tampoco. Demonios, ahora sabia que se sentia al ser alcanzado por un rayo. El sabor y el contacto de ella estaba grabado de forma permanente en su mente, al igual que su respuesta hacia el. Y, por imprudente que pudiera resultar, sin duda volveria a ocurrir.

Ya se encargaria el de eso.

Capitulo 8

Morenas de Inglaterra, ?alegrense! En la fiesta de lord y lady Newtrebble, la popular y siempre acertada madame Larchmont le echo las cartas a cierto vizconde que busca esposa, y la tarotista predijo que la mujer destinada para ese buen partido que es lord Sutton sera una belleza de cabello oscuro. Una terrible decepcion para las bellezas rubias de esta temporada, pero esta claro que tendran que poner sus ojos en otra parte. Ahora queda una pregunta en el aire: ?Quien es esa dama morena con la que se casara lord Sutton?

De la pagina de sociedad del London Times.

La joven caminaba despacio hacia el. El ruido de sus pisadas quedaba amortiguado por la gruesa alfombra Axminster de su dormitorio, y sus caderas oscilaban con un ritmo sinuoso que aceleraba la respiracion de el y lo paralizaba. La expresion de la muchacha ya no era impasible, y su intencion resultaba inconfundible. Unos ojos oscuros del color del chocolate fundido brillaban con una luz maliciosamente sensual, y una media sonrisa de sirena curvaba las comisuras de sus gruesos labios. Su fina bata de color aguamarina flotaba alrededor de ella como una columna de seda de delicado brillo ribeteada con encaje marfil que a cada paso ofrecia burlones atisbos de las curvas voluptuosas que se hallaban debajo. El cabello le caia sobre los hombros y por la espalda hasta la cintura como una brillante cascada de espesos y brillantes rizos oscuros.

La muchacha se detuvo cuando les separaba una distancia inferior a la longitud de un brazo. Alargo las manos y las apoyo en el pecho desnudo de el, arrancandole un suave gemido de placer.

– Alexandra…

Colin trato de alcanzarla, pero le parecio que tenia un peso encima y no podia moverse. Con una seductora sonrisa, la joven se puso de puntillas, levanto el rostro y…

Le lamio la mejilla.

Frustrado, intento moverse una vez mas, desesperado por tocarla y besarla, pero unas manos invisibles le inmovilizaban los hombros. Ella le recompenso con otro humedo lameton en la mejilla. Estaba claro que necesitaba unas cuantas lecciones sobre el arte de besar. Colin tenia toda la cara mojada y, por Dios, tambien pegajosa…

Con un gemido, abrio los ojos, y se encontro mirando un negro hocico fofo y unos ojos de color marron oscuro muy abiertos.

– ?Que demonios…?

Sus palabras se vieron interrumpidas por el golpe de una gran lengua canina humeda contra su barbilla.

– ?Maldita sea!

Colin hizo una mueca de asco y trato de levantar el brazo para secarse la cara, pero el peso del monstruoso perro tumbado sobre su pecho lo inmovilizaba. Unas patas del tamano de bandejas clavaban sus hombros en la cama.

De repente cayo en la cuenta y entorno los parpados. A continuacion movio la cabeza sobre la almohada para evitar otro entusiasta beso perruno. A cambio, le arrojaron una lluvia caliente de aliento canino, seguido de un profundo y aspero ladrido.

– C. B. -murmuro, dedicandole una mirada enojada al enorme mastin de Nathan-. ?Como punetas has llegado aqui?

– Ha entrado conmigo -sono la voz profunda y familiar de Nathan, cerca de la ventana-. Por si no te has dado cuenta, esta exultante de alegria por verte.

Colin volvio la cabeza -la unica parte de su cuerpo que podia mover- y parpadeo ante la brillante luz del sol que entraba a raudales por la ventana.

La oleada inicial de felicidad al ver a su hermano quedo muy restringida por la carga que le aplastaba los pulmones y le clavaba al colchon.

– Por si no te has dado cuenta -mascullo entre dientes-, esta bestia pesa al menos un quintal.

Sus palabras se vieron recompensadas con otro golpe de lengua canina contra el cuello. Colin volvio a dedicarle a C. B. una mirada de colera.

– ?Para!

C. B. le miro con gesto de reproche y luego parecio sonreirle.

– Un poco mas de un quintal -dijo Nathan.

Otro beso perruno mojo el menton de Colin.

– ?Que el diablo se lo lleve! ?Para!

Con un fuerte empujon, consiguio salir de debajo del aplastante peso del perro y sentarse. A continuacion transfirio su colera a su hermano.

– Su aliento no huele precisamente a flores, ?sabes? ?Que le das de comer?

– Su ultimo tentempie ha sido esa bota -dijo Nathan, indicando el escritorio con un gesto de la cabeza.

Colin siguio la mirada de su hermano y apreto la mandibula al ver el cuero destrozado.

– Esas eran mi par favorito.

– No te preocupes, solo ha mordisqueado una de ellas.

– ?Que punetera suerte!

– Como recordaras, C. B. significa «Come Botas».

– No es probable que lo olvide, viendo el recuerdo que dejo la ultima vez en mis botas nuevas.

Nathan se aparto del alfeizar de la ventana, donde tenia apoyadas las caderas, y se acerco a la cama.

– Ya era hora de que despertases. Te decia en mi carta que tenia previsto llegar hoy y llevo media hora esperando.

– ?No se te ha ocurrido esperar en el salon?

– ?Madre mia, habia olvidado lo grunon que te pones cuando te acabas de despertar!

– No soy grunon. Es que estoy… sorprendido. Y cubierto de baba de perro que huele a bota -dijo mientras se pasaba los dedos por el pelo-. ?Que hora es?

– Casi las dos. Uno se pregunta que estuviste haciendo anoche para agotarte tanto -dijo Nathan con una sonrisa-. ?No estas contento de verme?

Colin trato de mantener su gesto cenudo, pero no lo consiguio del todo.

– Si que me alegro. Simplemente habria estado mas contento de verte dentro de una hora, cuando estuviese despierto, con la mente despejada y vestido.

Despues de coger su batin de seda de los pies de la cama -evitando por poco otro golpe de la lengua de C. B. -se puso la prenda, se ato el cordon y se levanto.

– Me alegro de verte, hermano.

Nathan estrecho su mano, y durante unos segundos Colin miro a su hermano a los ojos mientras lo invadia una emocion incontenible. A pesar de sus intereses diferentes, habian crecido muy unidos, un vinculo que se hizo aun mas fuerte cuando asumieron el peligroso deber de espiar a los franceses para la Corona. O que se hizo mas fuerte hasta que Colin cometio un terrible error y estuvo a punto de perder a Nathan.

El mismo sentimiento de culpa y remordimiento que experimentaba Colin cada vez que pensaba en ello lo asalto de nuevo, seguido primero de un impulso de gratitud, pues Nathan le habia perdonado que creyese que habia traicionado a su pais, y a continuacion de la verguenza que seguia sintiendo porque Nathan nunca dudo de el, ni siquiera cuando tuvo buenas razones para hacerlo. No, a diferencia de el, cuando su honradez se puso en duda, la confianza de Nathan en el fue absoluta. Inquebrantable. Incondicional.

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