con incinerarla alli mismo.
El fuego que ardia en la chimenea inundaba la habitacion de un resplandor calido y dorado que se reflejaba en el cuerpo de Daniel en un cautivador juego de luces y sombras. Cuando llego junto a ella, Daniel la rodeo con sus brazos e inclino la cabeza. La sensacion de su cuerpo presionado contra el de ella, de su piel desnuda bajo las manos de Carolyn, que se deslizaban por su pecho para rodearle el cuello, hizo que Carolyn se sintiera mareada. Sus labios se encontraron y los de Carolyn se entreabrieron en un suspiro de placer. A diferencia de su ultimo beso, que habia sido frenetico y salvaje, aquel fue lento. Deliberado. Profundo. Embriagador. Y a Carolyn le flaquearon las rodillas.
Daniel levanto la cabeza terminando el beso con la misma lentitud con la que lo habia iniciado. Carolyn se quedo sin aliento, deseando mas. La mirada de Daniel brillaba con una intensidad que Carolyn no habia visto nunca antes, una intensidad que le hizo desear poder leer los pensamientos de Daniel. Una intensidad que encendio un temblor ardiente en su interior.
Daniel deslizo los dedos con suavidad por la mandibula de Carolyn y dijo en voz baja:
– Carolyn.
Ella, como respuesta, susurro la unica palabra que habia flotado en sus labios durante toda la noche.
– Daniel. -Entonces trago saliva y pregunto-: ?Que estas haciendo aqui?
– Esperandote. Y, por cierto, me ha parecido una eternidad. ?Donde estabas?
Una sonrisa avergonzada curvo un extremo de la boca de Carolyn.
– En el vestibulo.
Daniel recorrio su atuendo con la mirada.
– ?En camison?
– Te estaba esperando, pues confiaba en que tu «Te vere muy pronto» significara que nos veriamos esta noche. ?Como has entrado en mi dormitorio?
– No puedo contartelo. Despues de todo, un hombre tiene que tener sus secretos.
Al darse cuenta de que Daniel habia repetido las palabras exactas que ella le habia dicho antes, Carolyn le devolvio su misma respuesta.
– ?Te das cuenta de que me estas incitando a averiguarlo?
– Me encanta oirte decir que te incito. Te confesare que mi sistema de entrar esta relacionado con mi personaje de salteador de caminos. Y que el cierre del ventanal no funciona como deberia, aunque lo he arreglado mientras te esperaba.
Carolyn contemplo los ventanales, que comunicaban con un pequeno balcon.
– ?Has entrado por el balcon? ?Como has subido hasta la segunda planta?
– Como te he dicho, un hombre tiene que tener sus secretos, aunque te confesare que, cuando llegue iba vestido. Como no me querias contar que te pones para dormir, decidi averiguarlo por mi mismo. -Su ardiente mirada se deslizo por la puntilla de color crema que bordeaba los pechos de Carolyn-. Me gusta mucho. Y puestos a hacer revelaciones, he considerado que era justo que vieras lo que yo me pongo para dormir.
Carolyn deslizo la mirada por los fornidos hombros y el pecho de Daniel y se humedecio los labios.
– Me gusta mucho.
Carolyn deseaba apretarse contra el y volver a sentir la magia de sus besos, pero Daniel la cogio de la mano y la condujo hasta la cama. En lugar de echarla en esta, como Carolyn esperaba, cogio un paquete delgado de la mesilla de noche.
– Para ti.
– ?Otro regalo? -pregunto Carolyn, sorprendida y complacida al mismo tiempo.
Cogio el paquete que, por su forma y tamano, dedujo que era un libro. ?Santo cielo, el hecho de que se presentara en su dormitorio desnudo ya era suficiente regalo!
– Si no vas con cuidado, empezare a esperar un regalo cada vez que te vea-bromeo Carolyn.
– Para mi sera un placer dartelos.
– ?Lo abro ahora?
– Solo si quieres ver de que se trata.
Aunque le resultaba casi imposible concentrarse en nada que no fuera la desnudez de Daniel, Carolyn consiguio quitar la cinta y el papel de seda que envolvia el paquete y descubrio un libro encuadernado en piel y ligeramente usado. Deslizo el dedo por las letras doradas del titulo. Breve recopilacion de mitologia griega.
– Galatea le dijo al salteador de caminos que, en lugar de joyas, preferiria un libro del caballero en cuestion. Como tu me has regalado uno de tus libros, he creido apropiado regalarte uno de los mios. -Toco un trozo de cinta azul que sobresalia de las paginas-. He senalado las paginas que hablan de Galatea.
– Gracias.
– De nada. -Daniel curvo una de las comisuras de sus labios-. Aunque no es tan estimulante como el libro que tu me regalaste.
– Aun asi, lo guardare como un tesoro.
– Me alegro. -Daniel cogio el libro y lo dejo sobre la mesilla. -Y hablando de tesoros, ya va siendo hora de que el salteador de caminos coja su botin. -Cogio a Carolyn por la cintura y bajo la mirada por su cuerpo hasta los pies y volvio a subirla-. Estas maravillosa.
– Tu tambien.
– Solo que tu estas demasiado vestida.
– Ya me he dado cuenta. -Carolyn recorrio el pecho de Daniel con las manos-. ?Me ayudaras a corregirlo?
– Es la invitacion mas tentadora que he recibido nunca.
Mientras Daniel le desabrochaba el cinturon de la bata, Carolyn presiono los labios contra el centro de su pecho, cerro los ojos y respiro su aroma. Su olor, calido y limpio, con un toque de madera de sandalo y algodon almidonado, hizo que la cabeza le diera vueltas. Le hizo desear hundirse en su piel y no hacer nada mas que respirarlo.
Carolyn recorrio su pecho con sus besos absorbiendo el grave grunido de aprobacion de Daniel mientras el le quitaba la bata por los hombros. La bata cayo a los pies de Carolyn con un susurro de seda. A continuacion, Daniel deshizo con lentitud la trenza de Carolyn y deslizo las manos entre su pelo. Los dedos de ella siguieron el contorno del esculpido abdomen de Daniel y se apoyaron en la parte baja de su espalda. Cuando Carolyn lamio el pezon de Daniel, el solto un respingo.
Daniel irradiaba tension, demostrando que se estaba sometiendo a un estricto control, pues estaba decidido a no perder el autodominio. Por desgracia, o quiza por fortuna, Carolyn estaba igualmente decidida a hacerle perder ese dominio. De aquella forma suya que hacia que a el se le detuviera el corazon y se le encogieran las entranas.
– Me estas distrayendo de mi tarea-declaro Daniel, rozando el cuello de Carolyn con los labios.
– ?Y que tarea es esa?
– Desnudarte.
– ?Ooohhh…!
La voz de Carolyn se apago cuando Daniel le cubrio los pechos con las manos y excito sus pezones a traves de la seda de su camison. Entonces Daniel subio las manos y las introdujo por debajo de los finos tirantes del camison de Carolyn bajandoselos por los hombros. Carolyn contuvo el aliento. El fresco tejido recorrio la ardiente piel de Carolyn y se unio a la bata junto a sus tobillos.
– ?Maravilloso! -murmuro Daniel mientras recreaba su vista en el cuerpo de Carolyn.
Recorrio con suaves besos el cuello y la clavicula de Carolyn y bajo por su pecho, donde realizo lentos circulos con su lengua alrededor de su pezon. Le cubrio el otro pecho con una mano y bajo la otra por su columna vertebral hasta llegar a sus nalgas, donde rozo con sus dedos la sensible hendidura que las separaba.
Carolyn inhalo hondo y, cuando Daniel succiono su pezon con su calida boca, exhalo el aire en un largo gemido. Carolyn deslizo los dedos por el espeso pelo de Daniel mientras todo en su interior se aceleraba y palpitaba produciendole una tension enervante que exigia liberacion. Carolyn separo las piernas, una silenciosa invitacion a que el tocara su sexo humedo e hinchado. Pero Daniel, en lugar de hacerlo, siguio acariciando sus pechos y lamiendolos sin prisas mientras masajeaba sus nalgas.
Carolyn deslizo una mano entre ellos para tocar su miembro, pero Daniel levanto la cabeza y le agarro la mano.