– ?Como sabes lo de las Dutton y lo de Martha?
– Tu hermana se lo conto a lord Surbrooke, que a su vez me lo conto a mi. Eres muy amable al ayudarlas como lo haces.
– Son mis amigas. No tiene nada que ver con la amabilidad.
– Por el contrario, tiene mucho que ver. Tiene que ver con la decencia y la generosidad. La lealtad y la compasion. Son rasgos de tu personalidad, Sarah.
– Cualquiera haria eso…
– No, no lo haria. Solo las personas que son como tu, y todos los demas deberiamos estar agradecidos por eso. Pero lo que mas abunda en el mundo es el egoismo. No te enganes pensando que tener un corazon tierno no es un don especial y raro.
Un sentimiento calido la inundo ante sus palabras, y un rubor acalorado cubrio sus mejillas.
– Yo… no se que decir.
El le dirigio una mirada de reproche.
– Creo que ya hemos hablado sobre que se debe decir cuando se recibe un cumplido.
Si. Lo recordaba. Con total exactitud. Fue la tarde que habian tomado te en la terraza, y el le dijo que era una artista con mucho talento. Recordo el placer que sintio ante sus palabras. Unas palabras que le habia dicho antes de saber que el tendria que casarse en unas semanas. Casarse con una heredera.
Que lo mas probable era que fuera Julianne.
Ella trago saliva y luego asintio.
– En ese caso, gracias.
– De nada.
Sarah no pudo evitar mirarlo y quedar atrapada por su mirada. El calor la invadio al ser plenamente consciente del anhelo casi doloroso de tocarle. Consciente del abrumador deseo de que el la tocara. Y del deseo inutil de convertirse de repente en una heredera.
Por Dios, quiza despues de todo no podia hacerlo. No podia estar a solas con el y fingir que no lo deseaba y necesitaba. Que no sentia los deseos y las emociones que la recorrian de pies a cabeza.
Pero como su unica alternativa era levantarse de un salto y escapar corriendo por el camino, se obligo a mirar al agua. Y a decir algo que la ayudara a ahuyentar la repentina tension que sintio.
Doblando las rodillas, envolvio los brazos alrededor de los tobillos.
– Ya he compartido mi secreto. Ahora es tu turno.
– Si, supongo que lo es. ?Me prometes que no te reiras?
– Te lo prometo. -No me reire. No te tocare. No me permitire inutiles fantasias sobre cosas que no pueden suceder.
– Muy bien. Cuando tenia diez anos, sonaba, como supongo que hacen muchos chicos, con ser un pirata. Navegaria por los siete mares al mando de mi barco, luchando contra los infieles y atracando en los puertos mas exoticos.
Sorprendida y divertida, se giro hacia el. No sabia que habia esperado que le dijera, pero lo cierto es que no habia imaginado nada tan fantastico.
– ?Abordando barcos?
El miro al cielo en un claro gesto de pura exasperacion masculina.
– Por supuesto que abordando barcos. ?De que manera crees si no que los piratas obtienen sus botines? Queria ser pirata, no filantropo.
Una sonrisa asomo a los labios de Sarah.
– Por supuesto. Continua.
– Me di cuenta de que por desgracia pasarian muchos anos antes de que fuese lo suficientemente mayor para ser pirata, pero al estar no solo resuelto sino tambien impaciente, decidi que seria el pirata de Langston Manor, y este lago -extendio el brazo para abarcar el agua-, seria el mar que conquistaria.
»Me llame a mi mismo Tunante y me pase todo ese verano construyendo en secreto un barco pirata. Lo escondia en ese matorral. -Senalo con el menton hacia un area cubierta de vegetacion cerca del bosquecillo de olmos.
– ?Que tamano tenia ese barco? -pregunto Sarah.
– Un poco mas grande que yo. Supongo que algunos habrian dicho que se trataba de un bote de remos, pero seria alguien absolutamente carente de imaginacion.
Ella se mordio el interior de las mejillas para no reirse.
– Entiendo. ?Llegaste a terminar el bote?
– El barco -corrigio el con un tono muy serio-. Si, lo hice. Incluso coloque la figura de una sirena en la proa. Aunque no parecia una sirena… No se me daba demasiado bien hacer tallas y me cargue la cola de un tajo. Y la cabeza. Pero lo que quedo llego de sobra. -Matthew se puso a mirar el agua. Tras estirar las piernas, se apoyo en las manos y continuo-: El dia de mi viaje inaugural, me vesti con mis mejores galas de pirata, y lance el Botin del Tunante al lago. Verlo en la superficie del agua fue el mejor momento. La culminacion de meses de trabajo en secreto. Habia remado casi hasta el centro del poderoso mar cuando en mi barco se abrio una via de agua. Siendo como era un buen capitan, habia ido preparado para solucionar ese tipo de emergencias y me habia llevado un cubo. Comence a achicar agua, pero segundos mas tarde al Botin del Tunante le salio otra via. Luego otra. Y otra.
El se volvio hacia ella.
– Puedo deducir por tu expresion que te haces una idea de como acabo la historia.
Ella tuvo que esforzarse para mantener la cara seria.
– ?En el fondo del lago?
El solto un largo suspiro.
– Eso me temo. A pesar de todos mis heroicos esfuerzos por achicar agua, se hizo evidente rapidamente que tenia la batalla perdida. Por eso me puse de pie, salude, y como generaciones de capitanes antes que yo, me hundi con mi barco.
– Un valiente y noble proposito -le dijo con el tono mas serio que pudo lograr.
El se encogio de hombros.
– Era lo menos que podia hacer.
– ?Y el Botin del Tunante?
– Los restos estan en el fondo del lago. Junto con mis gafas, que perdi entre las vias diez y once. Mi padre no se mostro nada contento cuando llegue a casa con mis mejores galas destrozadas y sin gafas.
– ?Que le dijiste?
– Que habia sufrido un contratiempo en el lago. Lo que era cierto.
– No le hablaste de tu deseo de ser un pirata y abordar barcos.
– Jamas se lo he contado a nadie. -Matthew fruncio el ceno mientras la miraba-. Recuerda que me has prometido no reirte.
– No me estoy riendo -dijo Sarah, intentando por todos los medios que asi fuera-. Aunque debo decir que es dificil no hacerlo al imaginarte en un bote de remos lleno de vias, saludando y con el agua alrededor de la cintura.
– Barco -corrigio el alzando la nariz.
– Esta claro que abandonaste la idea de convertirte en pirata.
– Fue lo mejor. No resulte ser un buen pirata. Ni un buen constructor de barcos.
– Por lo menos sabias nadar.
– Si. Pero dejando eso aparte, el resto del episodio fue un desastre total.
– Ah, pero no lo fue. El que tu bote no resultara estar en buen estado para navegar, no le quita merito a tu exito.
– ?Exito? -Matthew se rio entre dientes-. Senorita, esta claro que te has perdido la parte de la historia donde me hundi con el barco.
– No es cierto. Tu exito radica en la determinacion para construir un bote y tu perseverancia en terminarlo. La mayoria de la gente ni siquiera lo hubiera intentado, ni mucho menos llevado a cabo. Y el logro culminante de tu exito fue el noble gesto de llegar hasta el final y hundirte con tu barco.
El asintio lentamente, luego dijo: