Si, se acordaba y, por lo tanto, sabia que no estaba equivocada respecto a sus sentimientos.

Se dio cuenta de que debian de haber surgido durante los ultimos meses, a partir de la fiesta de Matthew. Era innegable. Aunque siempre creyo que no volveria a enamorarse nunca mas, amaba a Daniel.

Amaba a un hombre que habia dejado muy claro que no queria su corazon y que no tenia la menor intencion de entregar el suyo.

Y aunque nunca creyo que volveria a pensar en casarse, Carolyn se dio cuenta, de repente, de que la idea de casarse con el hombre al que amaba le producia una felicidad que creyo que no volveria a experimentar en su vida.

Daniel nunca habia ocultado su aversion hacia el matrimonio. Dadas sus riquezas y propiedades, la unica razon que podia tener para casarse era tener un heredero. Algo para lo que disponia de decadas de tiempo. Y, teniendo en cuenta el fracaso de Carolyn para quedarse embarazada, aunque Daniel cambiara de opinion y decidiera que queria casarse, ella no podria proporcionarle un heredero. El tenia no uno, sino dos hermanos que podian heredar el condado, pero Carolyn sabia que todos los hombres querian un hijo como heredero.

Carolyn cerro los parpados con fuerza y maldijo interiormente aquella ironia.

– ?Carolyn?

Ella abrio los parpados y percibio la preocupacion en la profundidad de los ojos de Daniel.

– ?Te encuentras bien? -pregunto el.

«No. Me he enamorado tontamente de ti. Y no se que voy a hacer al respecto.»

Intento sonreir, pero no supo, con certeza, si lo habia conseguido o no.

– Estoy bien.

– Creo que deberiamos volver a la casa y prepararnos para regresar a Londres.

– Muy bien.

Carolyn se dispuso a levantarse, pero Daniel se lo impidio y se inclino hacia ella con lentitud. Apoyo sus labios en los de ella y la beso con una tierna pasion que formo un nudo en la garganta de Carolyn y le lleno los ojos de una caliente humedad. Despues, Daniel cogio sus pertenencias mientras ella se ponia rapidamente la ropa.

Una hora mas tarde, estaban vestidos y arreglados y camino de regreso a Londres. Carolyn no se fiaba de su voz ni sabia que decir, asi que se paso todo el trayecto acurrucada contra Daniel y con la cabeza apoyada en su pecho. Hablaron poco, y ella se pregunto que estaria pensando el. Esperaba que se hubiera tomado en serio lo que ella le habia dicho acerca de que no era culpable de la muerte de su madre. Y rogaba para que no se hubiera dado cuenta de la profundidad de sus sentimientos hacia el.

Carolyn supo desde el primero momento que, con el tiempo, su aventura acabaria, pero ahora se daba cuenta de que tenia que finalizarla lo antes posible. No tenia sentido que le confesara sus sentimientos a un hombre que habia dejado claro que solo queria una aventura. Contarselo solo los haria sentirse violentos y, sin duda, el se horrorizaria.

Pero ella no podia continuar su relacion con el sintiendo lo que sentia. Sabia, por propia experiencia, que sus sentimientos se profundizarian. Esto significaba que, cuanto mas tardara en finalizar la relacion, mas doloroso le resultaria hacerlo.

Aun asi, no podia terminarla en aquel momento, cuando hacia tan poco que las emociones, en carne viva, y los recuerdos de la muerte de su madre habian salido a la superficie. Ademas, ella queria, necesitaba, estar con el una vez mas. Hacer el amor con el una vez mas. Despues, lo dejaria ir. Y ella empezaria su vida de nuevo.

Cuando llegaron a Londres, el carruaje se detuvo delante de la casa de Carolyn. Daniel la acompano hasta la puerta, donde le cogio la mano y se la beso.

– Gracias. Por un dia precioso que nunca olvidare.

La emocion anudo la garganta de Carolyn impidiendo que las palabras salieran por su boca. Carolyn trago saliva y consiguio decir con voz ronca:

– Yo tampoco lo olvidare nunca, Daniel.

Y el se marcho.

Y ella subio las escaleras que conducian a su dormitorio como si sus piernas soportaran un gran peso.

Minutos despues de dejar a Carolyn, Daniel, mentalmente agotado y deshecho, llego a su casa de la ciudad. Barkley y Samuel lo esperaban en el vestibulo y el joven criado lo recorria, impaciente y sin cesar, de un extremo al otro.

– Nunca adivinara que, milor -declaro Samuel en cuanto Daniel cruzo la puerta.

?Maldicion! No estaba seguro de tener las fuerzas suficientes para soportar ningun otro drama aquel dia.

– No me lo imagino.

– Aquellos dos tipos han vuelto. El comisario y el detective. Llevan una o dos horas esperandolo. Les dijimos que no sabiamos cuando regresaria, pero insistieron en esperarlo.

– ?Han dicho a que han venido?

Samuel nego con la cabeza y trago saliva con cierto nerviosismo.

Daniel le dio una palmada tranquilizadora en el hombro.

– Sin duda han realizado algun descubrimiento en el caso del asesinato de lady Crawford. Vere que es lo que quieren.

– Los acomode en la biblioteca, milord, por si habian venido en relacion con el joven Samuel -declaro Barkley-. Pense que asi podrian disfrutar de la compania de Picaro.

?Santo cielo! ?Dos horas con Picaro! Daniel dudaba que ninguno de aquellos hombres estuviera contento.

Entro en la biblioteca y se alegro al ver que Picaro estaba durmiendo. Rayburn y Mayne se incorporaron y, despues de intercambiar los saludos pertinentes, Mayne declaro con su brusco tono habitual:

– ?Ha estado fuera todo el dia, lord Surbrooke?

– Si, acabo de llegar a casa.

– ?Y donde ha estado?

– He pasado el dia en mi casa, en Kent.

Mayne arqueo las cejas.

– Un recorrido muy largo para realizarlo en un solo dia.

– El tiempo era bueno y me gusta el paisaje.

Rayburn carraspeo.

– Debio de salir temprano esta manana. ?A que hora salio?

– Sobre las siete. -Daniel miro, alternativamente, a uno y otro hombre-. Caballeros, estoy cansado y quisiera retirarme, asi que les agradeceria que fueran al grano. ?El motivo de su visita es Tolliver, o el asesinato de lady Crawford?

– ?Por que cree que estamos aqui por el asesinato de lady Crawford? -pregunto Mayne con brusquedad.

– Solo se me ocurre que hayan venido por una de las dos razones, pues no creo que tengamos ningun otro asunto que tratar.

– Me temo que si -contesto Rayburn con voz grave y seria-. Digame, lord Surbrooke, ?a que hora abandono la fiesta de lord Exbury ayer por la noche?

– No estoy seguro, pero diria que alrededor de la una de la madrugada.

– ?Vino directo a su casa?

– Si.

– ?Y no volvio a salir?

Daniel titubeo una decima de segundo, durante la cual empujo a un lado su conciencia.

– No.

Y era cierto. Durante veinte minutos. Antes de salir para ir a la casa de Carolyn.

Mayne entrecerro los ojos con evidente desconfianza.

– Rayburn y yo lo vimos hablar con lady Margate en la fiesta.

Daniel reflexiono durante unos segundos y despues asintio con la cabeza.

– Intercambiamos unas cuantas frases de cortesia.

– ?Cual es su relacion con ella?

– Somos amigos.

– Sabemos, de varias fuentes, que hace apenas un ano eran algo mas.

– No es ningun secreto que Gwendolyn y yo vivimos un corto romance.

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