le llegaba a la cintura. La llame, pero ella siguio avanzando hacia el interior del lago. Cada vez mas hondo. Yo no comprendia por que no me respondia. Grite. Mas y mas fuerte. Le pedi que se detuviera. Que me mirara.

»Al final, ella se volvio hacia mi. Entonces lo vi en sus ojos. Supe lo que pretendia hacer. No se como lo supe, pero lo supe. Me meti corriendo en el agua. Gritando, suplicando. Le dije que la queria. Que la necesitaba. Mas que a nada en el mundo. Pero nada surtio efecto. Ella se volvio y siguio avanzando. En aquel lugar, el fondo del lago cae en picado de repente. Vi que se hundia.

Pero yo era muy buen nadador. Crei que podria salvarla. Pero falle. Las piedras… -Se le rompio la voz y volvio a carraspear-. Llevaba piedras en la falda. Al final, la encontre. La subi a la superficie, pero era demasiado tarde.

?Santo cielo! Habia visto como se suicidaba la mujer a la que amaba. Intento salvarla, pero no pudo. Y era evidente que se culpaba a si mismo.

Algo humedo cayo sobre las manos de Carolyn, que todavia sujetaban con fuerza las de Daniel, y se dio cuenta de que era una lagrima. De ella misma. Las lagrimas caian de sus ojos y resbalaban en silencio por sus mejillas.

– Daniel… Lo siento muchisimo.

Daniel hundio su mirada en la de Carolyn.

– Hace un rato, cuando acabamos de comer me dormi, y cuando me desperte, tu no estabas. Te vi en el agua, adentrandote en el lago, y, entonces, te sumergiste… -Daniel se estremecio-. Fue como revivir mi peor pesadilla.

La culpabilidad y el autorreproche golpearon a Carolyn, quien apreto con mas fuerza las manos de Daniel.

– Siento tanto haberte asustado… Como tu, yo tambien me dormi. Cuando me desperte, tenia calor y me sentia incomoda, y el agua invitaba a banarse. Tu dormias profundamente y no quise despertarte. Solo queria darme un rapido chapuzon para refrescarme.

Tambien habia planeado incitarlo, si se despertaba, para que nadara con ella en el lago, sin saber que seria inutil.

Carolyn inclino la cabeza y apoyo la mejilla en las manos entrelazadas de ambos.

– Aunque conozco de cerca el sufrimiento, no se que decirte, salvo que siento mucho que sufrieras tan terrible perdida. ?Ocurrio recientemente?

Algo cruzo por la mirada de Daniel, quien sacudio la cabeza…

– No, yo tenia ocho anos. La mujer era mi madre, Carolyn.

Durante varios y largos segundos, Carolyn solo pudo mirarlo con sorpresa e incredulidad. Ella habia deducido que el era adulto cuando ocurrio aquella desgracia. Que habia perdido a la mujer de la que estaba enamorado. Lo que era terrible, pero que un nino presenciara el suicidio de su madre…

– ?Santo cielo, Daniel!

Ahora comprendia las sombras que nublaban sus ojos. El dolor que flotaba en la profundidad de sus ojos azul oscuro.

– Ella tuvo otro hijo antes que a mi -explico Daniel con voz grave y distante-. Un nino. Nacio muerto. Ella cayo en una profunda melancolia de la que nunca llego a recuperarse. Yo naci cerca de un ano mas tarde y, aunque creo que ella intento interesarse por mi, sencillamente… no lo consiguio.

– ?Y tu padre?

– El creia que yo la animaria, pero como no fue asi, no quiso saber nada de mi. Con el tiempo, volvio a casarse y tuvo dos hijos mas con su nueva esposa. Sophie nunca me quiso. De no haber sido por mi, su hijo mayor habria sido el heredero. Y mis dos hermanastros tampoco me aprecian, sobre todo por la misma razon. Apenas nos vemos. Solo se ponen en contacto conmigo cuando necesitan algo. En general, dinero. -Volvio a dirigir la mirada hacia el lago-. Hasta el dia en que murio, mi padre me culpo de la muerte de mi madre.

Sentimientos de lastima por Daniel y por todo lo que habia sufrido y de rabia por la crueldad desconsiderada de su padre entrechocaron en el interior de Carolyn. Evidentemente, no era necesario que el padre de Daniel lo culpara por la muerte de su madre, pues el se culpaba a si mismo mas de lo que nadie pudiera hacerlo nunca.

Carolyn le acaricio la barbilla y espero hasta que el se volvio hacia ella.

– ?Recuerdas que el otro dia te dije que no podemos controlar las acciones de los demas, solo las nuestras? -Daniel asintio levemente y Carolyn continuo-: La muerte de tu madre no fue culpa tuya, Daniel. La tristeza que la empujo a quitarse la vida no tenia nada que ver contigo.

Un profundo dolor y la mas absoluta desolacion nublaban los bonitos ojos de Daniel.

– No pude acabar con su tristeza.

– Pero tu no la causaste. -Carolyn aparto un mechon de pelo de la frente de Daniel-. Me… me resulta dificil contarte esto, pues nunca se lo he contado a nadie. Ni siquiera a Sarah, con quien no tengo secretos. -Exhalo un lento y decidido suspiro y declaro-: Despues de la muerte de Edward, durante meses pense en quitarme la vida. Permanecia sentada horas y horas. Contemplando su retrato. Sintiendome sola y desesperada. Incapaz de encontrar la forma de seguir adelante sin el. Sin querer seguir adelante sin el. -El recuerdo de aquellos dias oscuros y tenebrosos la hizo estremecerse-. Pero algo en mi interior no me permitio acabar con mi vida. No se que era. Quizas una fuerza interior de la que no soy consciente. Hasta el dia de hoy, no entiendo como o por que la tuve… Lo que quiero decir es que mi decision solo dependia de mi y de nadie mas. Si hubiera decidido acabar con mi vida, nadie, ni siquiera mi querida hermana, podria haberme convencido de no hacerlo. Igual que tu no podias evitar que tu madre llevara a cabo su decision.

Un largo silencio se produjo entre ellos y, al final, Daniel declaro:

– Ojala mi madre hubiera tenido esa fuerza interior de la que hablas.

– ?Ojala! Pero el hecho de que no la tuviera no es culpa tuya.

Daniel alargo una mano y deslizo las yemas de los dedos por la cara de Carolyn, como si intentara memorizar sus facciones.

– Me alegro mucho de que tu la tuvieras.

– Yo tambien, aunque entonces no era consciente de tenerla.

Cuando Daniel paso las yemas de sus dedos por encima de los labios de Carolyn, ella se las beso.

– Gracias por confiar en mi -declaro Carolyn.

– Gracias por escucharme. Y por confiar tu tambien en mi. -Cogio la cara de Carolyn entre sus manos-. No era mi intencion contartelo, pero ahora que lo he hecho, me siento… mejor. Aliviado. Como si me hubiera librado de un gran peso.

– Mantener los sentimientos encerrados en nuestro interior puede constituir una pesada carga.

– Asi es. No hablo con frecuencia desde el corazon. – Torcio uno de los extremos de sus labios en una media sonrisa-. Algunos dirian que es porque no tengo corazon.

– Y estarian equivocados, Daniel. -Apoyo una mano en el pecho de Daniel y percibio sus firmes latidos-. Tienes un corazon bueno y generoso. Nunca pienses lo contrario.

Si, era un hombre honrado, amable y generoso que escondia un gran dolor tras una fachada de mujeriego encantador. Ella lo conocia desde hacia anos, pero, en realidad, no lo conocia. No conocia su forma de ser real. Hasta entonces. Hasta que el le habia ensenado su corazon.

Una oleada de calida ternura la invadio inundando su corazon de una sensacion que la hizo permanecer totalmente inmovil. Porque la reconocio. Muy bien. Porque la habia experimentado antes. En una ocasion. Con Edward. Era…

«Amor.»

?Santo cielo, amaba a Daniel!

Durante varios segundos, no pudo respirar. No pudo aceptarlo. Intento negarlo, pero no, no habia ningun error. Lo amaba.

Pero ?como habia sucedido? Si apenas lo conocia.

«Lo conoces desde hace anos.»

Pero no muy bien.

«Pero ultimamente has llegado a conocerlo bien.»

Pero no lo suficiente para amarlo.

«Debes recordar que el corazon solo necesita un latido para saberlo.»

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