hablaba con ese bastardo de Jennsen que estaba pendiente de cada una de sus palabras como si lo que saliera por sus labios fueran perlas de sabiduria. Esos labios preciosos y llenos. Que acababa de humedecerse justo en ese momento. Una rapida mirada a Jennsen confirmo que el tambien habia visto el gesto. Y le habia gustado lo que habia visto. Maldita sea.
?Cuanto tiempo mas duraria esa interminable cena?
– ?Y bien? -demando Matthew a Daniel en el instante que el ultimo invitado abandono la sala y se quedaron por fin solos.
– ?Y bien que? -pregunto Daniel, acomodandose en el sillon favorito de Matthew ante la chimenea y estirando las piernas.
Matthew intento reprimir la impaciencia de su voz, fracasando miserablemente.
– Ya sabes. ?Como fue tu conversacion con la senorita Moorehouse?
– Muy bien. ?Como fue la tuya con lady Julianne?
– De maravilla. ?Que averiguaste sobre la senorita Moorehouse?
– Pues un monton de cosas. ?Sabias que tiene un extraordinario talento para…?
– El dibujo. Si, lo se, Dime algo que no sepa.
– Bueno, iba a decir talento para la conversacion. Para conversar de verdad. No solo porque con ella se puede discutir de manera inteligente sobre una amplia variedad de temas, sino porque sabe escuchar. Con atencion. Como si lo que estuvieras diciendo captara todo su interes o fuera importante para ella.
Matthew estaba delante de la chimenea y apoyo el hombro contra la repisa. Una imagen de la senorita Moorehouse cuando esa misma tarde habian hablado en la terraza surgio en su mente: esos ojos enormes fijos en el, la cabeza ladeada como si escuchara sus palabras con suma atencion. Como si nada mas tuviese importancia.
– Si, lo he observado. ?Que mas?
– Le gusta observar a la gente. Nota pequenos detalles sobre las personas y las cosas. Me hizo un monton de preguntas sobre ti.
– ?Que tipo de preguntas?
– La mayoria sobre tu aficion por la jardineria. Es experta en el tema.
– ?Que le respondiste?
– Fui ambiguo, le dije que te apasionaba todo lo que tenia que ver con el aire libre. Una de dos, o se interesa en ti de manera romantica (lo que te avise que podia ocurrir) o sospecha de ti tras haberte visto con esa pala.
Pensar que la senorita Moorehouse albergara sentimientos romanticos por el no deberia haber provocado que lo atravesara una oleada de calor.
– ?Averiguaste alguna otra cosa? -pregunto Matthew.
– Le gusta cocinar y hornear utilizando hierbas de su jardin, el que debo decirte, es bastante extenso. ?Te conto algo sobre las hermanas Dutton?
Matthew nego con la cabeza.
– ?Quienes son?
– Son un par de hermanas entradas en anos que viven a una hora de camino de la casa de la senorita Moorehouse. Una esta casi ciega y la otra necesita baston para caminar. La senorita Moorehouse va a la casa de las Dutton todos los dias, haga el tiempo que haga, y les lleva una cesta de comida que ella misma ha preparado.
Matthew arqueo las cejas.
– ?Te ha contado eso?
– No. Me lo conto su hermana. Ademas anadio que la senorita Moorehouse se niega a aceptar dinero de las Dutton. Y que a menudo cocina para otras familias de la zona, en particular para una joven llamada Martha Brown que se quedo viuda hace seis meses. Ya tiene tres ninos pequenos y el cuarto llegara en un par de meses. Segun lady Wingate, la senorita Moorehouse es una valiosa ayuda para la senora Brown y adora a sus hijos.
La mirada de Matthew se perdio entre las llamas del fuego. Aunque no sabia nada de eso, no lo sorprendia. Describia a la senorita Moorehouse como un alma caritativa. Tampoco lo sorprendia que los destinatarios de su generosidad fueran personas que de alguna manera estaban en la ruina.
– Hay algo… en la senorita Moorehouse -dijo Daniel con suavidad-. No se como llamarlo. Estoy seguro de que la gente lleva comparandola con su hermana toda su vida, una situacion que llenaria de amargura a muchas mujeres. Pero ella, en vez de sentirse asi, parece haber desarrollado una especial compasion hacia la gente, en concreto hacia los menos afortunados.
– Si, yo tambien me he dado cuenta.
– Debo decir que es una cualidad particularmente atractiva, y muy inusual en las mujeres de nuestra clase social. Quiza sea tan especial precisamente porque no pertenece a nuestro circulo social.
Especial. Si. La habia descrito perfectamente.
– Es practica -continuo Daniel-. Franca, pero no de manera desagradable como lo es lady Gatesbourne. No me da verguenza admitir cuando me equivoco, y creo que estaba muy equivocado con respecto a la senorita Moorehouse. No solo no he descubierto ningun tipo de secreto oscuro, sino que incluso dudo que lo tenga. Lo cierto es que es un soplo de aire fresco. Entiendo que la encuentres tan interesante. A mi tambien me parece atractiva.
Matthew no queria definir como celos la sensacion que lo atraveso, pero no se le ocurria otra palabra. En realidad tuvo que apretar los dientes para no soltar las tres palabras que pugnaban por salir de su garganta.
«Ella es mia.»
Sacudio la cabeza y fruncio el ceno. Era ridiculo. Maldita sea, ?que le pasaba? No era suya. No la deseaba.
Pero en el instante que el ultimo pensamiento atraveso su mente, lo nego. Porque en verdad la deseaba, por Dios, era algo que no podia negarse por mas tiempo. Con una intensidad que lo aturdia. Lo que no le convenia en absoluto; simplemente no podia tenerla. No era la mujer a la que tenia que cortejar. Tenia, no, necesitaba enfocar la atencion en lady Julianne, una buena amiga de la senorita Moorehouse.
Maldicion.
Daniel entrelazo sus manos sobre el estomago y observo a Matthew desde su postura desgarbada.
– Jennsen tambien piensa que ella es un soplo de aire fresco.
Matthew cerro los punos.
– Si, lo he observado.
Daniel inclino la cabeza.
– Supongo que lo hiciste, dado que no apartaste la vista de mi lado de la mesa.
– Para ver que hacias con la senorita Moorehouse. Aunque vi que hablabas casi todo el tiempo con lady Wingate.
– Es una excelente fuente de informacion sobre su hermana. Ademas, no soy capaz de ignorar a una mujer bella, especialmente cuando esta sentada a mi lado. -Lo sondeo con la mirada-. Y hablando de la senorita Moorehouse, basandome en lo que observe cuando ella pensaba que no la miraba, ella parece… algo encaprichada. Prestarle mas atencion solo servira para que se haga falsas ilusiones.
Matthew fruncio el ceno. Parte de el sabia que Daniel estaba en lo cierto…, prestar mas atencion a la senorita Moorehouse era una perdida de tiempo. Pero incluso el simple hecho de pensar en no hacerlo le hacia sentir un gran peso en el pecho.
– Podrias romperle el corazon, Matthew -dijo Daniel quedamente-. Sin duda no desearas hacerlo.
– No. -Daniel tenia razon. Eso…, la atraccion o lo que fuera que sentia por ella debia pasar al olvido.
– Bueno. ?Me diras ahora como fue tu conversacion con lady Julianne?
Matthew intento apartar la imagen de la senorita Moorehouse de la mente.
– Maravillosa. Es hermosa, comedida, de naturaleza dulce y ama los animales.
– Y es una heredera -le recordo Daniel-. Parece perfecta.
– Y lo es.
– Espero que no tengas dudas sobre cortejarla en serio. ?Viste como la miraba Berwick? Esta prendado de ella.