era. ?Y la oleada de calor que lo habia atravesado? Podia parecer deseo, pero no era mas que pura irritacion. Y por supuesto no la estaba imaginando desnuda. Y mojada. Y derritiendose entre sus brazos.
Levantando una mano, se ajusto las gafas y fruncio el ceno.
– ?Lord Langston? ?Es usted?
Por Dios, esa mujer estaba como una cabra.
– Por supuesto que soy yo. ?Que estas haciendo aqui?
En vez de contestar a su pregunta, ella le lanzo otra.
– ?Por que te tapas la cara?
«?La cara?» Levanto una mano y se toco el olvidado panuelo. Con un gesto impaciente tiro con brusquedad de la tela y la miro desafiante.
– Ya no me la tapo. ?Que estas haciendo aqui? -pregunto de nuevo.
Ella alzo la barbilla.
– ?Que estas haciendo tu?
Sin apartar la mirada de ella, se acerco. Cuando estuvo directamente delante de Sarah, le silbo a Danforth, que inmediatamente se levanto y se coloco a su lado.
– Estoy trabajando en el jardin -le contesto con una voz perfectamente calmada.
Ella arqueo las cejas y senalo con un ademan de cabeza el cuchillo que el agarraba firmemente en una mano.
– ?De verdad? ?Que tipo de cuidado suministras con ese cuchillo? ?Sueles acuchillar a las flores nocturnas?
– ?Que estas haciendo con ese atizador? ?Buscando lena?
– Lo traje como medida de proteccion. Por si te has olvidado un hombre fue asesinado no muy lejos de aqui.
Un escalofrio de temor, anadido a la colera que sentia por que ella se hubiera atrevido a salir sola, lo atraveso.
– Claro que lo recuerdo, lo que hace que te vuelva a hacer la misma pregunta: ?que estas haciendo aqui?
– Dando un paseo, me gusta el aire de la noche.
El dio otro paso hacia ella. Sarah agrando los ojos pero no se aparto.
– ?Despues de banarte?
– Si. Aunque parezca mentira, el bano no me incapacita para caminar.
– Podias disfrutar del aire de la noche sin abandonar la comodidad de tu dormitorio -le dijo con su voz mas sedosa-. Solo bastaba con abrir las ventanas y recorrer la habitacion de un extremo a otro, sin arriesgarte a toparte con un asesino. O eres muy valiente o muy boba.
– Te aseguro que no soy tonta. He traido el atizador, y estaba dispuesta a usarlo -le lanzo una mirada airada-, y todavia lo estoy, si es necesario. Tambien sabia que si tu y
– ?Como sabias que
– Os vi desde la ventana. Ahora te toca a ti contestar a la pregunta que has ignorado. ?Que estabas haciendo con ese cuchillo?
– Lo llevo para protegerme de los intrusos.
– Tenia la impresion de que era una invitada, no una intrusa.
– Todos mis invitados estan durmiendo a estas horas.
– Y te opones a que anden por el jardin.
– Exacto.
– Entonces deberias escribir un manual de instrucciones para darselo a tus invitados, no sabia que tenia que estar en cama a una hora determinada.
– Lo del manual de instrucciones es una idea excelente. Incluire un capitulo en el que se indique expresamente que los invitados no deberan espiar al anfitrion.
– En ese caso, te sugeriria que agregaras tambien un capitulo en el que se deje bien claro que el anfitrion no debe mentir a los invitados.
– ?Estas admitiendo que me espiabas?
Ella vacilo, luego movio la cabeza asintiendo con tanta fuerza que las gafas se deslizaron hacia abajo.
– Si.
– ?Por que?
– Para averiguar por que me habias mentido.
– ?Y en que piensas exactamente que te he mentido?
– En la razon de que visites de noche el jardin. -Alzo la barbilla todavia mas-. Sea lo que fuere por lo que estes aqui, no tiene nada que ver con las plantas de floracion nocturna ni con cualquier otra cosa de jardineria.
– ?En que basas tal acusacion?
– Digame, milord, ?es en esta zona del jardin donde estan plantadas las tortlingers?
Matthew vacilo un instante, maldiciendose interiormente por no haber preguntado a Paul.
– No.
– ?Y las
– Tampoco. Como tu misma puedes ver, en esta zona del jardin solo hay una rosaleda.
Ja. Vale. Incluso el sabia lo suficiente sobre rosas para enganar a una autoproclamada experta en jardines.
– Entonces, ?las
– Obviamente.
– ?Estarias dispuesto a ensenarmelas?
– Por supuesto. Pero no ahora.
– ?Por que no?
– Porque ahora mismo pienso escoltarte hasta la casa y luego volvere a dedicarme a mis asuntos, sean los que sean.
– No haras eso, porque no pienso irme. Lo que vas a hacer es decirme exactamente que estabas haciendo aqui fuera. Sin mentiras.
– No me gusta que me llamen mentiroso, Sarah.
– Entonces te sugiero que dejes de mentir. -Ella hizo una dilatada pausa, luego anadio-: No existen ni las
– ?Perdon?
Ella repitio sus palabras, con lentitud, como si el fuera corto de mollera.
Matthew se quedo paralizado, luego sin ningun tipo de explicacion tuvo el deseo de echarse a reir. No de ella, sino de si mismo. Maldicion. Ella le habia dado cuerda y el se habia ahorcado como un tonto. No estaba seguro de si debia sentirse molesto, divertido o impresionado.
– Ya veo -dijo el, incapaz de ocultar su admiracion.
– Entonces seguro que ahora puedes ilustrarme con una extensa explicacion de tus visitas nocturnas al jardin.
– La verdad es que no. Lo que hago en mi propiedad no es asunto tuyo. El hecho de que nos hayamos visto desnudos no quiere decir que este obligado a darte explicaciones.
– Es asunto mio si pienso que hace varias noches estuviste cavando una tumba para el senor Willstone.
– ?Es eso lo que crees, Sarah? ?Que mate a Tom Willstone? -Antes de que ella pudiera contestarle, el se acerco un paso mas a ella-. Porque si yo le mate, sin duda alguna te daras cuenta de que no hay ninguna razon por la que no te mate a ti. -Se acerco un paso mas. Ahora estaban separados por menos de cincuenta centimetros-. Aqui y ahora.
Se miraron fijamente a los ojos y durante ese momento Sarah sintio como si le estuviera mirando directamente al alma.
– No creo que tu le mataras -dijo suavemente.
– ?De veras? Como has dicho antes, me viste con una pala y no hay ninguna excusa para las mentiras que te