Otra capa de tension se desvanecio.
– Excelente.
– Pero sepa que la unica razon de que se lo cuente a usted es porque no quiero causarle a Carolyn ningun problema. -Dio una rapida ojeada a Daniel-. Si tiene que elegir a alguien, me alegro de que sea usted.
– ?Por que razon?
– Porque es evidente que usted se preocupa por ella. Y ella se merece que alguien lo haga.
Daniel se mantuvo impasible, aunque le costo un gran esfuerzo. ?Maldicion, primero Matthew y ahora Jennsen! ?Desde cuando se habia vuelto tan transparente? ?Pues claro que se preocupaba por ella! La deseo desde la primera vez que la vio. Y aunque el razonamiento de Jennsen le molestaba un poco, valoraba su franqueza. De hecho penso que, siempre que se mantuviera alejado de Carolyn, era posible… quizas… a lo mejor, algun dia, podia caerle bien. Solo un poco.
Daniel carraspeo.
– En cuanto a lo de encontrar a la mujer adecuada, Jennsen, a pesar de todos los improperios que acaba de proferir hacia nosotros, me apuesto algo a que se enamorara de una inglesa. -Se le escapo una carcajada-. ?Que ironia!
Jennsen realizo un sonido de burla.
– Si es asi, puede usted apostar su trasero a que no sera una de esas mocosas estiradas de la alta sociedad. Preferiria casarme con una camarera.
– Sin embargo, en la fiesta de Matthew se fijo en la hermana de lady Wingate y, despues, en la misma lady Wingate.
– Ninguna de ellas es de la alta alcurnia.
Tras reflexionar durante unos segundos, Daniel le pregunto:
– ?Quiere que lo hagamos mas interesante?
– ?A que se refiere?
– Apuesto cincuenta libras a que se enamora de una mocosa estirada de la alta sociedad.
– ?Hecho! -exclamo Jennsen sin titubear ni un instante-. Seran las cincuenta libras que habre ganado mas facilmente en toda mi vida. ?Quiere hacerlo todavia mas interesante?
– ?Prefiere perder cien libras?
– ?Oh! No tengo la intencion de perder. Queria realizar otra apuesta de cincuenta libras. Apuesto a que tambien usted se enamorara de una joven de la alta sociedad.
Daniel se rio entre dientes. Como habia realizado una apuesta casi exacta con Matthew, ?por que no ganarla por partida doble? Jennsen no tenia forma de saber que, puesto que habia llegado a los treinta y tres anos sin haber caido en las redes del amor, era evidente que era inmune a estas. Aunque era posible que Carolyn hubiera conseguido robarle un pedacito de su intacto corazon, eso no significaba en absoluto que fuera su duena. O que el permitiera que ella lo encadenara. Como siempre, su corazon seguia siendo suyo, a pesar de la minuscula muesca que acababa de sufrir.
– ?Hecho! -Sonrio y se froto las manos-. ?Voy a disfrutar aligerandolo de sus cien libras, Jennsen!
Jennsen rio entre dientes y sacudio la cabeza.
– Eso no lo vera nunca. Yo nunca me enamorare de una joven de la alta sociedad y usted ya tiene el cuello en el lazo, Surbrooke. Y la mano del verdugo ya esta en la palanca de la trampilla. Aun asi, le deseo suerte.
Sin dejar de reir, Jennsen se alejo desapareciendo en el salon.
Daniel, enojado, aunque no sabia bien por que, contemplo el interior del salon a traves de los ventanales. Sus ojos encontraron a Carolyn y, como si ella hubiera sentido el peso de su mirada, se volvio hacia el. Sus miradas se encontraron a traves del cristal y, de repente, Daniel se sintio como si el suelo hubiera desaparecido bajo sus pies.
Tanto Matthew como Jennsen le habian deseado suerte y, de repente, tuvo el convencimiento de que la necesitaria.
Capitulo 18
Solo tenia una norma inquebrantable respecto a mis aventuras. Y ponia gran cuidado en no romperla: nunca permitia que mi corazon se viera involucrado en ellas. Esto solo me traeria dolor y desgracia y no queria ninguna de las dos cosas.
por una Dama Anonima
Vestida con un camison de color azul claro rematado con puntillas y con una bata a juego, Carolyn recorria de un extremo al otro el vestibulo de su casa. Se detuvo para contemplar el reloj que descansaba en la mesa del rincon. Acababan de dar las dos de la madrugada. Habia visto a Daniel por ultima vez hacia una hora, en el vestibulo de la casa de lord Exbury, cuando ella se iba de la fiesta. «Te vere muy pronto», murmuro el. Antes de que ella pudiera pedirle que le aclarara que significaba «muy pronto», Daniel desaparecio entre la multitud.
Esperando que significara que la veria mas tarde, aquella misma noche, nada mas llegar a casa Carolyn le indico a Nelson que se retirara, corrio a su dormitorio y se puso su mejor camison.
Durante la ultima media hora, se habia mantenido despierta en el vestibulo, esperando oir la campanilla de la verja que le indicara que el habia llegado.
Presiono sus manos contra su estomago para apaciguar sus nervios y la anticipacion acelero su respiracion. Se trataba de la misma expectacion que habia, alterado sus sentidos durante toda la noche. En la velada de los Exbury, habia pasado muy poco tiempo con Daniel. Habian bailado un vals durante el cual ella apenas habia podido pronunciar ni una palabra por el fuego que la consumia al sentir como el la desvestia con la mirada. Casi lo unico que pudo decir fue preguntarle si habia recibido su regalo. Los ojos de Daniel chispearon y contesto que si. Despues le dijo las palabras que habian ocupado su mente durante el resto de la velada: «Quiero darte todo eso, Carolyn. E incluso mas.»
Despues, solo compartieron una breve conversacion y muchas miradas a traves de la habitacion, terminando con su enigmatico: «Te vere muy pronto.»
Sin embargo, su falta de contacto no hizo mas que aumentar las ansias de Carolyn de estar con el. Durante la velada, habia sido dolorosamente consciente de su presencia en todo momento, siendo casi incapaz de concentrarse en nada ni en nadie aparte de el. Y se sintio mas que un poco celosa cada vez que una mujer exigio su atencion. Lady Walsh, lady Balsam y lady Margate, todas ellas mujeres hermosas.
Y ella deseo abofetearlas a todas.
Despues de recorrer el vestibulo durante otro cuarto de hora mas, Carolyn al final acepto la decepcionante realidad de que con «muy pronto» Daniel no quiso decir «mas tarde esta misma noche». Exhalo un suspiro, subio las escaleras y se dirigio a su dormitorio, aunque sabia que, aquella noche, le costaria dormir.
Entro en el dormitorio y cerro la puerta. Echo la cabeza hacia atras, cerro los ojos y apoyo los hombros en el panel de madera mientras todas las fibras de su ser luchaban entre echar de menos a Daniel y desear fervientemente no hacerlo. Al final, enderezo la cabeza con desgana y abrio los ojos. Y se quedo paralizada. Y miro con atencion…
A Daniel, quien estaba tumbado sobre su colcha, con la espalda apoyada en el cabezal de la cama, acomodado sobre sus cojines bordeados de puntilla y con los brazos cruzados de forma descuidada debajo de su cabeza.
Daniel, quien no llevaba nada puesto, salvo la piel.
Y quien, evidentemente, estaba muy contento de verla.
– Creo que deberias cerrar con llave -declaro Daniel con voz suave.
Carolyn, incapaz de apartar la vista de el, alargo el brazo hacia atras y hurgo en la cerradura. En cuanto oyo que se cerraba, Daniel se levanto de la cama con lentitud y se acerco a Carolyn recordandole a un pantera negra que hubiera avistado a su presa.
Carolyn no podria haberse movido ni haber hablado aunque le hubiera ido la vida en ello. Al verlo tan fuerte, musculoso y tan sumamente excitado, se le corto la respiracion. La pasion que despedia su mirada amenazaba