cubierta por unas gafas, entre las manos. Era innegable el amor y la compasion que brillaban en los ojos de la joven. Logan vio que el nino parpadeaba para contener las lagrimas y sintio pena por el. Recordaba muy bien lo que era tener esa edad y controlar las ganas de llorar. Aparto la mirada con rapidez, sabiendo que el nino se sentiria mas avergonzado todavia si sospechaba que el habia notado su afliccion.

Miro entonces a Mary, que todavia trataba de desenredar las correas de aquellos juguetones perritos. Sintiendo que debia hacer algo, se dirigio hacia ella.

– ?Puedo ayudarte?

Mary le miro y sonrio, y Logan se encontro encandilado por aquel duendecillo que parecia una version infantil de su hermana.

– La verdad es que si -dijo ella. -Si puede sujetar a Romeo, intentare liberar a Julieta y a Ofelia.

Logan parpadeo y miro al escurridizo cachorro que meneaba la cola totalmente decidido a lamer algo. Cualquier cosa. Intentando ignorar la opresion que sintio en el pecho, se puso en cuclillas esperando poder ayudar en algo, pero en su lugar fue abordado inmediatamente por los otros dos cachorros que estaban aun mas resueltos que Romeo a pasar la lengua por lo que fuera.

– Perfecto -dijo Mary, poniendose en cuclillas a su lado mientras Romeo intentaba lamer la barbilla de Logan y los otros dos perros forcejeaban por subirse a sus rodillas. -Si los mantiene ocupados un momento, senor Jennsen, podre desenredar las correas.

Logan se reclino y miro a Romeo, que volvio a lamerle la barbilla con su lengua rosada.

– «Romeo, ?eres tu?» -Logan se aclaro la garganta y continuo con la cita: -«?Que luz es la que asoma por esa ventana?»

Mary levanto la mirada de su tarea.

– ?Le gusta Shakespeare, senor Jennsen?

– Si. Y, por los nombres de tus perritos, imagino que a ti tambien.

– Mucho. -Se acerco a el y le dijo en un susurro conspirador: -Por supuesto, no les he contado los tragicos finales que sufrieron los duenos de sus nombres.

– Buena idea -repuso Logan con otro susurro. -Sera mejor decirles que solo se tratan de personajes literarios.

Como su hermana, Mary sonreia con facilidad. A diferencia de esta, sin embargo, le sonreia a el.

– Y es lo que he hecho. Si bien esos personajes tuvieron tragicas muertes, al menos sus nombres son mejores que los que sugirio mi madre.

– ?De veras? ?Que nombres sugirio?

– Charlatan, Llorona y… -se inclino mas cerca - Meona.

Logan tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no echarse a reir.

– Creo que Romeo, Julieta y Ofelia han sido la mejor eleccion.

– Por supuesto. En especial cuando ellos no pueden evitar ladrar, gemir y hacer pis. Se suponen que eso es lo que hacen los perritos. -Solto un sonido de jubilo. -Por fin he conseguido desenredarlas. -Cogio un cachorro en cada brazo y se levanto. Logan, con Romeo bajo el brazo, hizo lo mismo.

Sois muy traviesos -les regano Mary. -Teneis mucha suerte de ser tan bonitos. -Senalo a Diminuta con la cabeza. -Ella es su madre, ?sabe?

Logan rasco a Romeo detras de las orejas y sonrio cuando el perro lo miro jadeante con ojos llenos de adoracion.

– Ya veo el parecido.

– Mi madre dice que dentro de poco tendremos que enviarlos al campo. Dice que no podemos tener cuatro perros del tamano de Diminuta en Londres, aunque Kenneth insiste en que los perritos no seran tan grandes como su madre porque su padre es un perro mas pequeno. -Miro a Logan con desconcierto. -No creo que eso importe, ?verdad?

El instinto de Logan le advirtio que ese era un tema espinoso y que deberia evitarlo como la peste.

– Bueno… no sabria decirte. Supongo que el tiempo lo dira.

– ?Ya estan desenredadas? -pregunto Emily detras de ellos.

Aliviado por la interrupcion, Logan se dio la vuelta. Lady Emily y Arthur se acercaban precedidos por Diminuta. Una mirada a la cara del nino dejo claro que al final habia roto a llorar. Algo parecio enternecerse en el pecho de Logan por aquel nino que habia intentado tan valientemente contener las lagrimas, y le brindo una sonrisa.

– Ten, Emily -dijo Mary dandole un cachorro. -Eres la unica que no lleva un perro.

Emily se acerco la pelota de pelusa a la cara y se rio cuando la perrita le dio un lametazo en la nariz.

– Tus besos resultan demasiado humedos, Ofelia… -murmuro.

– Esa es Julieta -dijo Mary. Dejo a Ofelia en el suelo, y la perrita echo a correr por el sendero. Mary la siguio corriendo, alcanzando con rapidez a su tia que iba un poco mas adelante con sus hermanos.

Logan estiro el brazo libre y palmeo la enorme cabeza de Diminuta.

– Acabo de conocer a tus cachorros -le dijo a la perra. -Tienes unos ninos muy animosos y muy guapos, senora.

Diminuta estaba claramente de acuerdo. Agitando la cola, olfateo carinosamente a Romeo y luego le dio a Logan un par de lametazos en el guante. Jennsen miro de reojo a Arthur. Notando que el nino todavia parecia algo afectado, miro directamente a los entranables ojos castanos de Diminuta y le dijo:

– Dame la pata, Diminuta.

Al instante, la perra le ofrecio su enorme pata, que Logan atrapo con facilidad y levanto un par de veces. Despues de soltarla, la rasco detras de las orejas, cosa que Diminuta agradecio con evidente deleite.

– Buena chica -murmuro. -Esta claro que lady Hombly no sabe estrechar la pata a un perro. -Se volvio hacia Arthur y le guino un ojo con aire conspirador. Sintio el peso de una mirada y se volvio hacia lady Emily. Ella le observaba con una extrana expresion en el rostro que el no pudo descifrar.

Arthur sorbio por la nariz, reclamando la atencion de Logan. El nino mostro su acuerdo.

– Hay que estirar la mano para cogerle la pata, como ha hecho usted -le dijo a Logan. -Todo el mundo lo sabe. Logan asintio con la cabeza.

– Si, pero… -El hombre se inclino para hablarle al oido: -Ya sabes como son las chicas algunas veces. -Se enderezo y le guino un ojo.

Arthur volvio a sorber por la nariz y luego se rio. Despues de poner los ojos en blanco le respondio:

– Oh, si, senor. Creame, lo se.

– Lo he oido -dijo lady Emily en tono seco.

– Oh, no me referia a ti -dijo Arthur, dandole una palmadita fraternal en el brazo. -No eres como las demas chicas.

Emily fruncio los labios, tamborileo los dedos en la barbilla y miro a su hermano con los ojos entrecerrados.

– Mmm… No estoy segura de si eso ha sido un cumplido o un insulto.

– Oh, ha sido un cumplido, Emmie. Ya lo sabes.

La brillante sonrisa de la joven rivalizo con el sol.

– Excelente. -Puso a Julieta en el suelo. -Sugiero que nos movamos antes de que perdamos de vista a los demas.

Logan dejo a Romeo en el suelo y los tres echaron a andar por el camino de grava con Arthur en el medio, cada uno sujetando la correa de su perro.

– ?Tiene hermanas, senor Jennsen? -pregunto Arthur.

– No. Y tampoco tengo hermanos. -Le sonrio al nino. -Soy hijo unico.

Emily mascullo algo que sono muy parecido a «Demos gracias a Dios por ello».

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