

Memorias de una amante,

por una Dama Anonima

Daniel se recosto sobre una manta a la sombra de un sauce centenario mientras el sol de la tarde se filtraba por las hojas mecidas por el viento. Cerro los ojos y exhalo un suspiro de satisfaccion. Nunca se habia parado a pensar como seria para el un dia perfecto, pero aquel dia habia cumplido -no, excedido- todos los requisitos que el hubiera imaginado.

De madrugada, cuando los primeros tonos malva del amanecer pintaron el cielo indicando que habia llegado la hora de dejar la cama de Carolyn, casi le resulto imposible hacerlo. No soportaba la idea de no verla durante horas. Y despues de pasar una noche perfecta con ella, arropado en el acogedor nido de su dormitorio, donde se habian sentido libres para hablar, reir y hacer el amor, solo deseaba mas de lo mismo.

Aunque se consolo diciendose que podia pasar la noche siguiente de nuevo con ella, simplemente, no queria esperar tanto. Queria pasar el dia con ella. Hablando. Riendo. Caminando. Tocandose. Lo queria todo, pero lejos de los indiscretos ojos de la sociedad londinense.

La queria toda para el.

Asi que, antes de levantarse de la cama, la invito a pasar el dia con el en Meadow Hill, su finca en Kent, que estaba a tres horas de Londres. Ella acepto y salieron justo despues del desayuno con la idea de regresar a la ciudad despues de cenar. Y asi empezo el dia mas perfecto que el podia haber imaginado.

Durante el viaje, sostuvo a Carolyn en sus brazos mientras ella dormia, acurrucada junto a el, con la cabeza apoyada en su hombro y una mano en su pecho, justo sobre los latidos de su corazon. Cuando llegaron a Meadow Hill, el le enseno la casa, incluido su dormitorio, pues hacia mas de cinco horas interminables que no habia hecho el amor con ella. Daniel nunca habia llevado a una mujer a su casa de campo. La idea ni siquiera habia cruzado nunca su mente. Pero llevar a Carolyn habia sido… lo adecuado. Nada mas entrar en el vestibulo, Carolyn lleno su casa de luz, disipando las sombras que el ni siquiera sabia que vivian alli. Ella cogio todo lo que a el le era familiar, aquello con lo que habia vivido durante anos, e hizo que todo pareciera nuevo y brillante otra vez.

Despues de disponer que les prepararan un ligero picnic para comer, Daniel la condujo a los establos, donde, mientras les ensillaban los caballos, le presento al resto de las mascotas que habia adoptado. Los animales se enamoraron de ella y estaba claro que el sentimiento era mutuo. Despues recorrieron los vastos terrenos de la finca, que era lo que mas le gustaba a Daniel. Cuando desmonto para coger un ramillete de flores silvestres para Carolyn, ella se lo agradecio desabrochandole los pantalones, arrodillandose frente a el y demostrandole que podia derretirlo con la lengua. El le demostro lo mismo a ella y supo que, durante el resto de su vida, las flores silvestres le recordarian a Carolyn. Y aquel dia perfecto.

Despues continuaron el recorrido sobre sus monturas. Daniel no tenia intencion de detenerse en el pequeno lago de la propiedad, pero Carolyn percibio el brillo del agua entre los arboles y se sintio atraida por el. Cuando ella sugirio que comieran a la sombra del sauce que habia junto a la orilla, Daniel tuvo que apretar las mandibulas para no negarse con rotundidad. Odiaba el agua, y el lago era el ultimo lugar donde queria estar. Sin embargo, al ver el interes que ella mostraba, no pudo negarse.

Daniel se sento de espaldas al lago olvidando, casi, que este estaba alli y asi pudo disfrutar de la informal comida y de la compania de Carolyn. Y ahora, somnoliento, con el estomago lleno, la espalda apoyada en el tronco del sauce y la cabeza de Carolyn en su regazo, jugueteo con un mechon del sedoso pelo de ella.

?Maldicion, la idea de que aquel dia terminara lo llenaba de un sentimiento de perdida que lo desconcertaba! Un sentimiento que lo sumergia en un cenagal de emociones desconocidas que con valentia habia estado intentando evitar durante todo el dia sin exito.

Siguio esperando que la sensatez volviera a el librandolo de aquella, por lo visto, imparable inmersion en el abismo emocional que se abria a sus pies. Pero, por lo visto, no podia hacer nada para evitar la caida. No podia evitar querer a Carolyn. Tocaria. Simplemente, desear estar con ella. Y, al mismo tiempo, no se sentia nada preparado para navegar por aquellas aguas inexploradas.

Observo a Carolyn, quien examinaba una florecita amarilla que acababa de arrancar del suelo. Se trataba de un acto muy sencillo, pero que lo hechizo por completo. ?Habia algo tan natural en ella…! Carolyn no poseia la altaneria de tantas otras mujeres de su clase. Sin duda porque no habia nacido entre la nobleza. Ahora era vizcondesa, pero, a pesar de su posicion social, conservaba un aire de encantadora sencillez que lo cautivaba por completo. La expresion de asombro que reflejaban sus ojos al oir el trino de un carrizo o al ver una mariposa o una florecita amarilla, embriagaba a Daniel.

– No das nada por sentado.

Daniel no pretendia pronunciar estas palabras en voz alta. Carolyn levanto la cabeza y lo miro, y despues de estudiarlo con mirada grave durante varios segundos, asintio.

– Intento no hacerlo. He recibido mas de lo que nunca crei que tendria. Mas de lo que merezco. Pero tambien he perdido mucho. Cuando arrancan de tu lado lo que mas quieres en el mundo…

Su voz se apago y, tras fruncir el ceno, Carolyn volvio a dirigir su atencion a la flor amarilla.

Se referia a Edward, claro, al hombre que habia amado y seguia amando con toda su alma. Daniel no estaba preparado para el profundo sentimiento de envidia que lo invadio. ?Como seria ser adorado de aquella manera? ?Que alguien te considerara lo que mas quiere en el mundo?

Arrugo el entrecejo. Nunca antes se habia formulado esta pregunta. Suponia que debia de ser una sensacion agradable, aunque no tenia forma de saberlo. Desde luego, a el nadie lo habia amado nunca de esa manera.

– Hago lo posible por valorar lo que todavia tengo -continuo Carolyn con voz suave-. Aunque ha sido un camino dificil de recorrer.

Sus palabras hicieron que Daniel se diera cuenta de la frecuencia con la que el daba por sentada su posicion y su vida de privilegio y se sintio avergonzado.

– Me has inspirado a seguir tu ejemplo y valorar mas lo que tengo -declaro Daniel.

Carolyn clavo la mirada en la de Daniel y la sorpresa brillo en sus ojos.

– Tu si que me has inspirado a mi, Daniel. Al ver como has ayudado a Samuel, a Katie y a esos pobres animales. -Le lanzo una mirada inquisitiva y sacudio la cabeza-. No tienes ni idea de lo maravilloso que eres, ?verdad?

El nudo que se le formo a Daniel en la garganta impidio que soltara la exclamacion de incredulidad que crecio en su interior. Una extrana sensacion lo invadio, una sensacion que no podia describir, pues no la habia experimentado nunca antes. La sensacion de que lo hubieran envuelto en una manta caliente y aterciopelada en una fria noche de invierno.

?Maldicion, ella volvia a mirarlo como si fuera una especie de heroe! Y aunque no podia negar que eso lo hacia sentirse sumamente bien, tampoco podia negar la culpabilidad que lo invadia por no corregirla. Porque Carolyn estaba totalmente equivocada.

Daniel consiguio esbozar una debil sonrisa y paso la mano con delicadeza por el suave pelo de Carolyn.

– Me alegro de que pienses asi.

Ella sonrio, apoyo la cabeza comodamente en el regazo de Daniel y cerro los ojos.

– Lo se.

El tambien cerro los ojos concediendose unos minutos para recuperarse de las emociones que crecian en su interior. Pero aquellos minutos, sumados a lo poco que habia dormido la noche anterior, lo llevaron a un profundo y necesario sueno. Lo siguiente que supo fue que tenia la espalda entumecida, y se dio cuenta de que se habia

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