importaba que clase de plan hubiera tramado ella, no dejaria que lo llevara a cabo. Estaba mas resuelto que nunca a encontrar a otra mujer que apagara ese fuego indeseado que lady Emily provocaba. Esa misma noche.
Mas tranquilo ahora que habia tomado una decision, se acerco al escritorio, donde varias cartas captaron su atencion. Acababa de acomodarse en el sillon de cuero cuando oyo un golpe en la puerta.
– Adelante -dijo.
Adam Seaton, su hombre de confianza, entro en la estancia. Logan habia contratado a aquel hombre de treinta anos cuatro meses antes y hasta ahora estaba muy satisfecho con su trabajo. Era diligente pero tranquilo, organizado e inteligente, y seguia las instrucciones de Logan al pie de la letra. Una mirada a la cara de Adam le dijo que habia pasado algo grave.
– ?Que ha pasado? -pregunto, levantandose de golpe.
Adam se ajusto las gafas y luego se aclaro la garganta.
– Ha habido un incendio, senor. En los muelles. Me temo que El Marinero, asi como todo su cargamento, ha sido destruido.
– ?Y la tripulacion? -pregunto Logan con todos los musculos en tension.
Los rasgos de Adam se tensaron aun mas.
– Han muerto dos marineros de cubierta, senor. Y cinco mas, incluido el capitan, estan heridos, aunque, por fortuna, no de gravedad.
Logan sintio como si se hubiera convertido en piedra. El Marinero estaba cargado de mercancias y se esperaba que zarpara con la marea esa misma tarde. La perdida del barco y del cargamento le suponia un fuerte reves financiero, aunque podia sobreponerse a ello. Pero la perdida de vidas humanas… Maldita sea.
– ?Como se origino el fuego?
– Los miembros de la tripulacion que lograron escapar de las llamas dijeron que estas aparecieron por todas partes en cuestion de segundos, extendiendose con rapidez por todo el barco.
Logan entrecerro los ojos.
– ?Llamas por todas partes? Cualquier fuego tiene un origen… por lo menos al principio. A menos que algo inflamable, como queroseno, se haya usado para acelerar el proceso.
– Si, senor.
– El incendio ha sido provocado.
– Fue una declaracion, no una pregunta.
– Eso parece, senor.
– ?Hay mas barcos afectados?
– No, senor. Solo El Marinero.
Logan cavilo sobre eso durante varios segundos. Sus instintos le gritaban que aquello estaba relacionado con aquella sensacion de peligro que habia estado experimentando desde hacia dias. Aquello no era un accidente. Y el era el objetivo.
– Los hombres que murieron… ?como se llamaban?
Adam saco del bolsillo del chaleco el pequeno cuaderno de notas que siempre llevaba encima. Despues de hojear varias paginas le respondio:
– Billy Palmer y Christian Whitaker.
– ?Tienen familia?
Adam consulto de nuevo su libreta.
– Palmer no tenia familia. Whitaker deja esposa y una hija pequena.
A Logan se le retorcieron las entranas al pensar en que esa nina creceria sin su padre. Sabia demasiado bien lo que era criarse sin un padre. Y una mujer sola… Sin nadie que cuidara de ella. Tambien sabia muy bien lo que era aquello. No sabia que demonios estaba sucediendo, pero se iba a asegurar de que nadie mas resultase herido o muriese mientras trataba de averiguarlo.
Se sento y cogio papel y pluma.
– Organiza un entierro adecuado para esos dos hombres -le ordeno a Adam mientras escribia. -Quiero que los heridos reciban los mejores cuidados medicos y que sean compensados por los sueldos que no percibiran mientras estan convalecientes. Necesitare sus direcciones en cuanto sea posible y tambien la del senor Whitaker.
Adam arranco una pagina de su libreta y se la tendio a Logan.
– Aqui tiene, senor. Pense que las necesitaria.
Logan se lo agradecio con un gesto de cabeza, impresionado como siempre por la eficiencia de Adam. Casi siempre le resultaba desconcertante la manera en que aquel hombre se anticipaba a el. Parecia como si lo conociera desde hacia anos y no solo unos meses.
– Puedo enviar las cartas correspondientes o hacer las visitas pertinentes en su lugar, senor -dijo Adam.
– Gracias, pero no.
– Ya me he puesto en contacto con Lloyd's -continuo Adam. -No deberia haber ningun problema con el seguro.
Logan asintio con aire ausente. Aun no habia ordenado sus pensamientos lo suficiente para considerar eso.
Termino de escribir la nota con rapidez, luego la sello y se la entrego a Adam.
– Quiero que se la entregues personalmente a Gideon Mayne en Bow Street. Tiene que estar informado de esto.
– Si, senor. -Adam guardo la carta y el cuaderno de notas en el bolsillo del chaleco y se fue. Logan cruzo la estancia y se sirvio tres dedos de brandy, que se tomo de un solo trago. El licor bajo como fuego liquido por su garganta hasta el nudo que tenia en el estomago. Primero le seguia alguien, luego un intruso trataba de abordar uno de sus barcos, y ahora este desastre. Las cosas iban de mal en peor a un ritmo alarmante.
Y tenian que parar.
Ya.
Con aire sombrio dejo la copa vacia en la licorera y luego se encamino hacia la puerta para hacer las visitas. La senora Whitaker y su hija eran las primeras de la lista.
Cuando Emily llego a la fiesta de lord Teller esa noche, a la primera persona que busco fue a Carolyn, que estaba parada junto a una palmera con Daniel. Carolyn se habia puesto un precioso vestido del mismo tono de azul que sus ojos… ojos que parecian denotar cansancio. De hecho, mientras se acercaba a su amiga, la joven noto que Carolyn estaba mas palida y ojerosa. Y, aun asi, estaba sonriendo en respuesta a algo que le habia dicho su marido despues de tomar un sorbo de ponche.
– Me alegro de que estes de vuelta en Londres -dijo Daniel cuando Emily se unio a ellos. -Mi mujer ha echado de menos tu compania y las veladas de la Sociedad Literaria de Damas. -Le dirigio a Carolyn una calida sonrisa y una mirada radiante de amor, pero a Emily no le paso desapercibida la preocupacion que subyacia bajo ese gesto. -Estoy intentando descubrir de que fue la reunion de hoy, pero Carolyn ha estado muy callada.
– Oh, no creo que te interesara -dijo Emily con un gesto despectivo de la mano. -Cosas de chicas.
– Mmm. Matthew, Gideon y yo estamos pensando en crear nuestra propia Sociedad Literaria.
– ?Ah, si? ?Y que leeriais? -pregunto Emily.
– No creo que os interesara -bromeo el con el mismo gesto despectivo que ella habia hecho antes. -Cosas de hombres.
Carolyn apoyo la mano en la manga de Daniel.
– Apuesto lo que sea a que lograria persuadirte para que me contaras todos los secretos de vuestra Sociedad Literaria.
El ardor que brillo en los ojos de Daniel y la mirada intima que le brindo a su esposa hizo que Emily suspirara de pura envidia. Asi era como ella queria que la miraran. Todos los dias de su vida. Un hombre que la adorara. Y a quien ella tambien adoraria. Un hecho que solo servia para reforzar la necesidad de seguir con su plan, sin importar el riesgo que conllevara. Si ella se veia forzada a casarse por razones puramente economicas y no por amor, jamas conoceria lo que tanto Carolyn como Julianne y Sarah experimentaban cuando sus maridos las miraban con tal devocion y puro deseo en los ojos.
– No te contaria mis secretos con tanta facilidad, carino -dijo Daniel. -Te aseguro que te pasarias horas