otros dos son, simplemente, nata sobre un pastel que ya esta glaseado.
– Siempre espero con ansia esas joyas cinicas de sabiduria que me regalas.
– Cualquier cinismo por mi parte esta fundado en la verdad pura y dura que extraigo de la aguda observacion de la naturaleza humana. Y es evidente que alguien tiene que bajarte a la tierra. -Lanzo a su amigo una mirada escrutadora-. ?Santo cielo, si practicamente… brillas!
– A esto se le llama felicidad.
– No entiendo que encadenarse a la misma mujer para toda la vida pueda producir otra sensacion que no sea nauseas y dispepsia.
– Lo dices porque no has conocido a la mujer adecuada.
– Claro que la he conocido, muchas veces.
– Con adecuada me refiero a una mujer con la que puedas compartir tu vida, no solo tu cama.
– ?Ah! Evidentemente, nuestras definiciones de «adecuada» difieren muchisimo.
– Hasta hace pocos meses habria estado de acuerdo contigo, pero ya no. Pensaras de distinta manera cuando te enamores.
– ?Estas borracho?
– En absoluto.
Daniel sacudio la cabeza.
– Mi querido ofuscado, engatusado y enamorado amigo, solo porque tu te hayas sumergido en el pegajoso lodazal del amor no significa que yo tambien vaya a caer en el.
– ?Ah! Pero en algun momento encontraras la horma de tu zapato pues, como he descubierto yo mismo, enamorarse hasta las cejas no es algo que planees o no planees. Simplemente, sucede.
– Quizas a ti si, pero yo soy un experto esquivando cualquier tipo de situacion desagradable.
– Incluidas las emociones complicadas y pegajosas…
– Exacto. Si no hubieras perdido la cabeza, todavia serias un buen partido en la sociedad.
– Si, y estaria desaprovechando la oportunidad de compartir mis dias y mis noches con la mujer mas maravillosa que he conocido nunca.
– ?Y donde esta tu maravillosa mujer? ?Por que no te mantiene ocupado evitando que me atormentes de esta manera?
– Esta charlando con lady Emily y lady Julianne. Sin duda, tramando alguna estratagema.
– Mis condolencias.
– Al contrario, encuentro que las estratagemas de Sarah son de lo mas entretenidas. Sobre todo una que me comento esta manana.
– ?Y en que consiste? -pregunto Daniel sin mucho interes.
– Consiste en que desea recibir una nota mia, una que solo indique una hora y un lugar.
– ?Santo cielo, las mujeres piden cosas de lo mas ridiculas! ?Por que extrana razon desea que le envies semejante nota?
– Para que podamos encontrarnos el dia y en el lugar acordados, donde yo… le recordare lo contenta que esta de ser mi mujer.
Esto llamo la atencion de Daniel, quien se volvio hacia su amigo.
– Interesante. ?Y de donde saco ella esa idea?
– De un libro que ha leido recientemente y que, por lo visto, es muy popular entre las damas. En el libro se mencionaba una nota de este tipo y ahora es el ultimo grito en la sociedad.
Daniel volvio a mirar a Carolyn y anadio con voz indiferente:
– Quiza tu esposa te ha sugerido este jueguecito porque se siente aburrida.
– Lo dudo. La mantengo bastante entretenida. Tu, por tu parte…
Matthew chasqueo la lengua.
– ?Que?
– ?Sabes siquiera como seducir a una mujer?
Daniel volvio a dirigir su atencion a su amigo, se inclino hacia el y lo olisqueo.
– ?Como es que no hueles a conac?
– Ya te lo he dicho, no estoy borracho. Al contrario, estoy perfectamente sobrio y hablo muy en serio. Es evidente que tienes mucha experiencia en la cama, pero ?alguna vez has tenido que esforzarte para acostarte con una mujer? Por lo que yo se, nunca has tenido que hacer otra cosa mas que hacerle senas con un dedo a una mujer para que haga lo que a ti se te antoje. Solo con una mirada a tu excepcionalmente hermosa cara y tu devastadora sonrisa y caen a tus pies como moscas.
Daniel parpadeo desconcertado. ?Maldicion! Claro que habia tenido que encandilar y convencer a las mujeres para que fueran sus amantes. ?Desde luego! Claro que habia tenido que incitarlas. ?En multiples ocasiones! En aquel momento no podia acordarse de cuando habia sucedido, pero eso no significaba que no hubiera ocurrido.
Lanzo una mirada airada a su amigo y declaro:
– Para mi es un misterio que este conversando contigo, pues ya tengo dos molestos hermanos pequenos.
En lugar de enojarse, Matthew sonrio ampliamente.
– Ninguno de ellos posee mi encanto. Ademas, por lo visto has olvidado que yo soy mayor que tu.
– Solo por dos semanas.
– Admito que se trata de un margen escaso, pero, aun asi, soy mayor que tu, lo cual te deja a ti en el papel de molesto hermano pequeno. Eres afortunado de que siempre te haya considerado un hermano.
– Si, asi es, exactamente, como me siento ahora mismo, afortunado. En cuanto a tu pregunta, desde luego que se como seducir a una mujer. Y, en cuanto consiga librarme de ti, tengo la intencion de ponerme a ello.
– No creo haberte visto nunca tan alterado. -Matthew se echo a reir y apoyo una mano en el hombro de su amigo-. ?Sabes una cosa? Algun dia me dara un enorme placer poder decirte «Ya te lo habia dicho», mientras te veo hundirte en el pegajoso lodazal.
– Te aseguro, con absoluta certeza, que eso no ocurrira jamas.
– ?Mmm! ?No existe un dicho acerca del orgullo que precede a la caida?
– Si, pero no es de aplicacion a este caso.
Matthew esbozo una sonrisita de suficiencia.
– No estoy de acuerdo. ?Quieres que lo hagamos mas interesante?
Daniel entrecerro los ojos.
– ?Como de interesante?
– Veinte libras a que estaras prometido antes de fin de ano.
Daniel lo contemplo sorprendido durante unos instantes. Entonces echo la cabeza hacia atras y rompio a reir.
– ?Desde luego! Pero, por favor, que sean cincuenta libras.
– Muy bien. Cincuenta libras.
Daniel sonrio ampliamente, extendio el brazo y se dieron la mano.
– Sera como quitarle un caramelo a un nino.
Los ojos de Matthew brillaron con diversion.
– Resulta evidente que nunca has intentado quitarle un caramelo a un nino. Te deseo suerte.
– Esas cincuenta libras es como si ya fueran mias.
– Ya lo veremos. Ahora, si me disculpas, voy a pedirle un baile a mi mujer.
Matthew se alejo riendose. Daniel se volvio hacia Carolyn y Jennsen, pero antes de que pudiera dar ni siquiera un paso, alguien disfrazado de Julio Cesar se interpuso en su camino.
– Habia oido decir que se disfrazaria de salteador de caminos, Surbrooke -declaro una voz masculina, grave, pastosa y con un deje de amargura que le resultaba familiar-. ?Que apropiado, teniendo en cuenta que me robo!
Daniel contuvo el impulso de apartarse de las oleadas de olor a conac que lord Tolliver le lanzaba con cada palabra que pronunciaba. Habia oido rumores de que el conde se habia dado a la bebida desde que fracaso su empresa naviera y, evidentemente, esos rumores eran ciertos.
– No tengo ni idea de lo que esta usted hablando, Tolliver.